«Ya no tengo ganas de tener relaciones»

En mi consultorio son muchas las mujeres, de diferentes edades, que se quejan. Casi a diario escucho «ya no es como antes», «ya no soy yo la que inicia los encuentros sexuales». A mi entender en muchos de los casos se debe a una o varias de estas razones.

Mensajes negativos acerca de la sexualidad femenina: Muchas mujeres mantienen creencias religiosas y culturales que inhiben su interés sexual. Esto disminuye la iniciación de la relación porque se asocia con sentimientos de culpa, vergüenza, algo así como «que va a pensar Juan si soy yo la que inicio la relación».

El trabajo: Si hiciéramos una lista de las cosas importantes que debemos hacer en un día, ¿en dónde ponemos nuestro interés sexual? Pensemos que las relaciones sexuales son una expresión de amor y cariño, y una forma de jugar y divertirse. Algunas mujeres trabajadoras, organizadas y orientadas al éxito ponen en primer lugar, actividades relacionadas con hacer dinero, el hogar, los hijos. Esto les impide tomarse un tiempo para su propia satisfacción, lo cual a la larga y con el pasar del tiempo hace que disfruten menos y se sientan menos motivadas a participar de la actividad sexual.

Reacciones displacenteras durante la relación: Puede suceder que recuerdos traumáticos de experiencias previas (maltrato sexual y/o violación y/o abuso sexual) inhiban el interés sexual al recordar estas escenas cada vez que su pareja intenta iniciar una relación sexual. Y en otras situaciones, algunas mujeres se sienten incómodas cuando sus parejas les solicitan tener sexo no coital. De ahí que resulte tan importante que la pareja converse sobre sus preferencias, porque al fin de cuentas nadie debe hacer algo que no encuentre ni divertido ni agradable.

Miedo a perder el control: Esto determina que muchas mujeres crean que si se entregan a sus intereses sexuales perderán el control de tal forma que podrían convertirse en personas inmorales, insaciables y cualquier otro apelativo que atente contra su integridad. Carecen del permiso necesario para disfrutar plenamente de la sexualidad.

Temor al embarazo: Sobre todo en mujeres que no están bien informadas.
Depresión: Si la mayor parte del tiempo la mujer está deprimida, con sentimientos de tristeza, de baja autoestima, de bajo nivel de energía, problemas para dormir, el interés sexual disminuirá.

Asuntos hormonales o médicos: Los niveles de hormonas en el organismo pueden causar —en menor grado— un interés sexual bajo. Sin embargo, si hay problemas tiroideos, modificación de sus ciclos menstruales, retención de líquidos u otros cambios, debería buscar ayuda con su ginecóloga o endocrinólogo. También ciertos medicamentos pueden incidir en este problema: algunos anticonceptivos orales, tranquilizantes, y antidepresivos; el elevado consumo de alcohol o el uso de ciertas drogas como la marihuana o la cocaína.
Imagen corporal y/o envejecimiento: el sentirse poco atractiva, no sólo por su imagen, sino también por su edad, afecta y mucho el interés sexual.

Atracción hacia su pareja: Esta puede verse afectada por diferentes causas: mala higiene corporal, mal aliento, olores desagradables, sobrepeso,

Sentimientos de vulnerabilidad y confianza: Si no existe confianza con la pareja, si no se siente que está allí cuando se le necesita, si no se está segura de la estabilidad de la relación, las relaciones sexuales pueden producirle miedo a una mujer, miedo que lo expresará inhibiendo su interés sexual.

Diferencias entre la pareja con respecto al espacio de cada uno: espacio significa tiempo individual, y muchas veces un miembro de la pareja requiere de más espacio, y resulta que el otro necesita de mayor cercanía y por lo tanto de menor espacio. Esta situación puede llevar a un bajo interés sexual, iniciándose un ciclo de «me persigues y me distancio», y lo que se consigue es más distancia de una de las partes y por lo tanto una sensación de rechazo por la otra. Esto requiere de una buena conversación; espacio no significa que se deje de querer a una persona, como a veces erróneamente se asume.

Pero cuidado, no siempre es una real falta de interés lo que se esconde tras esa queja. Lo que se manifiesta es en realidad falta de espontaneidad del interés. Por eso lo primero que le pregunto a esa mujer que me consulta, es si el interés reaparece cuando la provocan, cuando hay caricias, besos, abrazos, cuando se toma más tiempo en la estimulación. Si responde que sí, entonces esa supuesta falta de interés no es tal.
Indudablemente el interés sexual en la mujer es un tema complejo. A diferencia del varón, que suele motivarse por estímulos visuales o por el mismo impulso biológico, en la mujer encontramos otros factores que, según estén o no, resultan estimulantes o inhibidores. Tanto lo contextual como lo relacional intervienen mucho en el erotismo femenino.
Por lo tanto la preparación del ambiente, de acuerdo a lo que a ella le resulte atractivo, o quizás estar en un sitio especial con cierta cuota de transgresión, son ingredientes que refuerzan el interés.

El hecho de sentirse atractivas para su pareja, así como deseadas, importantes y amadas, son otros afrodisíacos a considerar. El romanticismo, la expresión de afecto y los juegos de seducción completan una escena que la preparará para un encuentro excitante e interesante.