Hollander escribe libro a la ciudad de México

«Formas de morir en México. Un recorrido temático sobre la muerte al estilo chilango» fue presentado en la FIL Guadalajara

El escritor y fotógrafo Kurt Hollander, nacido en Nueva York y radicado en México desde 1989, ha encontrado en las calles de la ciudad de México elementos insólitos que atentan silenciosamente contra la vida de los chilangos, que ahora retrata en el libro Formas de morir en México.

Un recorrido temático sobre la muerte al estilo chilango (Trilce, 2015), que se presenta el sábado 5 de diciembre en la FIL de Guadalajara, a las 13 horas. El libro se desarrolla a partir de cuatro ejes (aire, agua, alimento y alcohol) seleccionados por su directa relación con las principales enfermedades de los capitalinos (cardiovasculares, gástricas y hepáticas).

Junto a estos tópicos, se enmarca el proceso histórico y social de la muerte en México, las prácticas médicas en la actualidad, los cultos religiosos en torno a la muerte y los tediosos trámites que se deben superar tras un fallecimiento.

«No siempre estuve seguro de que iba a estar vivo. Llevo muchos años en México, desde el 89, no soy gringo ni mexicano, pero he estado viviendo en México el tiempo suficiente para ver cómo ha cambiado», dijo en conferencia de prensa el escritor que ha colaborado en medios como The Guardian, The New York Times y Los Ángeles Times. Añadió que el libro también retrata cómo ha cambiado la ciudad en los últimos 25 años.

«Viví en Nueva York, en un barrio de migrantes, pero con los años la zona repuntó, empezaron a llegar los turistas, los yupis, los jovenes que trabajaban en Wall Street, subieron las rentas, vi como se moría la cultura local de la ciudad», dijo. Tras esa experiencia, llegó a la ciudad de México.

«Aquí había cultura local, billares de hace 70 años, salones de cine que eran palacios, pero después, con el Tratado de Libre Comercio, vi la entrada de la comida chatarra, la entrada de las grandes supermercados, vi cómo la colonia condesa, un barrio de inmigrantes donde yo vivía muy tranquilo, con gente muy mixta, empezó a cambiar y empezó a cambiar como lo hizo Nueva York; fueron matando a las tienditas de la esquina».

Añadió que el libro es un canto de amor y una mentada de madre a la ciudad de México, porque tras enfermarse de salmonelosis en Perú, en México no pudo recuperarse, por el contrario, empeoró.

«Me dio colitis crónica, tuve 20 kilos menos, era un esqueleto, no me veía muy bien, pensé que me iba a morir.

La ciudad de Mexico es fuerte, pero si estás sano no te pasa nada, quizá sólo te quita unos años de tu vida y mueres de cáncer a los 70 años», dijo. Y sostuvo: «En la ciudad entendí que la cultura es una acumulación de estrategias de supervivencia, desde la música, el arte, la religión, la comida, todo nos sirve para manternos vivos.

La ciudad de México tiene una relación fuerte con la muerte. Es una mala combinación ser un gringo enfermo en México, vivir en México es una forma de eutanasia».

El volumen es una autobiografía del autor sobre su experiencia en el país, pero también ofrece una revisión histórica de la ciudad como un territorio de tradición lacustre; mira al pasado para documentar la transformación que sufrió la fluvial Tenochtitlan en manos de Cortés y el vertiginoso desarrollo tecnológico de la infraestructura que provee a la capital de su actual sistema de aguas.

En el capítulo «Aire», explora los riesgos que supone ser un deportista ocasional en una ciudad mermada por el esmog y los kilos de concreto.