¿Nos alcanzará el destino?

Una pregunta recorre el mundo y parece inquietar cada día más ¿Quién se hará cargo de los ancianos, si su número aumenta como está previsto? Especialmente preocupa ante el hecho de que en las sociedades más diversas pareciera presentarse un incentivo decreciente a la reproducción. Así las cosas, ante un número menor de nacimientos y un aumento en la esperanza de vida, la realidad es que cada vez habrá menos personas en edades productivas, que puedan generar los recursos necesarios para atender a los ancianos.
Para darnos una primera idea de la dimensión del desafío que enfrenta la humanidad, tomemos algunos datos impactantes de la Organización Mundial de la Salud, contenidos en un reporte de dicha organización de abril de 2012, titulado «10 datos sobre el envejecimiento de la población»
Lo primero que nos dice con claridad es que la población mundial está envejeciendo rápidamente. Entre 2000 y 2050, la proporción de la población mundial con más de 60 años de edad se duplicará, ya que pasará de aproximadamente el 11% al 22%. Se espera que el número de personas de 60 años o más aumente de 605 millones a 2000 millones en ese mismo periodo. El número de personas de 80 años o más se cuadruplicará entre 2000 y 2050 y en ese año habrá en el mundo cerca de 400 millones de personas con 80 años o más. Como resultado del alargamiento de la vida, por primera vez en la historia, la mayoría de los adultos de mediana edad tiene a sus padres vivos.
En términos de la capacidad de respuesta que la sociedad tendrá, para hacerse cargo de las personas de edad avanzada, resulta interesante observar el hecho de que en 2050, el 80% de las personas de edad vivirán en países de ingresos bajos y medianos. Chile, China y la República Islámica del Irán tendrán una mayor proporción de personas de edad que los Estados Unidos de América. El número de personas de edad en África aumentará de 54 millones a 213 millones.
En referencia a las condiciones de salud de este estrato de la población, se señala que los principales problemas de salud que afectan a las personas de edad se deben a enfermedades no transmisibles.
En la actualidad, incluso en los países más pobres, las principales causas de muerte son las enfermedades cardiacas, los accidentes cerebrovasculares y las enfermedades pulmonares crónicas, mientras que las principales causas de discapacidad son el déficit visual, la demencia, la pérdida auditiva y la artrosis.
Los adultos mayores que viven en países de ingresos bajos y medianos soportan una carga de morbilidad más elevada que las que viven en países ricos.
El número de años de vida perdidos por fallecimiento prematuro debido a enfermedades cardiacas, accidentes cerebrovasculares o enfermedades pulmonares crónicas es tres veces mayor para las personas de edad que viven en países de ingresos bajos y medianos. Estas últimas también registran tasas mucho más elevadas de discapacidad visual y auditiva. Muchos de estos problemas pueden prevenirse de forma fácil y barata.
El compromiso de las nuevas generaciones será de una gran dimensión, pues la necesidad de atención de larga duración está aumentando.
Se prevé que de aquí a 2050 el número de personas de edad que no pueden valerse por sí mismas se multiplicará por cuatro en los países en desarrollo. Muchos adultos mayores pierden su capacidad de vivir de forma autónoma debido a su limitada movilidad, su debilidad u otros problemas de salud físicos o mentales. Un alto porcentaje de ellos necesita una atención de larga duración, como servicios de enfermería en el domicilio y atención sanitaria comunitaria, residencial y hospitalaria.
Tratando de adelantar respuestas y propuestas a estos impresionantes retos, la OMS señala que la prestación de servicios eficaces de atención primaria de salud a nivel comunitario para los adultos mayores es crucial.
En ese orden de ideas, se enfatiza que la prestación de una atención sanitaria de calidad es importante para promover la salud de las personas de edad, prevenir enfermedades y controlar las enfermedades crónicas. La mayoría de los planes de estudio dirigidos a futuros profesionales sanitarios no incluyen la atención específica para personas de edad. Sin embargo, el personal sanitario dedicará cada vez más tiempo a la atención de este grupo de población.
La OMS considera que todos los profesionales sanitarios deberían recibir formación sobre las cuestiones relacionadas con el envejecimiento.
Y más allá de dicha atención preventiva, se presenta la necesidad de invertir en «adaptar» los entornos a esta nueva población, ya que según se afirma en dicho reporte, los entornos estimulantes para adultos mayores y adaptados a sus necesidades  les permiten una vida más plena y maximizan su contribución a la sociedad. La creación de este tipo de formación puede contribuir enormemente a aumentar su autonomía y participación activa.
El tema del envejecimiento de la población puede ser visto desde muy diferentes ángulos.
Las consecuencias económicas por una parte son considerables, si tomamos en cuenta los cuantiosos recursos que se requieren para atender las necesidades que representa esta nueva condición poblacional.
Baste señalar como ejemplo lo que significarán las pensiones que demandará  este segmento de la sociedad. Y desde el punto de vista social, los efectos no son menos importantes, dadas las características de los mercados de trabajo, generalmente inadecuados para recibir a personas de edad avanzada y ante la soledad a la que parecen condenados, cuando se ha reducido tanto su capacidad de bastarse por sí mismos.
El tema resulta ineludible, además de apasionante, especialmente cuando nos encontramos posiciones por ahí que nos indican que no todo está perdido y hasta afirman sobre la posibilidad de que este envejecimiento traiga consigo un «segundo bono demográfico». Ya hablaremos de ello.