Medicina paliativa, gran ayuda en enfermos delicados

En México, el cáncer ocupa la segunda causa de muerte después de las enfermedades cardiovasculares, siendo el sexo femenino el mayormente afectado con prevalencia del cérvicouterino y el de mama. Asimismo, se estima que cada dos horas muere un paciente con proceso terminal en extremo doloroso sin que haya recibido atención para hacerle más llevaderos esos terribles momentos.
Ese es el cometido de la llamada medicina paliativa, la cual es definida por la Organización Mundial de la Salud, desde 1987, como «el área de la Medicina dedicada a la asistencia activa y total de los pacientes y sus familias por un equipo interdisciplinario (integrado por médicos, psicólogo, fisioterapeuta, enfermeras y voluntarios), cuando la enfermedad del paciente no responde al tratamiento curativo, con el objetivo de obtener mejor calidad de vida». Los procedimientos se deberán encaminar al alivio del dolor y otros síntomas de su enfermedad, pero también al respeto de las necesidades y derechos del enfermo para dignificar su vida.
Además de asistir a un enfermo terminal en su indescriptible sufrimiento, tanto en lo físico como en lo psíquico, la medicina paliativa lo prepara ante la necesidad de asumir una muerte inminente.
México, en pañales
Paliar proviene del latín palliare, cuyo significado es tapar, encubrir o disimular, de manera que la medicina paliativa se encarga de mitigar y moderar el dolor que se puede presentar en un paciente. De ahí que pueda decirse que el objetivo de la medicina paliativa es el estudio y manejo del hombre enfermo y la preservación de su dignidad.
Los equipos médicos involucrados en este sentido iniciaron labores en Inglaterra en la década de los 60, pero su difusión al resto del mundo ha sido lenta. En ese tiempo se vinculaba a la medicina paliativa con el cuidado únicamente de enfermos de cáncer en etapas muy avanzadas pero, poco a poco, se han encontrado nuevas oportunidades de ayuda a pacientes con otras enfermedades graves.
Fue así como se construyeron edificios especiales para internar a los enfermos que demandaban cuidados intensivos, pero muy pronto las autoridades se dieron cuenta de que se debería igualmente contemplar a otro grupo de pacientes que recibían tratamiento y atención en su propio hogar, que es donde la mayoría desea estar. En poco tiempo se observó que las unidades de medicina paliativa podían atender, por ejemplo, a 200 personas, 20 de las cuales estaban internadas mientras el resto se encontraba en su casa.
Al respecto, Argentina es el país con más adelanto en América Latina, al que le sigue México, que inició funciones asistenciales en mayo de 1992 en la Unidad de Cuidados Paliativos del Nuevo Hospital Civil de Guadalajara.
Este primer programa en la República ha generado un sistema demostrativo nacional, del que se desprenden otros tres en el país, incluyendo la Unidad de Cuidados Paliativos del Instituto Nacional de Cancerología en la Ciudad de México. Igualmente se brinda asesoría a diversos estados, entre otros Nuevo León, Chihuahua, Baja California Norte, Sonora, Nayarit, Yucatán y Guerrero.