La Santa Sede se distanció ayer de Kim Davis, funcionaria de un condado de Kentucky protagonista de un encendido debate sobre el matrimonio gay en Estados Unidos, al decir que ella era una de decenas de personas a quienes el Papa saludó antes de partir de Washington y que ese encuentro no debía “considerarse una forma de apoyo a su posición” sobre el tema.
En un nuevo giro a la controversia, el Vaticano reveló que el “único encuentro real” que Francisco sostuvo en Washington fue con un antiguo alumno suyo a quien más tarde identificó como Yayo Grassi, un hombre gay de nacionalidad argentina, quien iba con su compañera de toda la vida y con algunos amigos.
Las revelaciones cambiaron la narrativa del encuentro con Davis, que fue a parar a la cárcel por negarse a emitir licencias de matrimonio a parejas homosexuales. También deja en claro que Francisco quería que otra reunión saliera a la luz: la que sostuvo con su ex alumno y su familia gay.
El portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, dijo que Francisco tuvo un encuentro con “varias decenas” de personas en la sede de la embajada del Vaticano en Washington justo antes de partir rumbo a Nueva York. Lombardi agregó que tales encuentros son normales en cualquier viaje papal y que se deben a la “amabilidad y disponibilidad” del pontífice.
Lombardi también dijo que el “breve’ encuentro que sostuvo con Davis esa tarde no constituía de manera alguna una señal de aprobación a su causa. “El Papa no entró en detalles sobre la situación de la señora Davis, y su encuentro con ella no debe ser considerado como una forma de apoyo a su posición en todo o en algún aspecto particular o en relación a sus complejas aristas”, dijo Lombardi.
Davis, una cristiana apostólica, pasó cinco días en la cárcel por desafiar la orden de una corte federal para emitir licencias de matrimonio a personas del mismo sexo después de que la Corte Suprema legalizara el matrimonio gay en todo Estados Unidos.