Evangelizar es nuestra revolución, afirma el Papa

El Papa Francisco defendió la necesidad de la Iglesia de evangelizar y exclamó: «Esa es nuestra revolución», durante la misa multitud inaria que celebró en el parque del Bicentenario de Quito, una de sus etapas del viaje que está real izando por Latin oa mérica.
«Eso es evangelizar, esa es nuestra revolución, porque nuestra fe siempre es revolucionaria, ese es nuestro más profundo y constante grito», dijo Francisco ante cientos de miles de personas en al capital ecuatoriana.
El nombre del lugar donde celebró la misa sirvió a Fra ncisco también para recordar «el grito de Independencia de Hispanoamérica». El Papa, quien hoy vistió una casulla con bordados típicos locales, propuso la evangelización como unidad ante un mundo «lacerado por las guerras y la violencia».
Su homilía estuvo repleta de pasajes de su exhortación ap ostólica «Evangelii Gaudi um» (la alegría del Evangelio ).
«Sería superficial pensar que la división y el odio afectan sólo a las tensiones entre los países o los grupos sociales. En realidad, son manifestación de ese difuso individualismo que nos separa y nos enfrenta, de la herida del pecado en el corazón de las personas», agregó. Y recalcó que «la evangelización puede ser vehículo de unidad de aspiraciones, sensibilidades, ilusiones y hasta de ciertas utopías».
Recordó, además, la necesidad «de luchar por la inclusión a todos los niveles, evitando egoísmos, promoviendo la comunicación y el diálogo, incentivando la cola bora ción». Y volvió a hablar de la necesidad de trabajar para conseguir la paz que es «algo artesanal» y aseguró que «es impensable que brille la unidad si la mundanidad espiritual nos hace estar en guerra entre nosotros, en una búsqueda estéril de poder, prestigio, placer o seguridad económica».
Advirtió de que «la evangelización no consiste en hacer proselitismo» y que muchos hacen una «caricatura de la evangelización».
Y defendió que evangelizar «es atraer con nuestro testimonio a los alejados» y a los «más pobres de los más indefensos y que no pierden su dignidad a pesar de que se la golpean todos los días».

Para él, la unidad «nos aleja de la tentación de propuestas más cercanas a dictaduras, ideologías o sectarismos».

«¡Qué lindo sería que todos puedan admirar cómo nos cuidamos unos a otros!. ¡Cómo mutuamente nos damos aliento y cómo nos acompañamos!», exclamó.