Conciencia: Páncreas, los riesgos del subdiagnóstico

Herófilo decidió dejar de lado la especulación filosófica del estudio del cuerpo para convertir a la anatomía en una ciencia independiente. Mediante sus docenas de disecciones a cadáveres, no sólo fue el encargado de descubrir la relación entre cerebro, médula espinal y nervios. Durante el siglo III a. de C. describió en sus estudios para la Escuela de Alejandría muchas partes de la fisiología humana, como el páncreas, un pequeño y rosado órgano localizado detrás del estómago y por delante de la columna, al que por mucho tiempo no se le dio la importancia vital que posee.
Fue hasta mediados del siglo XIX que el biólogo francés Claude Bernard descubrió la función exócrina pancreática, básica para la descomposición de los alimentos y absorción de los nutrientes. Incluso hoy los trastornos de esta función elemental parecen rehuir de los diagnósticos médicos para convertirse en una peligrosa sombra. Se le denomina Insuficiencia Pancreática Exócrina (IPE) al trastorno que altera la producción de enzimas digestivas del páncreas.
Jorge Hernández Calleros del Departamento de Gastroenterología del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán (INCMNSZ) señala que para entender la función del páncreas lo podríamos dividir en dos partes. Una que es la parte endócrina, donde se produce la insulina necesaria para metabolizar correctamente los azúcares que comemos. Si no funciona bien esa parte, el resultado es diabetes. Esta función representa el 5% del páncreas.
“El resto del órgano está formado por células exócrinas, que son las que se encargan de generar los productos necesarios para digerir en el intestino lo que comemos: las grasas, los carbohidratos, las proteínas. Si el páncreas deja de producir estas sustancias, ya no hay posibilidad de digerir y por lo tanto los nutrientes no son aprovechados”.
El gastroenterólogo señala que la prevalencia de la IPE se calcula en alrededor del 1%, pero es muy difícil conocer su prevalencia real porque es una enfermedad que en etapas iniciales se diagnostica muy poco y tiene manifestaciones muy comunes a otras patologías.
Sintomatología confusa:La IPE inicialmente presenta signos que se pueden confundir con los de enfermedades más comunes.
Al principio el paciente puede tener distención abdominal, un poco de dolor y diarreas más frecuentes de lo habitual. Estos son síntomas comunes a muchos trastornos, el más frecuente: la colitis.
“Pero si los síntomas avanzan, como con evacuaciones con grasa y pérdida de peso, es un reflejo de que hay algo más allá de una colitis. En aquellos casos donde el paciente con el tratamiento habitual para otras enfermedades no mejora, es donde vale la pena investigar si no se trata de una IPE”, comenta el especialista, quien agrega que el problema principal radica en el subdiagnóstico.
“Es una enfermedad que por lo general es secundaria a otras, así que es necesario tomar en cuenta los grupos de riesgo”.
Hernández explica que los padecimientos relacionados se dividen en dos: las enfermedades directamente del páncreas como la pancreatitis aguda, en la cual se pierde un pedazo de páncreas; o las que tienen pancraetitis crónica, en la cual la función de esta parte.