Sentía fascinación por Hitler y comulgaba con la extrema derecha. El joven de 21 años que el jueves mató a dos personas en una escuela sueca con un alto porcentaje de inmigrantes entre sus alumnos tenía “motivaciones racistas”.
La policía sueca hurga en la vida de este joven sin historial delictivo de la ciudad industrial de Trollhättan, con más de 20% de población de origen extranjero.
El asesino pasó a la acción en un barrio pobre, en el que abundan la segregación social y el desempleo. Lo hizo en un colegio minado por el fracaso escolar.
Las fuerzas de seguridad no han revelado su identidad, pero la prensa sueca asegura que se trata de Anton Lundin-Pettersson, nativo de la ciudad.
Ayer, los policías seguían registrando la casa de ladrillo de dos plantas de un barrio de clase media en la que vivía solo.
Para establecer el móvil, los investigadores se basan en los elementos hallados en la casa, “su atuendo y su conducta en el lugar del crimen”, así como la elección de sus víctimas.
Las eligió “en función de su origen étnico”, precisó el oficial Niklas Hallgren.
Según la prensa sueca, las pruebas recabadas en el departamento dan una idea clara de la ideología de ese hombre cuyos conocidos describen como alguien educado y poco expresivo.
“Siempre iba vestido de negro, o con ropa de camuflaje”, comentó una persona de su entorno al diario Aftonbladet.