Cómo vivir o sobrevivir en pareja

Relacionada con padecimientos de tipo nervioso, como depresión, angustia y ansiedad, la dificultad para entenderse en pareja altera no sólo el entorno social y familiar, sino además al organismo de manera individual, atacando zonas específicas, como riñones, hígado, estómago o columna vertebral donde recaen los síntomas posteriores a conflictos, de acuerdo a lo que indica la Dra. María Leticia Vázquez Báez, médico cirujano egresada de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM, en el Distrito Federal) con especialidad en Psicología Clínica por la misma institución.
«El primer paso para localizar las causas y encontrar propuestas que beneficien a los involucrados en una crisis de pareja es conocer los factores psicológicos que la originaron —comenta Mario Arturo González Zavalza, psicológo por la Facultad de Estudios Superiores (FES) Zaragoza de la UNAM, en la Ciudad de México. Todo parte de la mente humana, educación, valores, principios morales, autoestima, seguridad en uno mismo, elementos vinculados con la personalidad y conducta que norman las reacciones de cada individuo al iniciar y mantener una relación; a su vez, es necesario que se identifiquen importantes cambios en las distintas etapas de madurez, como pueden ser amistad, noviazgo y matrimonio o vida conyugal, las cuales deben desarrollarse de manera natural y sana en la pareja, con similar criterio para afrontarlos, pues de lo contrario se produce trastorno personal que, de no controlarse, desencadena conflictos que llevan a la ruptura».
González Zavalza, terapeuta familiar quien además imparte talleres de orientación psicosexual en diversas instituciones públicas y privadas en la capital del país, agrega: «Estrés y el acelerado ritmo de vida, así como presiones laborales, económicas y falta de comunicación en el núcleo del hogar propician uno de los principales fenómenos que altera la estabilidad social y, por ende, la salud sobre todo en niños y mujeres (por ser los núcleos más vulnerables): violencia intrafamiliar, que ya ha cobrado decenas de vidas, es causa frecuente de daño moral, psicológico y físico, además de la desconfianza que genera entre la población iniciar una nueva relación con alguien que posiblemente sufra trastornos que lo conduzcan a comportamiento agresivo, por lo que prefiere la soledad u otras formas de trato que no contemplen la natural convivencia íntima (como una especie de noviazgo con relaciones sexuales, pero sin el compromiso de vivir juntos)».
El experto aclara: «En la terapia de pareja ella y él exponen sus argumentos sobre la problemática que padecen; la mujer se queja del machismo, egoísmo, insensibilidad, irresponsabilidad, infidelidad, abuso y maltrato por parte del varón, principalmente, mientras que éste señala incomprensión, deslealtad, poco interés sexual, desatención doméstica o demasiada vigilancia hacia los hijos y rechazo a su persona, factores ciertamente existentes y válidos, pero que al no ser tratados por profesionales, desembocan en desorientación, detonador de inminente ruptura «. Considerada por psiquiatras y médicos generales enfermedad típica de las grandes ciudades (por los factores que la generan: estrés, acelarado ritmo de vida, insensibilidad y egoismo), la depresión provocada por la inadaptación de la vida en pareja degenera en intentos de suicidio, ya que tres son las razones de peso más frecuentes para que alguien decida llegar a tales extremos:
Pérdida de un ser querido (padres, hermanos, esposa e hijos).
Despido laboral o desempleo.
Divorcio o separación.
«Ante la falta de motivación para seguir adelante, baja autoestima o necesidad excesiva de afecto, el paciente experimenta un vacío imposible de llenar, desde su perspectiva, lo que crea en él deseos de hacerse daño de cualquier manera o la búsqueda de alguien más que satisfaga la enorme dependencia desarrollada durante años de convivencia», explica el terapeuta sexual.
Para iniciar cualquier tipo de relación, con amplias posibilidades de permanencia, es primordial que el individuo esté consciente de sus alcances y limitaciones propios, con base en óptima higiene mental, esto es, que mantenga su autoestima en niveles promedio aceptables (ni engreído ni deprimido), hábitos de vida positivos (sana alimentación, práctica regular de ejercicio), metas y proyectos que le brinden buenas expectativas e ilusiones y sueños por compartir, pero que cada uno haya comenzado a labrar por sí mismo.