Protege a tu hijo del asma

El asma es una enfermedad en la que los bronquios se estrechan como reacción a diversos estímulos, produciendo que en los pulmones se acumule mucosidad y que el flujo de aire sea reducido; de ahí la sensación de ahogo, irritación en las vías respiratorias y que cuando se exhale se produzca ruido similar a un silbido (sibilancia).
Se presenta con más frecuencia en niños de entre 3 y 5 años de edad, y generalmente desaparece al llegar la adolescencia.
Las causas del padecimiento son múltiples, pues lo mismo pueden tener su origen en la herencia de los padres —como ocurre en 50% de los casos—, o en infecciones bacterianas que se localizan en los senos paranasales (espacios huecos alrededor de los huesos de la nariz), garganta y fosas nasales.
Igualmente puede deberse a cambios de clima, humedad y frío, o bien, por alergias provocadas por elementos del ambiente, como polen, pelos de animales, plumas de aves y ácaros (pequeños animales de la familia de los arácnidos).
Es común que los médicos recomienden el uso de un broncodilatador, mediante el que se inhala una solución para que los bronquios se expandan y no haya dificultad para respirar, el cual se prescribe tanto para crisis agudas como para problemas crónicos (permanentes).
La versión más moderna del producto tiene un aditamento que se acopla anatómicamente a la boca del paciente y efectúa un disparo que dirige el medicamento directamente a los bronquios, con lo que la recuperación es inmediata.
Con frecuencia, se aconseja también medicina preventiva para que el paciente no enferme en forma repetitiva, la cual actúa inhibiendo las sustancias que liberan algunas células que se encuentran en el pulmón (leucotrienos), para evitar que los bronquios se inflamen.
Las innovaciones científicas ofrecen otros productos para el tratamiento del asma, como el llamado flujómetro, dispositivo utilizado para medir el aire que sale de los pulmones y con ello mostrar el estrechamiento de las vías aéreas antes de que ocurra un ataque de asma; su uso frecuente es una herramienta muy útil para evitar problemas mayores.
Señales que indican una crisis
Tos durante la noche, después de hacer ejercicio, al salir de un lugar con humo o al exponerse a aire frío.
Ruido silbante cuando el aire sale de los bronquios parcialmente bloqueados.
Respiración más agitada de lo usual.
Retracción de la piel del pecho, entre costillas y al frente del cuello, sobre todo en adultos. Los ataques o crisis de asma pueden durar minutos o llegar a prolongarse durante días, por ello es importante que tanto el pequeño como sus padres los enfrenten con total serenidad, ya que la tensión nerviosa suele agravar estos episodios.
Durante un ataque severo de asma (crisis aguda), es común que el niño presente además de la dificultad para respirar, piel pálida y fría, así como labios y lengua con tono azulado.
En tanto se llama a una ambulancia o se tiene la oportunidad de dirigirlo al servicio de urgencias, debes facilitar el inhalador (broncodilatador) para que haga uso de él; pero si la crisis no cede deberá utilizarlo nuevamente y no más, pues la sobredosis puede traer mayores problemas.
Sin perder en ningún momento la calma, sienta al paciente en un sillón en el que pueda apoyar los brazos en las coderas y facilítale aire fresco al ubicarlo cerca de una puerta o ventana.
Se recomienda que el enfermo sea auxiliado por una sola persona, para que se evite obstruir el aire y que el paciente experimente nerviosismo, lo que complicaría aun más el momento.
Es necesario apuntar que la contaminación, sobre todo las partículas de ozono (gas que se forma en la atmósfera cuando la luz del sol reacciona con hidrocarburos) ataca directamente a las personas que ya han tenido problemas con sus pulmones, pues este compuesto es irritante y quema el tejido del aparato respiratorio, causando inflamación, la cual puede dañar dicha zona.
El humo del cigarro y otras partículas de aire que contienen ácidos, polvo y cenizas perjudican sobremanera a los enfermos asmáticos; sin embargo, se debe recalcar que la higiene dentro de la casa reduce signifi cativamente las crisis asmáticas características del padecimiento.
Por tanto, es recomendable llevar a cabo las siguientes medidas:
Eliminar toda fuente de polvo, cubriendo almohadas y colchones con fundas especiales.
No tener contacto con pelo de animales, como gatos y perros, o plumas de aves.
Cuidarse de los ambientes con grandes cantidades de contaminantes, como ozono, partículas extrañas y humo de fumadores.
Vivir en un medio tranquilo para que la tensión emocional sea mínima.
Los padres de familia deben estar conscientes de que el asma es un mal crónico, pero que siempre es factible controlarlo y no imposibilita las actividades normales del pequeño.
La comunicación abierta con el médico es indispensable para que el niño tenga una supervisión adecuada, comprenda lo que le ocurre y pueda actuar a tiempo en caso de que sufra una crisis.