El alcohol, tragos de muerte

El consumo constante de alcohol se relaciona con 60% de los suicidios, 70% de los accidentes y 80% de divorcios. Por otra parte, de acuerdo a investigaciones al respecto, se sabe que en México por cada ocho hombres bebedores hay dos mujeres, aunque las cifras apuntan al aumento de féminas consumidoras.
Como sucede con todas las drogas, y en la mayoría de sus consumidores, el impacto que causa esta sustancia la primera vez que se ingiere tiene efecto agradable, ya que provoca relajamiento en el bebedor, lo vuelve sociable, comunicativo y desinhibido, razones que lo motivan a repetir la experiencia.
Su camino por el cuerpo
Tras su ingestión, el alcohol tarda entre 1 y 2 minutos en llegar a la sangre, donde puede permanecer durante varias horas. Una vez en el torrente sanguíneo se distribuye por todos los órganos del cuerpo humano, afectando de forma especial a cerebro e hígado, el cual cumple la función de transformarlo en otras sustancias inofensivas al organismo. Sin embargo, su capacidad para metabolizarlo es de 20 a 30 gramos por hora, por lo que si el consumo es superior a estas cifras, la bebida permanece en la sangre dañando al resto de los órganos.
Cabe destacar que el nivel máximo de alcohol en sangre se alcanza cuando han transcurrido entre 30 y 90 minutos a partir de su ingestión. En cambio, su eliminación requiere aproximadamente entre 8 y 10 horas, aunque es factible que se mantenga en el organismo hasta 18 horas después de haber sido ingerido.
El principal componente del alcohol, y responsable de las intoxicaciones, es el etanol, el cual se ve influido por factores como la presencia de alimentos en el estómago, la cantidad de alcohol ingerida y las características de la bebida consumida, para su velocidad de absorción, su paso a la sangre y su alojamiento final en el intestino delgado.
Impacto al cerebro
Como se mencionó anteriormente, el alcohol altera ciertas funciones del cerebro, lo cual repercute en la personalidad del bebedor; al principio provoca excitación y euforia, debido a que se trata de un depresor que bloquea el funcionamiento del sistema nervioso cerebral, responsable de controlar las inhibiciones. Por la misma razón provoca que el consumidor actúe en forma temeraria y agresiva, lo que desencadena que adopte posturas que pueden dañar su integridad física y psíquica.
Para ahondar en los cambios conductuales, sirva mencionar que es muy frecuente que el bebedor experimente desinhibición de impulsos sexuales, fragilidad emocional y deterioro de la capacidad de juicio; asimismo, que hable aceleradamente y sin razonamiento, presente descoordinación motriz (marcha inestable), visión borrosa, rubor facial, así como irritabilidad y disminución de la capacidad de atención.
Las manifestaciones antes señaladas varían según la tolerancia que cada sujeto haya desarrollado hacia el alcohol; y quienes llegan a beber en cantidades considerables pueden presentar amnesia de los acontecimientos durante la borrachera, pérdida de conciencia, estado de coma e, incluso, muerte por problemas respiratorios.
¿Y físicamente?
En términos generales puede mencionarse que la ingesta constante de alcohol, tanto en hombres como mujeres, es causa de irritación e inflamación del estómago y daños graves en el tejido hepático (hígado); también se altera el funcionamiento de los riñones y el ritmo del corazón, además de que disminuye la capacidad del cuerpo para asimilar vitaminas y calcio. Por si fuera poco, provoca acné, caspa y resequedad en piel y cabello.
No obstante, en el varón particularmente produce efectos de supresión de la erección, aun en dosis bajas, debido a que inhibe en el cerebro la respuesta al estimulo sexual, lo cual trae como consecuencia que no haya la suficiente irrigación de sangre al pene y que de esta forma no haya erección. Por su parte, la mujer se intoxica más fácilmente que el hombre, debido a que cuenta con más tejido adiposo (grasa), en el que el alcohol no es soluble y, por tanto, tarda más en eliminarlo.
Otras consideraciones que ellas deberán tener en cuenta es que durante el ciclo menstrual son más vulnerables a intoxicarse, ya que la habilidad del cuerpo de la mujer para descomponer la sustancia se ve afectada en este periodo. Asimismo, un trago o copa de alcohol duplicará su potencial en una dama en comparación al hombre, debido a que en su estómago hay menos enzimas protectoras (llamadas dehidrogenadas) que descomponen la sustancia etílica; finalmente, esta última es considerada uno de los principales factores desencadenantes de cáncer de mama.
El consumo excesivo y cotidiano de alcohol trae como consecuencia tolerancia, es decir, el organismo cada vez necesita cantidades mayores para manifestar los efectos esperados, además de dependencia psíquica y física, de manera que al interrumpirse la administración de bebidas alcohólicas de lugar a la aparición de alucinaciones (delirium tremens), fiebre y presión arterial elevada, sudoración excesiva y temblores, conjunto de síntomas que recibe el nombre síndrome de abstinencia.