¿Qué es el sobrepeso?

A pesar de que grasas o lípidos se requieren para obtener energía, regular la temperatura corporal o crear hormonas y enzimas, en exceso incrementan el riesgo de padecer diabetes (elevada concentración de glucosa en la sangre), enfermedades cardiovasculares como presión arterial alta, problemas articulares y ciertos tipos de cáncer.
Básicamente, la razón de este problema es mayor ingesta de calorías (energía) respecto a las requeridas por el organismo, así como factores hereditarios.
El aumento mundial del sobrepeso es atribuible a la modificación generalizada de la dieta, con una tendencia a consumir gran cantidad de alimentos ricos en grasas y azúcares.
Al mismo tiempo, se ha presentado disminución considerable de la actividad física debido a la naturaleza de muchos trabajos, como en las oficinas, así como a los cambios en medios de transporte y urbanización.
¿Cómo se
diagnostica?
El especialista (médico general, nutriólogo) observa las manifestaciones habituales, como aumento de grasa y peso en el cuerpo, dificultad para respirar, fatiga y debilidad (sobre todo al hacer actividades físicas demandantes), así como presencia de estrías, várices y celulitis o “piel de naranja” en algunas personas.
Asimismo, se toma registro del peso y medidas corporales del paciente, y se compara estos resultados con tablas universales de peso y estatura.
Uno de los recursos más aceptados para determinar si alguien tiene sobrepeso es el índice de masa corporal (IMC), fórmula matemática que permite evaluar el peso de un adulto en relación con su estatura.
Para obtener el IMC es necesario dividir el peso en kilogramos entre el cuadrado de la talla en metros (kg/m2). Por ejemplo, una persona que pesa 90 kg y mide 1.70 m de estatura, tiene índice de masa corporal de 26.47, ya que: 1.70 x 1.70 = 3.4, y 90 / 3.4 = 26.47.
Un IMC entre 18.5 y 24.9 es normal, mientras que las cifras entre 25 y 29.9 se consideran sobrepeso, aunque puede haber excepciones (los atletas, por ejemplo, ya que tienen índice elevado, pero ello se debe a su masa muscular). Finalmente, una persona con IMC superior a 30 es obesa.
También es de utilidad medir la circunferencia de la cintura, a la altura del ombligo, sin presionar y luego de que el individuo respira hondo y exhala. Cifras mayores de 80 cm en la mujer y de 94 cm en el hombre significan que hay riesgo elevado de enfermedades cardiacas, diabetes o infarto cerebral.
Otro indicador de utilidad para el médico, cada vez más aceptado por su efectividad, es el índice cintura-cadera. Se obtiene al dividir el perímetro de la cintura entre el de la cadera. Es común que paralelamente al sobrepeso se presenten diabetes, presión arterial elevada y niveles altos de colesterol y triglicéridos en sangre, además de alteraciones psicológicas como ansiedad, pérdida de autoestima y depresión, por lo que el especialista puede ordenar pruebas de laboratorio o realizar preguntas que ahonden en el estado de ánimo del paciente.
¿Cómo se trata?
Deben modificarse los hábitos alimenticios del paciente, reduciendo la ingesta de calorías procedentes de grasas, azúcar, harinas refinadas y carnes rojas, a la vez que se incrementa el de frutas, verduras, legumbres, granos integrales, pescado y carnes magras (sin grasa), así como el de agua.
Es necesario realizar actividad física regular (al menos 30 minutos, con intensidad moderada, de 3 a 4 días a la semana como mínimo). Para lograrlo se puede recurrir a ejercicios como caminar, correr, andar en bicicleta o patines, nadar y bailar.
También es ideal que el especialista ayude a tratar los problemas psicológicos o emocionales derivados de esta condición, o bien, que el paciente acuda a grupo de autoayuda o con psicólogo para atender dichos aspectos.
¿Cómo se previene?
Se aconseja evitar el consumo de comidas rápidas, refrescos, frituras y golosinas.
Debe preferirse la ingesta de verduras, frutas, cereal integral y carnes magras, antes que el de alimentos con muchas calorías.
Hay que aumentar la movilidad corporal en general, lo cual puede conseguirse al disminuir el uso del automóvil y caminar para recorrer distancias cortas, subir escaleras y sacar a pasear a la mascota.
La práctica regular de ejercicio físico es indispensable, ya que además de ayudar a mantener el peso adecuado, fortalece al sistema circulatorio, reduce la ansiedad, regula la presión arterial, disminuye los niveles de azúcar y colesterol en sangre, y aminora el riesgo de infarto.
Finalmente, es muy importante que los padres de familia fomenten en sus hijos buenos hábitos alimenticios, así como la práctica deportiva.