Un rostro más luminoso en invierno

Las manchas en la piel afectan a muchísimas mujeres. Sobre todo después del verano en donde la exposición al sol es inevitable y es el momento de mayor estímulo para su formación (las radiaciones ultravioletas aumentan la producción de melanina). La buena noticia es que durante la época de frío se pueden tratar, borrar e incorporar una serie de hábitos preventivos, que ayudan a emparejar el tono de la piel y devolverle la luminosidad perdida.

De todas formas, hay que saber que existen otros factores que las desencadenan: envejecimiento, embarazo, desórdenes endocrinológicos, quemaduras de segundo grado y algunos medicamentos. Y es importante conocerlas bien, para poder diferenciarlas:

• Melasma: es la más común en mujeres de piel morena y se presenta de color marrón oscuro con bordes irregulares. En general, aparece sobre los pómulos y arriba del bozo. A menudo se da durante el embarazo (por cambios hormonales), también debido a la ingesta de anticonceptivos y por la exposición al sol (que intensifica las lesiones).

• Lentigo: aparece en la cara, escote y manos, y se va oscureciendo con el paso de los años (por eso a veces se la conoce como «mancha del envejecimiento»). El sol lo exacerba. Su forma es redondeada u ovalada y es más frecuente en fototipos claros. Hay que controlar si cambia de aspecto/tamaño y hacer la consulta.

Una vez determinado su tipo, puede abordarse el tratamiento despigmentan-te. ¿Las opciones? Algunas se pueden tratar a nivel cosmetológico (de forma continua y prolongada, tanto en gabinete como en domicilio); y en otros casos, será necesario el uso de algún láser. Siempre protegiéndose todo el año del sol.

LA HORA DEL PEELING
Hay que tener en cuenta que de acuerdo con el tipo y la profundidad de las manchas vamos a tener mayor o menor resultado en los tratamientos. Y saber que estos se deben realizar principalmente en otoño e invierno (de marzo a octubre cuando la radiación solar no es tan fuerte). En cosmiatría, la alternativa más común son los peeling químicos, que consisten en la aplicación de uno o más agentes químicos sobre la piel para renovar las capas más superficiales (estrato córneo y/o epidermis) o más profundas (dermis).

Los peelings suaves, que son muy bien tolerados y pueden ser repetidos a intervalos regulares (cada 10 días, por ejemplo), tienen resultados excelentes. El tratamiento se complementa con cremas blanqueadoras de uso domiciliario indicadas por el profesional. Estas se colocan sobre el rostro limpio y a la noche. Los activos más utilizados son la tretinoína, ácido retinoico, azelaico, mandélico, glicólico, kojico y cítrico.

Otra opción en gabinete son los peelings físicos (microdermoabrasión con punta de diamante) que renuevan las capas más superficiales de la piel, eliminando imperfecciones, mejorando el tono y la textura. El mecanismo de acción consiste en una combinación entre una abrasión (pulido) con partículas de óxido de aluminio y una succión controlada (aspiración). Se indica en pieles engrosadas, con secuelas de acné, manchas y envejecimiento.

Pero hay más. Porque en los casos de manchas más profundas o que no terminan de borrarse con los peelings, hay que recurrir al láser. El que más se usa en estos casos es el fraccionado, que tiene la ventaja de que puede trabajar sólo en la zona a tratar (se quema con el láser sobre la mancha). De todas formas, cuando la hiperpigmentación es muy intensa y se hace dificultosa la eliminación, se combinan tratamientos: láser + peelings.

No hay que olvidarse que luego de la aplicación de un peeling, la piel puede quedar levemente enrojecida, pero rápidamente recupera su tono normal. A los tres días comienza el descamado, que dura más o menos tres días. En cuanto al láser, una vez finalizada la sesión, es notorio el enrojecimiento de la piel (dura por lo menos dos horas). Y de acuerdo al tipo de láser (sobre todo por su potencia), las lesiones (costras diminutas, del tamaño de la mancha) durarán como mucho una semana.