Acidez: Popular, penosa y… ¡Mortal!

Contrario a lo que creemos de la acidez, no sólo se trata de mal común y corriente, sino que es importante padecimiento que, de no tratarse a tiempo, puede complicarse y llevarnos hasta la muerte.
Todo inicia con el placer de comer la deliciosa variedad de platillos de la cocina mexicana, famosa por su exquisito sabor… y también por sus temibles condimentos, entre los que destaca el picante.
Ahora bien, el problema es el proceso digestivo y los sufrimientos por la estancia de esos aguerridos sazonadores en el estómago, órgano que, imposibilitado para absorberlos, reacciona de manera agresiva contra grasas, irritantes, oxidantes (favorecen la aparición de radicales libres, responsables de envejecimiento celular) y cualquier clase de chatarra con máscara de comida “rápida”.
Peligrosos inquilinos
Si no hubo más remedio y consumimos con todo gusto guisos grasosos, tendremos que afrontar las consecuencias, de las cuales la primera es la pesadez que sentimos al ingerir semejante “carga”, por lo que la acidez no se hace esperar.
Cabe recordar que el estómago es un órgano muscular hueco que no sólo almacena los alimentos, sino que además los mezcla con ciertas sustancias (ácido clorhídrico y enzimas) que permiten fraccionarlos en moléculas pequeñas.
Luego, con ayuda de otros órganos, como intestinos, hígado y riñón, distribuye las diferentes sustancias benéficas para el organismo y elimina lo que no sirve.
Cuando se ingieren productos difíciles de digerir, como carnes rojas y grasas, sucede tremendo descontrol que se manifiesta con reflujo o regurgitación (esto es, regreso) de ácidos por el esófago hacia la boca, provocado en algunas personas por problema en el esfínter esofágico inferior (banda de fibras musculares que abre y cierra la conexión entre estómago y esófago).
Este fenómeno es la primera señal de alarma emitida por el estómago en busca de inmediato alivio.
¡Fuego!
En palabras del Dr. Eduardo Piñeiro Acosta, especialista gastroenterólogo del Hospital Ángeles Lomas, en el Estado de México, la regurgitación causa quemadura de la mucosa que protege al estómago, malestar que usualmente combatimos con antiácidos. Si bien estos medicamentos generan alivio en un principio, a largo plazo pueden causar graves daños, traducidos en la famosa gastritis (inflamación del estómago) que, a su vez, de no tratarse rápidamente deriva en úlcera (desgaste o erosión del revestimiento del órgano), ya sea en la modalidad gástrica (afecta sólo al estómago) o duodenal (daña la conexión con el intestino delgado), lo que representa verdadero “infierno” por todos temido.
Mortales placeres
Las leyendas urbanas sugieren acciones que pueden convertirse en verdaderas tragedias, como aquella que versa: “Después de un taco, un buen tabaco”, y que el “cafecito” es idóneo para la digestión; sin embargo, nada hay más falso y peligroso, ya que estos productos, junto con el mexicanísimo chile, integran infernal trío que provoca perforaciones en el estómago.
Al respecto, el especialista señala: “Los antiácidos a base de magnesio protegen al órgano, lo cual no significa la total recuperación pues, dependiendo del caso, se debe seguir tratamiento más largo; a veces es recomendable someterse a cirugía preventiva y esperar los resultados, considerando que la acidez depende de tres factores: síntomas, frecuencia y permanencia de bacterias”.
Costosa enfermedad
Por lo visto, degustar con frecuencia un buen plato de carne frita puede acarrearnos tremendos y costosos problemas de salud. Por supuesto, no se trata tampoco de tirarnos al “vacío” de lo vegetariano mal entendido, sino de tener mesura y buenos hábitos alimenticios para asegurarnos vida sana.
En este sentido, los especialistas recomiendan:
Consumir estrictamente tres comidas.
Masticar varias veces cada bocado, para que el alimento llegue bien triturado al estómago.
Comer sentado y en posición recta, a fin de facilitar el tránsito de lo ingerido.
Reposar poco (sin acostarse) después de comer o cenar, para darle tiempo a la digestión.
También es preferible ingerir productos fáciles de aprovechar, como verduras, frutas, pescado, pollo y, de vez en cuando, algún corte de carne magra (sin grasa), que sólo es dañina si se consume en exceso.
Además es recomendable beber agua en cantidad aproximada de 2 litros diarios, con lo que se evitan problemas en vías urinarias.
Desde luego, si bien se recomienda adquirir buenos hábitos desde la infancia, nunca es tarde para empezar nueva (y buena) vida, antes de recibir membresía en un club que nadie disfruta: el de la úlcera, donde, sin atención médica, es probable contraer cáncer. Después de todo, lo importante no es sólo vivir más tiempo, sino en óptimas condiciones.
Amenaza microscópica
Se sabe que la bacteria Helicobacter pylori es responsable de la mayoría de las úlceras y muchos casos de gastritis, ya que soporta la acidez gástrica, debilita la cubierta protectora del estómago y la primera parte del intestino delgado (duodeno), permitiendo que los jugos digestivos irriten el revestimiento sensible de estas partes del cuerpo.