Cómo evitar un vientre inflamado

Inflamación y tensión (dureza) abdominal, en ocasiones acompañadas de eructos y dolor, suelen aparecen tras las comidas, y se deben a particular sensibilidad en el colon (zona final del intestino grueso que se conecta con el recto), que reacciona en forma anormal frente a la fermentación natural de los alimentos que se produce durante la digestión.
El problema se conoce como colon irritable y puede tener su origen en la ingestión de algunas verduras crudas, como col, coliflor, legumbres (frijoles o lentejas), leche o derivados y bebidas gaseosas, entre otros. Asimismo, debemos tomar en cuenta que muchos de los alimentos que consumimos son pobres en fibra, lo que disminuye la velocidad del tránsito intestinal y hace que el bolo alimenticio se estanque más tiempo en el colon, donde se produce la fermentación de los alimentos.
Por otra parte, hay que decir que el colon está cubierto en su interior por una mucosa que lo protege, la cual puede inflamarse si frecuentemente se viven situaciones de estrés y nerviosismo (colitis nerviosa), debido a que dichos trastornos emocionales producen contracciones en los músculos del intestino grueso, aumentando con ello su sensibilidad ante la presencia de gas y movimientos del sistema digestivo; otros factores que favorecen este problema es el consumo de condimentos, grasas e irritantes (alcohol, picantes y tabaco, principalmente), además de beber poca agua.
Un factor más que aumenta los problemas de inflamación abdominal es el sedentarismo, es decir, el escaso o nulo ejercicio físico -muy común en la vida moderna-, pues con ello la musculatura abdominal tiene menos fortaleza y el aparato digestivo sufre mala oxigenación. De manera natural, en cada deglución permitimos el paso de aire que llega al estómago, fenómeno conocido como aerofagia; sin embargo, cuando se come en exceso y apresuradamente, sobre todo alimentos ricos en hidratos de carbono de difícil digestión o muy condimentados, el ingreso de aire puede llegar a ser exagerado y provocar distensión abdominal, eructos frecuentes, gases, así como dolores estomacales y sensación leve de ahogo o de tener un cuerpo extraño en la garganta.
El riesgo de sufrir aerofagia es mayor si se ingieren alimentos espumosos, como suflés, merengues y bebidas carbonatadas y con burbujas (refresco, cerveza y champagne, entre otras), al tomar muchos líquidos en las comidas e, incluso, al padecer estados de nerviosismo y ansiedad que, en general, afectan vida y salud.
Cambiar hábitos, solución efectiva contra el vientre inflamado
Para conseguir que nuestro colon se mantenga sano y la digestión no enfrente problemas, es recomendable llevar una alimentación equilibrada y rica en fibra (a base de cereales y sus derivados, como productos integrales, entre ellos pastas y harinas) que facilite la digestión, además de hacer varias veces a la semana ejercicios para tonificar la zona abdominal.
Sin embargo, es importante seguir ciertas medidas, como las siguientes:
Evitar alimentos que favorecen la hinchazón, como los antes mencionados.
Comer tranquil@ y sentad@, y no de pie y a toda prisa.
Masticar bien, despacio, y triturando los alimentos, proceso que resulta fundamental para una buena digestión.
Limitar el consumo de platillos condimentados y exa-geradamente grasosos; las comidas demasiado fuertes retrasan la digestión y favorecen la fermentación de los alimentos.
Comer fibra (al menos 30 gramos diarios), por ejemplo, en cereales, productos a base de harinas integrales, verduras y vegetales crudos (espinaca, lechuga, calabaza, zanahoria, col y brócoli, por ejemplo) y fruta (manzana, piña, naranja, fresa, guayaba, mango, higo y ciruela).
No abusar de la cantidad de comida e ingerir alimentos de gran calidad de manera moderada. Comer demasiado genera inevitablemente sensación de distensión abdominal que obliga a aflojarse el cinturón. No abusar de condimentos, especias o picantes. Utilizar los necesarios y recurrir a hierbas aromáticas, como la albahaca, la cual tiene efectos benéficos sobre la digestión.
Evitar beber líquidos durante la comida, ya que diluyen los jugos gástricos encargados de procesar alimentos. Lo ideal es tomarlos después de comer y durante todo el día para activar el tránsito intestinal.
Omitir las bebidas gaseosas, como refrescos, ya que en el estómago se mezclan con alimentos sólidos, dificultando su digestión.
Moderar el consumo de bebidas alcohólicas mientras se come, sobre todo si se combinan con bebidas carbonatadas debido a que esto provoca distensión abdominal e incrementa los efectos tóxicos del alcohol.