Cómo prevenir el mal de Alzheimer

La celebración el 21 de septiembre del Día Mundial del Alzheimer es una oportunidad para reflexionar acerca de esta enfermedad y de cómo crece el número de casos en México. Por ello, es importante recordar que este mal es catalogado por los especialistas como demencia, es decir, padecimiento que provoca la disminución de las capacidades para desarrollar los procesos mentales, ya que las neuronas (células nerviosas del cerebro) que controlan memoria y pensamiento se deterioran, lo cual interrumpe el paso de mensajes a través de ellas. El problema se hace más común en personas que superan los 60 años de edad, aunque los primeros síntomas se experimentan entre los 40 y 50 años, edad en que empieza a aparecer dificultad para encontrar palabras, finalizar ideas o pensamientos, seguir instrucciones, además de experimentar confusión en tiempo y espacio, e incluso cambios en personalidad.
En general, se describen tres etapas que pueden ayudar a identificar el mal de Alzheimer:
1. El paciente empieza a tener problemas para concentrarse, hay cambios en su estado de ánimo y se fatiga con facilidad; olvida acontecimientos muy recientes, no recuerda cómo llegar a un lugar conocido, no sabe en qué fecha vive y confunde la noche con el día; esta etapa tiene una duración de 2 a 5 años.
2. Los trastornos son más notables: hay dificultad para expresarse y darse a entender, además de que el paciente ya no es capaz de vestirse, lavarse los dientes, peinarse o usar cubiertos. También pierde la capacidad para reconocer a las personas con las que convive, imagina que ve gente que no existe, escucha ruidos y pregunta por personas ya fallecidas; tiene una duración entre 2 y 10 años.
3. En la última fase, el paciente está severamente afectado de sus facultades intelectuales y es totalmente dependiente; ya no reconoce a sus familiares ni a si mismo cuando se mira al espejo, y presenta incontinencia urinaria y fecal. El tiempo que puede pasar para que el afectado llegue a la fase 3 son 20 años y culmina con la muerte del enfermo.
El origen de la enfermedad se desconoce aun, sin embargo, neurólogos investigadores han encontrado que posiblemente se deba al aumento de la proteína llamada amiloide, que intoxica e induce la muerte de las neuronas dando pie a la formación de nudos y placas (conocidas como seniles) en el cerebro, las cuales originan la enfermedad. Pero al parecer esta sustancia no sería la única en afectar a las neuronas, pues algunos estudios apuntan a que también el exceso de calcio podría causar desequilibrios que dañen a las células nerviosas.
Existe otra hipótesis, la cual refiere que la enfermedad comienza cuando hay disminución de acetilcolina (especie de manto o capa que rodea al cerebro y donde se procesa toda la información necesaria para funciones complejas como el pensamiento reflexivo y la memoria) en la región del hipocampo o corteza cerebral, aunque después se generalizaría en todo el cerebro. En tanto los estudios científicos no se detienen, se reconoce de tiempo atrás que uno de los factores detonantes de Alzheimer es la depresión, ya que se ha observado que alto porcentaje inicia por una baja de ánimo causada por la pérdida de un ser querido, falta de sentido por la vida, trabajo, bienes materiales o cualquier fuerte apego para el enfermo, así como al desplazamiento social del que es víctima el adulto mayor. Es claro que mientras no se sepa a ciencia cierta qué es lo que detona la aparición de Alzheimer no podrán tomarse medidas para evitarlo, pero los neurólogos responsables de investigaciones al respecto hacen recomendaciones que pueden ayudar a retrasar su aparición, principalmente si se atienden los siguientes aspectos.