Problemas en la piel durante el embarazo

Los síntomas y molestias que ocasiona la espera de un bebé varían de una mujer a otra, así que cada futura madre los manifiesta de modo diferente, según señala el dermatólogo Gilberto Adame Miranda, miembro de la Sociedad Mexicana de Dermatología.
Durante el embarazo, explica el facultativo, “el cuerpo experimenta muchos cambios a nivel inmunológico (defensa contra enfermedades), endocrino (niveles hormonales), vascular (del sistema circulatorio) y metabólico (en el aprovechamiento y transformación de los nutrientes), en tanto que la piel es particularmente susceptible a estas alteraciones; por esto es habitual que ella sufra múltiples trastornos a lo largo del periodo de gestación”.
Así, “la variación en los niveles hormonales puede producir amplia gama de procesos cutáneos (desde estrías y acné hasta oscurecimiento de la epidermis), la mayoría de los cuales desaparecen al poco tiempo del parto”. En cuanto a los más frecuentes, explica el especialista, están bien identificados y, aunque suelen causar malestar, sus complicaciones son mínimas y llevaderas cuando se toman en cuenta al pie de la letra las indicaciones del médico.
Problemas cutáneos más comunes
Manchas oscuras. De las mujeres en estado de gravidez, 90% experimentan la aparición de manchas en la piel como consecuencia de cierta hormona que se encuentra incrementada por el embarazo. Esta sustancia induce el aumento de la producción de pigmento en la epidermis (denominado melanina) causando oscurecimiento en torno a los pezones, región genital y línea media del abdomen, variaciones que suelen surgir durante el segundo o tercer trimestre del proceso gestacional y desaparecen después del parto. “Esta misma pigmentación excesiva provoca la aparición de una línea negra que va del ombligo a la zona púbica”, explica el Dr. Adame Miranda.
Melasma. Otro trastorno epidérmico observado en aproximadamente 70% de las futuras madres es el melasma, coloquialmente llamado “máscara del embarazo”; este nombre se debe a que aparece cierto oscurecimiento en ambas mejillas, alrededor de los ojos, dorso de la nariz y/o frente. El cloasma, como también es conocido, suele afectar en ocasiones a mujeres que ingieren anticonceptivos orales. “Una medida eficaz para evitar la progresión de la pigmentación de la piel (común en féminas con cabello oscuro y tez pálida) es el uso de protector solar, ya que la exposición a los rayos ultravioleta empeora la situación”, agrega el entrevistado. Además, si las manchas persisten después del arribo del bebé puede recurrirse a tratamientos aclarantes concretas o geles cuyos resultados generalmente son satisfactorios.
Estrías. En gran porcentaje de damas la distensión de la piel a nivel abdominal, como consecuencia del crecimiento del útero o matriz, ocasiona el desarrollo de estrías, las cuales durante el embarazo tienen color rosado-rojizo, adoptando luego un aspecto blanquecino (cabe aclarar que también pueden aparecer en personas que suben y bajan de peso rápidamente). Este tipo de lesiones se producen por pequeños desgarres del tejido que yace justo debajo de la piel, y no hay forma de prevenirlas durante la gestación, aunque por lo general, desaparecen o se notan menos después del parto, en tanto que los sitios adonde más frecuentemente aparecen son abdomen, senos, caderas, glúteos y muslos. “Si bien su tratamiento es bastante difícil, al igual que su prevención, para enfrentar estos cambios es de gran utilidad mantener la piel hidratada mediante la aplicación de lociones o cremas humectantes, de preferencia naturales”, asevera el Dr. Adame Miranda.
Várices. En el tercer trimestre del embarazo es común que se produzcan várices (venas inflamadas de color morado) en las piernas y en torno al orificio anal, en la mayoría de los casos provocadas por el aumento de la presión sobre las piernas y conductos sanguíneos, así como por el incremento del volumen circulatorio.
“Arañas” vasculares. Algunas mujeres embarazadas muestran este tipo de signos en rostro, cuello, parte superior del pecho o brazos, los cuales consisten en pequeñas manchas rojas con “ramas” capilares irradiadas, conformadas por diminutos vasos sanguíneos que aparecen por la mayor circulación de sangre, pudiendo ser resultado de cambios hormonales. Las marcas desaparecen o se desvanecen después del parto.
Piernas azuladas o manchadas. Específicamente si la futura madre vive en zonas con clima frío, el referido aumento de producción hormonal originada durante la gestación provoca cierta decoloración temporal o manchas en la piel de las piernas, alteraciones que habitualmente desaparecen luego del alumbramiento. Piel “brillante”. Además de que el flujo sanguíneo aumenta durante el embarazo, ciertas glándulas liberan aceite que deja la cara invariablemente brillante. Sin embargo, la combinación de ambos factores, que tienden a normalizarse después de la gestación, puede producir “brillo” especial o excesivo.