Diferencia de edad, ¿obstáculo para el romance?

La sexualidad es una necesidad humana que desde la formación de las civilizaciones ha estado condicionada por comportamientos sociales y dogmas religiosos que la mantuvieron relegada a oscuro plano. Al paso del tiempo, con el desarrollo del pensamiento, tecnología y descubrimientos en todos los campos del saber, dicho factor también se ha favorecido, aunque debido a los obstáculos mencionados no ha logrado avanzar al mismo ritmo, situación que psicólogos y especialistas en la materia tratan de explicar.
La sexóloga Anabel Ochoa, especialista española radicada en México y a quien se le conoce por su trabajo de difusión en televisión y radio —medio por el que actualmente atiende importante número de consultas—, considera importante riesgo el contar con demasiada información, como sucede hoy en día: “Conocimiento es poder, pero tenemos que saber manejar ese recurso, pues la situación puede salirse de control y llegar a lo que ya se ve en algunos lugares de recreo e importantes ciudades, que es la degeneración, la cual va más allá de prostitución o vicios y que al disfrazarse de erotismo sólo promueve de mala manera la pornografía”.
Para la experta, egresada de la Universidad Complutense de Madrid, España, el dominio del género masculino durante siglos ha sido una de las principales causas de dicha degradación: “La mujer se mantuvo en segundo plano hasta que se dio cuenta de que a través de la sexualidad podía manipular al hombre; fue así que surgió esta liberación mal entendida como libertinaje en la que cayeron ambos géneros, que es lo más preocupante. El machismo ancestral ha sido detonador para diversos cambios de conducta que están dando nueva cara a las relaciones que se consideraban tradicionales, como la heterosexualidad (matrimonio), lo que trae como consecuencia que sea cada vez más natural ver parejas con marcada diferencia de edades”. A su vez, ahonda, “un vicio considerado ‘normal’ socialmente, como el adulterio o la infidelidad de un hombre mayor hacia su pareja de edad cercana con una joven que podría ser su hija, nos ha traído problemas de todo tipo, como crímenes pasionales, neurosis femenina, desintegración familiar y, en el mejor de los casos, soledad de las mujeres que se resisten a pagar con la misma moneda a su infiel marido. “En contraposición, curiosamente son cada vez más los varones jóvenes que, en parte como respuesta contra la deslealtad del padre, y atraídos, además, por el atractivo de la dama madura que incluso puede tener la edad de su progenitora, tratan de establecer nuevo tipo de relación, más cercana a síndrome psicológico como el complejo de Edipo (hijo enamorado de su madre), pero tan real como la incapacidad de ambas partes de mantener convivencia estable y armónica entre sí.” Con la autoridad de su experiencia y el respeto a la privacidad de sus pacientes, la experta confiesa que “cada día aumenta el número de mujeres que me llaman para preguntar qué hacer cuando un hombre más joven que ellas las pretende; al respecto, existen diversas razones para tener cuidado, pues no siempre estos pretendientes tienen buenas intenciones, por eso hay que estar alerta y no ceder ante la presión de la soledad, que suele ser mala consejera”. Especifica al respecto: “Muchas damas que rebasan 50 años de edad han logrado sus metas profesionales y personales, formaron una familia con hijos que ya son adultos, con todo lo que esto conlleva, sin olvidar que están solas debido a los maridos infieles que las dejaron por alguna joven; además, poseen buen estatus económico, lo que es atractivo para nuevos ‘galanes’ que en ocasiones piensan que con este tipo de relación no tendrán problemas económicos sino, al contrario, sueñan vivir cómodamente brindando compañía a la dama que les ofrezca tranquilidad. La situación no es nada recomendable para ella porque, en cuanto se acaba el dinero, su protegido se aburre o al aparecer otra ‘más atractiva’ (léase con más recursos monetarios y ganas de gastarlos a manos llenas), estos casanovas no se tientan el corazón para abandonar”. Si somos menores y nuestro novio es mayor por varios años, en casa ponen el grito en el cielo; en cambio, si somos más grandes y buscamos pareja menor, la sociedad es la que no se muestra conforme, ¿a quién tenemos que complacer? a nadie, más que a nosotras mismas. Ahora bien, hay parejas explosivas donde la superioridad de edad de ella no es mayor a los 10 años, por ejemplo, 35 contra 25 de él, en la cual el peso más importante lo lleva la vida sexual intensa. La mujer conoce muy bien su cuerpo y sabe cómo sacar el mejor partido de su pareja, además de que su situación personal y profesional está asentada, por lo cual enfrenta con mucha más confianza su sexualidad; él, a su vez, cuenta con todo el apoyo que le brindan sus hormonas sexuales, las cuales viven su mejor momento, hasta poco después de los 30, en que empezarán a decaer.