Crimea cumple dos semanas a oscuras, sometida a un apagón por Ucrania

La anexionada Crimea cumple dos semanas a oscuras en pleno invierno, con apenas dos o tres horas de luz al día en los hogares, después de que un grupo de radicales ucranianos dinamitara las torres de alta tensión que llevaban la electricidad a la península desde Ucrania.

La situación de los cerca de dos millones de personas que se quedaron el pasado 22 de noviembre sin luz se alivió tan sólo el pasado miércoles, cuando se puso en funcionamiento el primer tramo del «puente energético» que conecta la península con Rusia por el fondo del estrecho de Kerch.

El presidente ruso, Vladímir Putin, viajó al territorio anexionado en marzo de 2014 -semanas después de la revolución del Maidán en Kiev- para inaugurar la primera línea eléctrica submarina construida en tiempo récord a fin de garantizar la independencia energética de Crimea, que hasta ahora recibía toda su electricidad de Ucrania.

«Hasta la puesta en marcha del ‘puente energético’, la electricidad se suministraba a los hogares entre dos y seis horas diarias, según qué localidad», explicó este fin de semana el ministro de Energía ruso, Alexandr Novak.

Ahora, aseguró, gracias a los 200 megavatios que recibe la península a través del primer hilo de la línea submarina, las casas están conectadas a la luz entre cuatro y diez horas al día.

Moscú trabaja a marchas forzadas para conectar otros dos tramos de la línea de alta tensión antes del próximo 20 de diciembre, con lo que espera cubrir el 90 por ciento de las necesidades del territorio.

Las dos últimas torres que suministraban electricidad a Crimea y que se encuentran en la vecina región ucraniana de Jersón fueron dinamitadas por un grupo de nacionalistas después de que otras dos fueran inutilizadas días antes.

Aunque Kiev -obligado por contrato a dar electricidad a Crimea- negó cualquier responsabilidad en el apagón, tampoco hizo nada para reparar las cuatro torres, presionado por un grupo de activistas que abogan desde hace semanas por el bloqueo total de la península.

Horas después de la desconexión, tachada de «acto terrorista» por Moscú y criticada en Occidente, los radicales -en su mayoría tártaros que emigraron de Crimea tras la anexión rusa- se enfrentaron a las fuerzas del orden e impidieron que los técnicos accedieran a los postes de alta tensión (350.000 voltios) para reparar la avería.

El Gobierno ucraniano, por si fuera poco, no tardó en plegarse a las exigencias de los nacionalistas y al día siguiente del apagón suspendió todo el transporte de cargas entre Ucrania y la península.

Los defensores del bloqueo ya impedían desde el pasado mes de septiembre el paso de mercancías ucranianas al territorio anexionado por Rusia.

Mientras, el ministro de Interior ucraniano, Arsén Avákov, conocido por el tono elevado de sus discursos, fue más allá y propuso romper el contrato de suministro eléctrico con Crimea, pese a las contramedidas que podría tomar Rusia.

Ucrania, de hecho, ya sufre en sus propias carnes la desconexión de las cuatro torres de Jersón, ya que de ellas también se nutrían numerosas localidades de esa región limítrofe con Crimea, como reconoció ayer Ígor Kononenko, diputado del gubernamental Bloque de Petró Poroshenko.

El legislador por el partido del presidente ucraniano también advirtió de que si Rusia suspende la venta de carbón a su vecino, Ucrania sufrirá carencias de electricidad y calefacción en los meses más fríos del invierno.

«No quiero alarmar, pero si el invierno resulta frío y bajan mucho las temperaturas, todo el país puede sufrir cortes de electricidad», subrayó Kononenko.

La autoproclamada república popular de Donetsk, territorio minero ucraniano controlado por los separatistas prorrusos, ya suspendió la venta de carbón a Ucrania, provocando serios problemas a muchas centrales eléctricas ucranianas, construidas para funcionar exclusivamente con el carbón del Donbass.

El presidente del Sindicato Independiente de Mineros de Ucrania, Mijaíl Volínets, ha denunciado a medios locales que ya se han registrado explosiones en los hornos de algunas centrales eléctricas en los que se introdujo carbón procedente de otros países, como Sudáfrica.

«Cargan carbón gaseoso, con gran volumen da gases flotantes, y se producen explosiones», se quejó el sindicalista.

El primer ministro ucraniano, Arseni Yatseniuk, ha reconocido que el país ya sufre un gran déficit de carbón, mientras que el ministro de Energía ruso ha advertido de que Moscú se plantea suspender la venta de ese carburante a Ucrania.