Antibióticos con receta, cambio necesario

Durante la emergencia sanitaria provocada por la epidemia de influenza A(H1N1) quedó en evidencia que la autoprescripción es práctica sumamente popular en México, lo cual es muy peligroso si tomamos en cuenta que alto porcentaje de los diagnósticos relacionados con esta situación fueron tardíos. En efecto, mucha gente prefirió consumir antibióticos por su propia cuenta o por el consejo de un familiar, antes que consultar a un especialista.
Aunque es verdad que prácticamente todos los mexicanos hemos ido a la farmacia a comprar medicamento para combatir los molestos síntomas de un cuadro de tos, gripe o fiebre, hacer lo mismo ante una posible enfermedad infecciosa nos puede generar serio problema.
Debido a que todos los antibióticos tienen diferentes características, no debe utilizarse uno de amplio espectro (capaz de eliminar muchos microorganismos) cuando en realidad se necesita uno mucho más sencillo. Esto sucede muy a menudo, porque la gente prefiere ahorrarse la consulta médica, sin valorar que solamente el médico está capacitado para saber qué grado de complejidad tiene cierto padecimiento infeccioso y qué tipo de medicamento es el más recomendable.
Bacterias resistentes
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha sido enfática sobre este tema, y en los últimos meses ha lanzado campaña a nivel mundial para evitar la aparición de “supermicrobios”, los cuales podrían resistir la acción de todo tipo de fármacos y hacer que la humanidad retroceda a la época donde las infecciones más sencillas causaban la muerte de miles de personas.
Hay que destacar que las bacterias desarrollan resistencia a los antibióticos cuando no se toma la dosis adecuada de medicamento, no se completa el tratamiento o se elige un fármaco que no era el indicado para la infección, ya que esto favorece la supervivencia de microorganismos que pueden “comunicar” a otros (resistencia horizontal) o a su descendencia (resistencia vertical) la manera en que pueden combatir a las sustancias medicamentosas.
“Debemos tomar medidas urgentes para neutralizar la amenaza de este tipo de situaciones” ha dicho el Dr. David Heymann, director del Departamento de Enfermedades Infecciosas de la OMS. “Queremos hacer un llamado para que el mundo entero se movilice y haga mejor uso de estas poderosas armas antes de que retrocedamos a la era anterior a los antibióticos”, pues las bacterias están desarrollando resistencia incluso a dosis potentes, asevera el funcionario.
Es importante recordar que la OMS ha señalado que cada cierto tiempo surgen cepas de microbios más resistentes al efecto de los fármacos de última generación.
Es por ello que los pacientes deben cumplir con el tratamiento completo con un medicamento adecuado, a fin de eliminar del todo la infección e impedir que los microbios se adapten a él.
Si la gente se autoad-ministra antibióticos cuando no los necesita —para tratar infecciones virales como gripe o influenza A(H1N1), por ejemplo, ya que los antibióticos deben destinarse exclusivamente a erradicar bacterias —, no sólo continuará enfermo, sino que provocará que los microorganismos que se encuentran de forma natural en el cuerpo desarrollen resistencia y comiencen a propagarse.
Contra la negligencia
De acuerdo con los expertos de la OMS, muchos de los medicamentos nuevos pierden su eficacia poco después de ser puestos a la venta debido a la irresponsabilidad o falta de planificación en su uso. Un ejemplo muy claro sucedió recientemente en Estonia, Letonia, Rusia y China, donde más de 10% de los enfermos de tuberculosis se encuentran infectados por cepas resistentes a los dos fármacos más potentes con los que se cuenta.
“En Tailandia ya no surten efecto tres de los medicamentos comúnmente empleados contra la malaria, debido al aumento de la resistencia del microorganismo que ocasiona esta enfermedad. Aproximadamente 30% de los pacientes que toman lamivudina, que es fármaco recientemente desarrollado para tratar hepatitis B, presenta resistencia un año después de iniciado el tratamiento”, y todo se debe a su mal uso, sostienen voceros de la OMS.
Así pues, tenemos que emplear antimicrobianos de forma más generalizada, pero con mayor prudencia, señalan las autoridades sanitarias. “Antes, el tratamiento de la gonorrea era de bajo costo, pues bastaba una dosis de penicilina para curarla. Sin embargo, los países pobres dejaron de tratar a los enfermos y ahora 60% de estas infecciones son resistentes a varios medicamentos, lo que implica que los afectados deben ingerir fármacos especiales que, además de todo, son mucho más caros”, enfatiza el Dr. David Heymann.

Ley mexicana
Información difundida por la Secretaría de Salud (Ssa) indica que, en México, los antibióticos se ubican en el segundo lugar de ventas en farmacias, y que entre 40% y 60% se venden sin receta médica. Además de la resistencia que desarrollan los microorganismos, otro problema observado con frecuencia son las reacciones adversas a medicamentos (hasta en 40% de los usuarios).

Por si fuera poco, algunas estimaciones de la misma secretaría señalan que 70% de los pacientes con enfermedades respiratorias y diarreicas agudas recibe antibióticos como tratamiento, siendo que su uso se justifica sólo en 10 ó 15%.

No obstante, el problema más visible motivado por la autoprescripción de antibióticos surgió durante la contingencia sanitaria derivada de la epidemia del virus de la influenza A(H1N1), pues muchos de los casos de influenza se complicaron debido a un diagnóstico médico tardío y a que los pacientes acudieron al consejo de un familiar o de los empleados de las farmacias para resolver sus síntomas, casi siempre con antibióticos.

Por ello, las autoridades mexicanas han tomado cartas sobre el asunto y, de conformidad con la Ley General de Salud, se determinaron de lineamientos a los que está sujeta la venta y dispensación de antibióticos en el Diario Oficial de la Federación. Dicha normatividad se resume en los siguientes puntos:

1. La venta y surtido de antibióticos deberá llevarse a cabo única y exclusivamente contra la exhibición de la receta médica correspondiente. El médico deberá elaborar la prescripción con la denominación genérica del producto y, si lo desea, podrá indicar el nombre comercial. En el caso de medicamentos protegidos por patente no será exigible la inclusión de este dato.

2. Para garantizar lo dispuesto en el párrafo anterior, todo establecimiento que venda o dispense antibióticos al menudeo a usuarios y al público en general, deberá llevar registro donde se asienten los siguientes datos:

Fecha de adquisición.
Fecha de venta, surtido o desechamiento del antibiótico.
Nombre distintivo del antibiótico del que se trate y/o denominación genérica en caso necesario.
Presentación del antibiótico.
Cantidad adquirida, vendida, dispensada o desechada.
Nombre del médico que prescribe la receta, número de cédula profesional y domicilio. Esto aplicará cuando no sea retenida la receta, pues en caso contrario puede prescindirse de estos tres datos, pero deberá hacerse referencia a este hecho, mediante cifra consecutiva que correlacione el registro y la prescripción respectiva.
Finalmente, cabe señalar que el secretario de salud, Dr. José Ángel Córdova Villalobos, ha dicho que esta medida se extenderá al resto de las medicinas en los próximos años, con el objetivo de cumplir con lo establecido en el Reglamento de Insumos para la Salud.