La mandrágora, una planta ‘mágica y poderosa’

Hace un par de días, un colega guía de turistas, Andrés Lara, nos recordó que no hemos hecho referencia de una planta llamada Mandrágora.

Es increíble como una planta común puede tener fama de ser algo mágica, poderosa o sobrenatural cuando tiene aparentemente características extrañas. Su fama se debe supuestamente a sus poderes mágicos debido, en parte, a su toxicidad, capaz de matar al que la coma, aunque es una planta útil en medicina.

Uno de los mitos sobre esta especie radica en que sus raíces tienen forma humana.
Otra de sus características, causa del interés y curiosidad de muchos, es su fosforescencia, resultado de las sustancias químicas contenidas en las bayas de la planta que reaccionan con el rocío, por lo que de noche la planta da una especie de luz pálida. Esta característica provocó que se le atribuyera poderes sobrenaturales.

Debido a su fosforescencia era fácil de localizar la planta, pero era todo un reto intentar desenterrarla.

Flavio Josefo, general, estadista e historiador judío que vivió en el siglo I de nuestra era, hablaba de los peligros a los que se exponía todo aquel que quisiera desenterrar una mandrágora y citaba el siguiente ejemplo.

La única manera de obtenerla era cavando alrededor de la planta hasta que solamente una pequeña parte de raíz quedara cubierta; hecho lo anterior, se tenía que amarrar un perro a la planta y alejarse. El perro, al querer zafarse, jalaría la cuerda, desenterraría la mandrágora y aunque moriría en el intento le habría proporcionado a su amo un infalible talismán contra los demonios.

Según otras versiones, la Mandrágora (Solanaceae mandragoreae) evitaba las heridas en batalla, curaba todas las enfermedades, daba suerte en el amor, favorecía la fertilidad, garantizaba buena puntería y también ayudaba a encontrar tesoros ocultos.

En la Biblia decían que Raquel, esposa de Jacob, era estéril y sabiendo la magia y poderes de la Mandrágora le pidió a Lea que le diera todas las mandrágoras que el hijo de ésta había recogido en el campo; a cambio, Raquel le permitió a Lea pasar la noche con Jacob.

La mandrágora es la obra dramática que cuenta la historia de Calímaco, un joven florentino residente en la ciudad de París, quien termina obsesionado de una mujer florentina de cuya belleza ha escuchado pero nunca ha visto en su vida (Lucrezia).
La mujer resulta estar casada con un veterano doctor al que todos tomaban por tonto (Nicia) con el que parecía no poder tener hijos.

Para lograr su objetivo, el de poder estar con ella, Calímaco se hace con la ayuda de un pícaro charlatán (Ligurio), un criado de su casa muy fiel (Siro), y un fraile que de forma sutil disfraza su hipocresía con su investidura (Fray Timoteo); juntos planean una estratagema que termina involucrando de forma inconsciente al mismo doctor y a la madre de Lucrezia (Sóstrata) para convencer a la muchacha de acceder a un tratamiento exótico, a partir de una pócima hecha de mandrágora, propuesto por un médico recién aparecido que supuestamente venía de París, quien no es otro que Calímaco fingiendo ser un médico.

La mandrágora está considerada como un hito en el teatro occidental. Maquiavelo construye un texto en el que la conquista amorosa, con su exaltación y situaciones de emergencia, sirven como pretexto para desarrollar un tratado práctico y sabroso de estrategia política, sobre el arte de la participación, la manipulación, la persuasión y, finalmente, la conquista de una meta.

La mandrágora, a diferencia de otras obras del autor, fue publicada en vida de Maquiavelo. Las raíces son gruesas y habitualmente se ofuscan.
El tallo es de color verde oscuro; hojas anchas y con una superficie rugosa, y tienen el mismo color del tallo. Las flores salen del centro, y son de color blanco violáceo.
La planta alcanza una altura de unos 30 cm, y suele encontrarse en zonas sombrías y húmedas, donde no da mucho el sol. El fruto sale en otoño, tiene color amarillo o naranja, y aspecto similar a una manzana.
Su ingesta puede producir alucinaciones
Esta planta crece en bosques sombríos, a la vereda de ríos y arroyos donde la luz del sol no penetra. Su raíz es gruesa, larga, generalmente dividida en dos o tres ramificaciones de color blancuzco que se extienden por el suelo; sus hojas son de un tono verde oscuro; sus flores son blancas, ligeramente teñidas de púrpura; el fruto es parecido a una manzana pequeña y exhala un olor fétido.

La mandrágora es una planta altamente tóxica, pudiendo provocar la muerte de aquél que la ingiriese.
Como su pariente, la Mandragora officinarum, tiene actividad a través de la piel, por lo que es poco prudente manipular las hojas, frutos y sobre todo raíces.

Puede provocar mareos, dificultad para respirar y bradicardia símplemente al manejarla. Como planta ornamental es bellísima, pero tengamos en cuenta que si tenemos mascotas o niños que puedan llevársela a la boca, puede ocurrir una catástrofe.

Es peligroso cultivarla y poco aconsejable

Ha sido protagonista de muchas leyendas y rituales. Los magos hacían con ella algo similar a una figura humana, tallaban una figura en sus raíces presionando la raíz a cierta altura para formar un supuesto cuello y cortando todas las bifurcaciones excepto cuatro, que serían las extremidades y las adoraban como a dioses.

Durante la Edad Media era utilizada por las brujas para sus diferentes rituales y ungüentos. Se creía que la planta tenía características humanas porque sus raíces parecían dos piernas.
Hay historias que cuentan que esta gritaba lamentándose cuando la arrancaban de la tierra, pudiendo enloquecer a las personas; y por eso amarraban a un perro a la planta para arrancarla.

Según creencias populares crecía bajo los patíbulos donde caía el semen a veces eyaculado por los ahorcados (durante las últimas convulsiones antes de la muerte o por erección y eyaculación postmortem). Era usada tanto en magia negra como en magia blanca, ya que es venenosa y curativa al mismo tiempo, según el uso;1 y cuando juzgaron a Juana de Arco la acusaron de usar la planta porque pensaban que ese era el pecado de que oyera voces. Se dice que favorece la libido. Los antiguos alemanes la llamaban Alraune.
Animismo en la Mandragora, Tacuinum Sanitatis, 1474.
La leyenda asegura que todas las raíces de mandrágora se transforman en hombrecitos de verdad, como pequeños duendes, y que se dedican a favorecer al dueño de la planta. No asegura la leyenda que todas las raíces de mandrágora tengan forma humana. Que la tienen algunas, sí. Y que éstas son las verdaderas plantas hechiceras. El afortunado poseedor de una raíz de mandrágora en forma de hombrecito sostiene que esta planta, en el momento de arrancarla grita. Y que el grito mata a quien intenta arrancarla. Y que el procedimiento para arrancarla y salvar la vida es el siguiente. Se cava hondo alrededor de la raíz hasta ponerla al descubierto. Mientras no se intente arrancarla no hay peligro. Se ata una cuerda a la raíz y el otro extremo se ata al cuello de un perro. Se llama al perro desde cierta distancia. El perro quiere acudir, tira de la planta y la arranca, grita, y el perro muere. No hay más remedio que sacrificar al perro. Pero se ve que, dado el poder hechicero de la mandrágora, merece la pena sacrificar un perro.