Guía de medicamentos, para evitar confusiones

Antibióticos, mucolíticos, antihistamínicos, laxantes, anal- gésicos, broncodilatadores o antisépticos son comunes en el botiquín de primeros auxilios de casa. Sin embargo, se suele confundir la acción terapéutica de las medicinas y hasta sus nombres genéricos o comerciales, lo que puede ser contraproducente para la salud, llegando a causar pérdida de eficacia del fármaco o, incluso, reacciones alérgicas a medicamentos. Evita estas complicaciones consultando la siguiente guía de medicamentos. A fin de elegir el fármaco adecuado, considera la siguiente guía explicativa de los grupos de medicinas más comunes en el mercado. Recuerda que la automedi-cación no debe tomarse a la ligera y ninguna de estas recomendaciones sustituye la revisión del médico:
Tienen la capacidad de aliviar el dolor producido por golpes, heridas, torceduras, quemaduras o enfermedades como bronquitis, gripe o resfriado, entre otras causas, debido a que bloquean los impulsos en las terminaciones nerviosas.
Existen 2 tipos de analgé-sicos: opiáceos, que son utilizados para molestias tan intensas como las que genera el cáncer (no pueden ser automedicados), y no opiá-ceos o de libre acceso, como ácido acetilsalicílico, ibupro-feno, dipirona y paracetamol, que poseen diversaspropie-dades antiinflamatorias y ayudan a disminuir irritación y fiebre. Otras sustancias que no se consideran analgési-cos, pero calman el dolor de-bido a que eliminan su causa son el naproxeno (antiinfla-matorio), benzocaína y lido-caína (anestésicos) y cafeína (estimulante que incrementa los efectos de un analgésico). Estos tipos de medicamentos están contraindi-cados en personas con trastornos estomacales, problemas de coagulación o insuficiencia renal. Además, se debe consultar al médico antes de dar ácido acetilsa-licílico o ibuprofeno a niños (el ácido acetilsalicílico puede causar mortal afección llamada Síndrome de Reye), embarazadas o personas con alergia.
Ansiolíticos e hipnóticos
Empleados para conciliar el sueño, los ansiolíticos e hipnóticos más comunes son las benzodiazepinas, que tienen la propiedad de reducir la tensión emocional, ansiedad y nerviosismo. Su administración requiere control médico; suelen prescribirse durante periodos breves y do-sis mínima eficaz a fin de evitar efectos a corto plazo, como somnolencia. Además, no se deben combinar con bebidas alcohólicas ni con medicamentos que actúen sobre el sistema nervioso.
Para prevenir accidentes, no se sugiere el uso de estos fármacos a conductores u operadores de maquinaria, tampoco se aconsejan a embarazadas, pacientes con enfermedades respiratorias crónicas (pueden sufrir paro respiratorio), personas con apnea o ronquidos (la relajación excesiva de los tejidos de la garganta puede empeorar su problema e impedir la respiración al dormir). Combaten agruras (sensación de sabor agrio), ardor en el estómago y zona media del pecho, debido a que neutralizan la producción excesiva de ácido clorhídrico en el estómago, lo que comúnmente se debe al consumo de alimentos irritantes y muy condimentados, nerviosismo y estrés. Las sustancias más utilizadas con este propósito son los hidróxidos de aluminio y magnesio. Otros antiáci-dos utilizados con frecuencia son la cimetidina, ranitidina, famotidina u omeprazol. Co-mo contraindicaciones de las medicinas se señala que los preparados de aluminio y magnesio pueden interferir con otros fármacos si se ingieren al mismo tiempo; asimismo, estos productos no se recomiendan a embarazadas. Derivados de los hongos como Penicillium o producidos en el laboratorio, son capaces de interferir los procesos vitales de bacterias causantes de infecciones. Agrupan, entre otras sustancias, a las sulfamidas, penicilinas, cefalosporinas, ami-noglucósidos.

Existen en cremas de aplicación local, pero se utilizan principalmente en inyectables o en presentaciones vía oral. Para garantizar su eficacia, es importante el estricto cumplimiento de la prescripción médica.

No se aconseja su automedicación, pues pueden provocar reacciones alérgicas a medicamentos y no son efectivos en el tratamiento de infecciones por virus. Asimismo, tomar antibióticos sin control puede fortalecer y hacer inmunes a grupos o cepas de bacterias y dificultar su eliminación. Cabe señalar que las tetraciclinas no deben emplearse en menores de 8 años ni embarazadas.

Antidiarreicos
Controlan las evacuaciones frecuentes y acuosas que suelen estar acompañadas de dolor, debilidad, náuseas, vómitos, espasmos abdominales, fiebre o pérdida de apetito.

La diarrea es sólo un síntoma que puede tener su origen en la dieta, infecciones gastrointestinales, uso de algunos medicamentos, enfermedades crónicas o estrés y su tratamiento fundamental dependerá de la causa.

Los antidiarreicos vuelven más lentos los movimientos del intestino, dan mayor consistencia a las deposiciones y detienen la pérdida de agua y nutrientes. Sin embargo, se deben evitar durante el embarazo y en casos de diarrea infecciosa grave o amebiasis. Si existe enfermedad hepática de consideración, se deben usar bajo prescripción médica, pues estos productos son procesados por el hígado y pueden ser contraproducentes.

Antigripales
Fármacos que contienen analgésicos, antihistamínicos, antitusivos y estimulantes en distintas combinaciones y proporciones. Su objetivo es reducir los molestos síntomas de resfriados comunes y gripe.

Se toman en forma oral varias veces al día, dependiendo de su fórmula; algunos se administran cada 6 horas, otros cada 8 y aquellos conocidos como «medicamentos de acción prolongada», cada 12.

Por ser combinación de diferentes tipos de medicamentos, la ingesta de antigripales debe consultarse con el médico, sobre todo en caso de que los requieran embarazadas o niños. También debe considerarse que algunos de estos productos pueden causar somnolencia, por lo que llegan a interferir en el desempeño laboral o escolar.

Antihistamínicos
Controlan reacciones alérgicas (aquellas en que el sistema inmunológico reacciona de manera exagerada cuando un elemento nocivo o alérgeno se introduce al organismo por vías respiratorias, tracto digestivo, piel o mucosas).

Congestión y escurrimiento nasal, lagrimeo, estornudos, inflamación de la piel, ronchas, comezón, mareo, dolor de cabeza o diarrea son reacciones debidas a la producción de histamina. La función de los antihistamínicos consiste en neutralizar, destruir o impedir la producción de esta sustancia.

Su uso debe ser vigilado por un médico, ya que requiere tratamiento integral para evitar al alérgeno, algunos de estos productos generan somnolencia y no se recomienda ingerirlos durante el embarazo.

Antiinflamatorios
Medicamentos contra el dolor, hinchazón, enrojecimiento y calentamiento en la zona afectada por golpes, heridas, sustancias químicas o infecciones generadas por microorganismos.

Se administran vía oral o tópica, por ejemplo: naproxeno, meloxicam, nimesulida y diclofenaco, además de analgésicos como ibuprofeno, ácido acetilsalicílico y paracetamol. Se emplean en el tratamiento de golpes ocasionados en la práctica deportiva, lesiones ocurridas en casa o el trabajo debido a accidentes y para aliviar las molestias ocasionadas por padecimientos reumáticos.

Los antiinflamatorios de tipo oral se contraindican a personas con trastornos del aparato digestivo, problemas de coagulación o insuficiencia renal; los tópicos se deben evitar cuando hay reacción alérgica. Antes de dar ibuprofeno o ácido acetilsalicílico a embarazadas o niños, se debe consultar al médico.

Antimicóticos
Alivian infecciones por hongos como pie de atleta (tiña de los pies), que causa comezón, piel cuarteada, mal olor y, en ocasiones, pequeñas ampollas.

Estos síntomas pueden aliviarse gracias a antimicóticos en crema, los cuales deben ser empleados de manera responsable y constante (generalmente se recomienda aplicarlos dos veces al día durante varias semanas, luego de limpiar y secar perfectamente la zona afectada) debido a que existen varias formas de esta enfermedad y, en ocasiones, se necesita tratamiento particular.

El uso incorrecto de antimicóticos puede empeorar la enfermedad, pues los hongos invasores llegan a generar resistencia.

Antipiréticos
Disminuyen la fiebre mayor a 37ºC al activar ciertos mecanismos del hipotálamo (parte del cerebro responsable de regular la temperatura corporal). Entre los más empleados se encuentran el ácido acetilsalicílico (prohibido para niños, ya que incrementa el riesgo de sufrir Síndrome de Reye), ibuprofeno y paracetamol, que también tienen propiedades analgésicas y, en el caso de los dos primeros, antiinflamatorias.

Aunque la administración de antipiréticos suele ser segura, se recomienda tomar algunas medidas para evitar efectos desagradables: su consumo debe ser con agua y no con refrescos, café o bebidas alcohólicas, ya que pueden generar daños en el hígado. Asimismo, las personas con gastritis, colitis o úlceras gástrica y duodenal deben tomar sólo aquellos que sean inofensivos con la mucosa del estómago, como el paracetamol.

Se debe consultar al médico antes de suministrar productos con ácido acetilsalicílico o ibuprofeno a mujeres embarazadas.

Antisépticos
Soluciones que eliminan o impiden el crecimiento de algunos tipos de bacterias que se encuentran en la piel y en membranas mucosas; útiles en elbotiquín de primeros auxilios para desinfectar heridas leves, raspones y cortaduras y prevenir infecciones en la piel.

Antisépticos tradicionales, como alcohol y cloruro de benzalconio en alta concentración (0.13%) se aplican alrededor de la herida a fin de no lastimar más los tejidos, en tanto que los formulados con yodo o a base del mismo cloruro de benzalconio en baja dosis (0.02%) pueden emplearse directamente en la lesión, aunque con discreción para no interferir el trabajo de regeneración que realiza el organismo.

Estos productos no son adecuados para limpiar objetos como tijeras, guantes, agujas y navajas, ya que, aún al sumergirlos, conservan impurezas y microorganismos.

Antitusivos o antitusígenos
Ayudan a aminorar la tos (mecanismo de defensa frente a infección ocasionada por microorganismos, alergia o irritación). Algunos, como la codeína, adormecen las terminaciones nerviosas de laringe y faringe, por lo que disminuyen el malestar, pero su uso debe ser limitado pues puede causar adicción similar al opio.

Por su parte, el dextrometorfano aminora la sensibilidad a estímulos que pudieran generar este síntoma. Los antitusivos deben emplearse de forma moderada y bajo prescripción médica, sobre todo en caso de embarazo.

Broncodilatadores
Medicamentos que abren los bronquios (estructuras pulmonares a través de las que circula el aire). Se utilizan en el tratamiento de asma, bronquitis o enfisema (destrucción de paredes de los alvéolos o sacos diminutos que contienen el aire). Alivian síntomas como jadeo, falta de aliento o tos, y restauran la capacidad del paciente para respirar normalmente.

Productos como el albuterol influyen en la zona del sistema nervioso que regula la dilatación de los tubos bronquiales. Otros, como la teofilina, logran la relajación de los músculos contraídos de las vías respiratorias.

Muchos broncodilatadores se inhalan por la boca, en especial los que proporcionan alivio inmediato a ataques de asma; otros se toman por vía oral y algunos se inyectan vía subcutánea.

Pacientes tratados con broncodilatadores deben evitar el uso de otros medicamentos para aliviar los mismos síntomas, salvo que el médico lo indique.

Expectorantes
A diferencia de los mucolíticos, los expectorantes no inhiben la producción de moco, sino que facilitan la expulsión de flemas, tanto en niños como en adultos. Tienen distintas presentaciones (jarabe, grageas, caramelos, cápsulas, tabletas o perlas) y suelen contraindicarse durante el embarazo o a personas con alergia a la fórmula.

Pueden ser de acción directa cuando refrescan vías respiratorias, disminuyen irritación en garganta y facilitan la expulsión de flemas (como ocurre con bálsamos y esencias de tolú, eucalipto, gomenol y pino), o de acción refleja: estimulan las glándulas mucosas bronquiales y aumentan la producción de líquido en el tracto respiratorio para hacer más fluidas las secreciones espesas (por ejemplo, cloruro amónico, guaifenesina, guayacolato de glicerilo, difenhidramina, bromhexina y ambroxol).

Laxantes
Facilitan el vaciado de las heces en caso de estreñimiento al aumentar el contenido del intestino, estimular los movimientos de este órgano, incrementar el volumen de agua de los residuos o actuar como lubricantes.

Deben emplearse durante lapsos cortos hasta normalizar las evacuaciones. Los laxantes son sólo una ayuda para lograr adecuadas deposiciones. Las contraindicaciones de las medicinas de este tipo señalan que su uso continuo puede volver perezoso al intestino e impedir la absorción de nutrientes y otros fármacos, si se toman juntos. No se recomiendan a embarazadas.

Mucolíticos
Medicamentos que inhiben o reducen la generación de moco, se emplean en el tratamiento de infecciones respiratorias en donde las secreciones dificultan la circulación de aire.

Los mucolíticos actúan sobre las células que generan el moco, pueden ser empleados por niños o adultos bajo prescripción médica. Generalmente se toman 3 veces al día.

Entre las contraindicaciones de medicinas en el embarazo se encuentran muchos mucolíticos, por lo que su ingesta debe ser controlada por un médico.

Recomendaciones para todos los tipos de medicamentos
Aunque muchos de los productos de esta guía de medicamentos son de libre venta, la supervisión en el tratamiento de enfermedades debe correr a cargo de especialistas de la salud. Asimismo, verifica la acción terapéutica de las medicinas antes de consumirlas.

Recuerda que todo síntoma o padecimiento que, a pesar de la administración de fármacos, no presente mejoría dentro de las siguientes 48 horas, en promedio (medio día en caso de diarrea abundante), requerirá atención médica.