¿Sabes usar un condón?

Hace poco leí que un gran porcentaje de los chavos que tienen su primera relación sexual no utilizan condón porque piensan que en esa ocasión no existe peligro de embarazo o de contraer alguna enfermedad, y eso me hizo reflexionar. Luego de tener varias horas el tema en la cabeza, lo sometí a discusión con mis amigos del equipo de básquetbol, justo cuando caminábamos de regreso a los vestidores. Las respuestas que escuché eran de no creerse, pero más sorprendente fue comprobar que una parte mayoritaria del equipo, incluyendo a titulares, banca y espontáneos, reconocieron luego de las bromas de rigor que no tenían claras las precauciones básicas a la hora de utilizar el preservativo. Por eso, y aunque algunos se burlaron, me tomé la libertad de regalarle a todos un folleto con información. Afortunadamente, nadie lo tiró.
No es que yo me considere un experto en la materia, sino que hace poco hablé con mi tío Joaquín, que conoce muy bien el asunto, cuando lo acompañé a una cita con algunas autoridades de la Secretaría de Salud. Debo decir que mi tío es responsable de la elaboración de algunos folletos educativos y, por eso, sabe de lo que habla.
“Manuel, ¿sabes que cada día se realizan en todo el mundo 100 millones de relaciones sexuales, y que de todas ellas aproximadamente un millón terminan en embarazos no deseados y cerca de medio millón producen una infección de transmisión sexual?”, me dijo en aquella ocasión mi tío, y me aseguró que todo ello se podría evitar si conociéramos el uso correcto del condón, masculino o femenino.
Información de veras
Una institución sumamente calificada para emitir opiniones relativas al condón y su seguridad es la famosa Administración de Alimentos y Medicinas de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés), la cual afirma que el condón reduce hasta 10 mil veces la transferencia de fluidos, y ello significa una disminución muy significativa de la transmisión, por ejemplo, del virus de inmunodeficiencia humana (VIH). Eso no lo sabían mis cuates del basquet, ni tampoco que los preservativos más distribuidos y utilizados en todo el mundo se fabrican con látex, que es sometido a pruebas de laboratorio establecidas en las regulaciones sanitarias internacionales y nacionales. Aunque en México se critica mucho a las autoridades sanitarias, mi tío Joaquín me dijo con gesto serio que hay muchas cosas que se hacen bien y que en el caso de la regulación de estos productos le consta que es así. Para convencerme, me pidió que leyera la carátula de un folleto azul que tenía en una carpeta:
“La Norma Oficial Mexicana establece las especificaciones sanitarias de los condones de hule látex, las condiciones de empaque y almacenamiento, y los métodos de prueba. Estas pruebas permiten detectar la presencia de defectos visibles u orificios no visibles en el condón, así como su resistencia.
“Para detectar orificios no visibles se introduce un volumen de agua (300 ml) y, transcurrido un minuto, se buscan fugas en las paredes del condón. Las pruebas de resistencia miden la tensión que soporta el condón, técnicamente llamada capacidad máxima de estiramiento, la cual debe llegar a 650% antes de que el condón se rompa. Otra prueba de resistencia física es determinar la fuerza al rompimiento aplicando una presión de aire calculada de acuerdo con el ancho del condón (entre 24 y 30 dm3 /min).”
“¿Te parece muy técnica la información?”, preguntó mi tío. “No, la verdad es que entiendo —contesté—, pero, ¿te digo algo? Mis amigos y los chavos en general se burlan de todo esto. A mí, por ejemplo, no me bajan de persignado y fresa. Dicen que joteo con eso del cuidado que hay que tener.
y bueno… la verdad es que a fin de cuentas cada quien su vida”.

“Tienes razón —me comentó con voz comprensiva—, no puedes andar por allí dando consejos pero, ¿sabes?, algo que puedes decirle a quienes quieran escucharte es que hay investigaciones que afirman que el uso correcto y constante del condón protege al usuario en 95% de contraer el VIH, y ni qué decir de quienes no se quieren convertir en padres adolescentes.”

Guía útil
No está de más decir que el uso constante y correcto del preservativo es una estrategia recomendada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para prevenir enfermedades y embarazos. Esto significa que hay que usarlo siempre, desde el inicio y hasta el final de cada relación sexual con penetración, ya sea anal, vaginal u oral, y seguir una serie de pasos para lograr una mayor eficacia:

El condón debe guardarse en un lugar fresco y seco. Prohibido meterlo en la cartera.
Se debe verificar que no hayan pasado más de tres años desde su fecha de fabricación.
Hay que observar que el empaque no esté roto y que al oprimirlo se forme una bolsa de aire.
Nunca debe abrirse con los dientes o con algún objeto punzocortante.
Mientras se coloca (con el pene erecto) se debe presionar la punta para sacar el aire.
Debe desenrollarse sin soltar la punta, hasta llegar a la base del pene.
No deben utilizarse cremas cosméticas ni vaselina como lubricantes, porque deterioran el preservativo. Lo indicado es usar gel soluble en agua (hidrosoluble).
Una vez que haya ocurrido la eyaculación, debe sujetarse el condón desde su base y retirarlo mientras el pene sigue erecto.
Hay que evitar que el fluido escurra fuera del condón.
¿Puede fallar?
Por un momento me puse del lado de los incrédulos y rechacé que las razones para contagiarse o tener un hijo no deseado se debieran al mal uso del condón.

Lo que sucede, respondió mi tío Joaquín, es que se debería usar siempre, pero no sucede así. “A eso agrégale que no siempre se usa desde el principio y hasta el final de la relación sexual, y que hay ocasiones en que no se coloca bien, se desliza y se sale del pene. Otra más es que puede romperse durante la relación, pero no por mala calidad, sino por la impericia del usuario”, me dijo el hermano de mi madre en tono académico.

—A ver, tío, hablas de la inconstancia y eso como que no me cuadra, y lo mismo en el caso del deslizamiento, que se me hace sumamente complicado que pueda ocurrir…

—Te equivocas, Manuel, porque si analizas las cosas mucha gente no cuenta con los recursos económicos para comprar siempre una tira de condones, y otros a veces lo usan y a veces no, por razones culturales o psicológicas.

Mi tío también me explicó que no todos tenemos la habilidad para manejar bien el condón, sobre todo si no se tiene práctica. Además, se sabe que el deslizamiento y la ruptura del preservativo se deben a un error en la colocación y, en menor medida, al tamaño o grosor del pene en relación con el tamaño del preservativo.

“Aunque pocos hablan de esto —dijo con toda naturalidad mi pariente—, cada vez son más frecuentes las relaciones anales y en esa zona hay mayor fricción que en las paredes vaginales. Si es el caso, basta con agregar lubricante hidrosoluble en esa zona o por fuera del condón, después de que se ha colocado.”

—Oye, ¿me puedes regalar unos folletos?

—¡Claro! ¿Cuántos amigos tienes?

—No son muchos, pero igual los reparto con mis compañeros de equipo, en el salón y en toda la escuela.

—Llévate una caja completa, para eso son. ¿Qué te parece?

Por supuesto, accedí y me dediqué a repartir los trípticos. Me dio un poco de pena cuando di los primeros, sobre todo entre las chicas, pero igual me dejó tranquilo que no me lo tomaron a mal y que leyeron el contenido con atención. Je, fue mi buena labor de la semana.