Tinnitus o acúfenos, ruidos en el oído del anciano

En ocasiones es como un zumbido, susurro o silbido, otras veces asemeja al sonido del escape de un automóvil, del correr del agua o como si se tuviera la oreja pegada a una concha marina. En cualquiera de estos casos puede tratarse de un ruido pasajero o permanente, de baja o alta intensidad, el cual afecta a uno o los dos oídos.
Hablamos de tinnitus o acúfenos, condiciones que, aunque ya son muy conocidas de tiempo atrás, actualmente se presentan con más frecuencia, al parecer debido a dos factores: contaminación auditiva e incremento en la edad promedio de vida.
Por un lado, los niveles de ruido han aumentado en las grandes ciudades, tanto por el uso de máquinas y motores, como por costumbres y modas sociales adoptadas principalmente por jóvenes, quienes emplean sistemas que reproducen música en volúmenes muy altos y frecuentan sitios poco amables para el oído.
En el otro extremo se encuentran las personas de la tercera edad, quienes tienen una esperanza de vida cada vez mayor debido a logros notables en cuestión de salud pública, pero a la vez esta misma condición da pie al deterioro de su órgano auditivo por factores diversos que se acumulan con el paso del tiempo. Precisamente de este grupo nos ocuparemos en las siguientes líneas, a fin de saber cómo hacer frente a este problema del oído que puede llegar a ser muy molesto.
Sin origen definido
Los acúfenos son relativamente comunes y casi todas las personas los experimentan en forma leve al oír sonidos durante varios minutos. Empero, también son síntoma de casi todos los trastornos auditivos, como presencia de cuerpos extraños, exceso de cerumen (cera generada por el organismo para proteger el canal auditivo), golpes o perforación en el tímpano, además de padecimientos como otitis (infecciones de los oídos), otosclerosis (crecimiento anormal de huesos al interior del oído), enfermedad de Ménière (aparición súbita de ataques incapacitantes de náuseas y mareo) y pérdida de audición. Asimismo, pueden asociarse a anemia, tumores en la cabeza o ciertas formas de enfermedades cardiovasculares, como presión arterial baja o alta, oclusión de alguna de las dos arterias que se encuentran a los lados del cuello (carótidas) debido a, por ejemplo, golpes severos en esa parte del cuerpo, malformaciones de los vasos sanguíneos y aneurisma (dilatación de segmentos debilitados de las paredes de vasos capilares).
En tiempos recientes se ha descubierto que la mayoría de los acúfenos en ancianos se producen por daños ocasionados en las terminaciones del nervio auditivo localizadas en el oído interno (parte más profunda de este órgano), ya que el paso del tiempo genera ligero deterioro en ellas.
Es posible que la presencia de sonidos sea permanente o que aparezca ante situaciones bien definidas, como cuando se adopta alguna posición corporal determinada, después de realizar esfuerzo físico o ante variaciones de presión atmosférica, como al viajar en avión o carretera. Si los ruidos son muy intensos llegan a interferir con la capacidad para concentrarse o dormir, por lo que causan angustia.
Como puede apreciarse, el problema puede tener causas muy diversas, incluso indefinidas, de modo que se requerirá en todo caso de la ayuda de un especialista (otorrinolaringólogo) para realizar el diagnóstico preciso y saber cuáles serán las medidas a seguir.
Evaluación y tratamiento
Se debe buscar asistencia médica cuando los problemas auditivos sean persistentes y la causa sea desconocida, si llegan a afectar el estilo de vida o en caso de que los sonidos se acompañen de otros síntomas inexplicables, como dolor al interior del oído, mareo, cansancio o pérdida de la audición.
El otorrinolaringólogo suele elaborar un historial clínico para documentar a detalle las características de los ruidos que se perciben; esto es posible gracias a preguntas directas al paciente, como:
¿A qué se parece el sonido que percibe?
¿El ruido tiene ritmo?
¿Le afecta uno o ambos oídos?
¿Qué otros síntomas le aquejan
También suele practicarse un examen físico que se basa en una audiometría o prueba para evaluar la capacidad y pérdida auditiva, aunque también se llegan a realizar:
Radiografías.
Angiografía, que es un procedimiento en el que se inyecta al paciente una sustancia de contraste para observar la red sanguínea a través de un equipo de rayos X. Se efectúa cuando hay sospecha de un problema en venas o arterias.
Tomografía (sistema de rayos X que permite contar con imágenes complejas) y/o resonancia magnética de la cabeza (método para ver el interior del cuerpo humano en tres dimensiones a través del uso de campos magnéticos y ondas de radio).
El tratamiento es diferente en cada caso, y si hay una causa específica acúfenos pueden eliminarse cuando se suprime el mal que los produce. Sin embargo, en la mayoría de los casos no hay un tratamiento específico para eliminar los ruidos, por lo que el paciente debe aprender a tolerarlos.

Cuando el malestar es severo, se pueden administrar tranquilizantes y vasodilatadores (que ayudan a mejorar la circulación en vasos capilares) para que se suprima o disminuya el ruido, lo que llega a ser efectivo incluso cuando no se ha identificado la causa del malestar.

En amplia mayoría de los casos se reconoce que el tinnitus en personas de la tercera edad no puede erradicarse, y que su presencia se acompaña de pérdida de la audición, motivo por el que se debe prevenir el daño posterior a este sentido, siguiendo medidas como las siguientes:

Evitar la exposición a sonidos de gran intensidad.
Utilizar tapones u orejeras en situaciones donde pudiera presentarse daño a los oídos.
Mantener la presión sanguínea bajo control, ya que las variaciones afectan a nervios y vasos sanguíneos.
Erradicar de la dieta estimulantes del sistema nervioso (café, tabaco o alcohol) para evitar el aumento de la presión y frecuencia cardiaca.
Practicar ejercicio en forma periódica.
Descansar regularmente y evitar la fatiga.
Aprender a no preocuparse por los sonidos que se perciben y no dejar que su presencia influya en el estado anímico. Aunque se reconoce que esta situación es molesta, no pone en riesgo la vida.
Debido a que el ruido es especialmente perceptible y fastidioso en situaciones de máximo silencio, por ejemplo, antes de dormir o al relajarse para tratar de descansar, es posible disminuir las molestias mediante un sonido compensatorio, como el de un reloj o el de música a bajo volumen que haga el momento mucho más soportable.

También se ha observado que un audífono o prótesis auditiva puede beneficiar a pacientes con acúfenos, ya que el ruido disminuye o desaparece debido a que les permite mejor percepción del sonido ambiente. No obstante, debe quedar claro que al dejar de utilizar este aparato el ruido vuelve al nivel normal.

Para algunos puede servir el uso de un dispositivo conocido como enmascarador; se trata de un instrumento similar a un audífono que genera un sonido (ruido blanco) que cubre o anula los acúfenos. Algunas personas consideran que estos sonidos externos y artificiales son preferibles a los zumbidos y ruidos propios de su condición, sobre todo por las noches o cuando desean dedicarse a actividades silenciosas, como leer.

Muchos individuos también obtienen buenos resultados con la aplicación de técnicas para reeducar al oído, conocidas como terapia de recapacitación del tinnitus. El objetivo de este método, basado en ejercicios de concentración, es intentar que el paciente no preste demasiada atención a ruidos y zumbidos, sino que actúe de manera similar a como ocurre cuando comienza a llover: al principio todos percibimos el sonido de las gotas de agua cayendo sobre el tejado, pero después de algunos minutos el sonido pasa desapercibido y se olvida.

Finalmente, y ya que el órgano auditivo se encuentra íntimamente ligado al sistema nervioso, motivo por el que puede verse afectado por estados de ansiedad y aumentar la presencia de acúfenos, se puede alentar al paciente a someterse a la técnica biofeedback, método que le enseña a controlar las funciones de su organismo y a disminuir la tensión. También pueden ser útiles algunas técnicas de meditación y relajación para lograr un estado apacible, libre de estrés y presiones anímicas.

La vida con acúfenos no es imposible, y por fortuna existen alternativas que permiten mejorar la condición emocional de quienes los padecen. No hay por qué sentirse aislado o incomprendido, y en cambio pensar en que la mejor solución consiste en buscar ayuda especializada para superar su problema.