Sharapova contra el poder de Serena

Hace ya once años, una joven adolescente siberiana se presentó a Wimbledon y acabó alzándose campeona. Era una revolución: una muchacha de 17 años barrió de la cancha a Serena Williams en la final, con un resultado de 64 y 61, que vaticinaba un cambio de paradigma en el tenis mundial.
Volvió a vencer la hermosa rusa unos meses después, en el WTA Championship, pero en semifinales del Abierto de Australia 2005 todo cambió. Con un set arriba y break a favor en el segundo, Sharapova se precipitó al vacío. Vio cómo Serena encontraba la manera para remontarla ese encuentro, y encadenar la friolera de quince victorias consecutivas. Da igual la superficie, el momento y el lugar. La estadounidense se ha mostrado muy superior durante los últimos diez años, imponiendo una ley seca a una Maria que parece bloqueada mentalmente cuando juega frente a la afroamericana.
Masha tan solo ha sido capaz de ganar dos sets en los últimos quince partidos que les han enfrentado. La diferencia de nivel tenístico entre ambas es mucho menor de lo que muestran los resultados, pero algo dentro de la cabeza de la bella Sharapova, entra en caos cuando ve al otro lado de la cancha a su némesis. Por su parte, Serena Williams tiene una batalla consigo misma. Le cuesta mucho calentar motores y eso la sitúa en situaciones comprometidas durante sus encuentros. Ya es un clásico ver cómo la estadounidense pierde el primer set de sus partidos, pero luego es capaz de reaccionar. Le ocurrió en prácticamente todos los encuentros de Roland Garros, y le ha pasado ante Azarenka en Wimbledon. Aunque la situación más tensa del torneo la vivió ante la local Watson, transitando 3-0 y saque para la británica en el tercer y definitivo set.
Ambas luchan contra sí mismas; Sharapova contra sus miedos y Serena contra sus propios límites. Wimbledon es en este momento testigo de una semifinal con sabor de final anticipada, y que puede suponer el continuismo, o un giro de 180º al tenis mundial femenino. ¡El espectáculo debe seguir!