Reconectate con tu niñ@ interior

Veo que estás bastante crecida y que ahora te gusta más jugar con muñecos de carne y hueso que con monitas o jueguitos de té. Por eso, te voy a dar unos consejitos para que te acuerdes poro qué cuando eras pequeñita disfrutabas tanto la vida y los juegos.

¡No se te olvide, para vivir al máximo, en especial tu vida sexual (ejem, de lo que sé mucho por lo que te he visto hacer, picarona) sigue mi pequeña pero sabia filosofía:

ASOMBRATE. La capacidad de asombro es una característica muy especial de los chiquitines. Al hacer el amor asómbrate con cada caricia que recibes o que das, con cada reacción de tu cuerpo o del de tu galán y verás que lo gozarás más.

INVESTIGA. La curiosidad infantil es otra virtud. ¿Te acuerdas cuando veías un juguete nuevo y lo deshacías para ver cómo era por dentro? De la misma forma debes investigar primero en tu cuerpo y luego en el de tu pareja, para saber qué te gusta y cómo funcionan al hacer el amor. No te pierdas ni un solo rincón.

PRUEBA SIN TEMOR AL RIDÍCULO. Antes, cuando te vestían de pastorcita para la pastorela, ¿acaso te morías de la pena por lo que iba a decir toda la gente que te veía? Al contrario, lo disfrutabas. De igual modo vive hoy, si se te antoja disfrazarte de colegiala para vivir una fantasía o si tu galán te pide que jueguen al doctor y la paciente, ¿quién se va a reír de ti? ¡Haz las cosas pensando en será divertido para tu chavo y tú y no en lo “que va a decir”!

SONRÍE. De niña seguro te la pasabas risa y risa, en la cama y en la vida en general es bueno reírse. Si una cosa no sale bien cuando estén haciendo el amor, diviértanse.

EXPRÉSATE DIRECTAMENTE. La sinceridad es parte de la inocencia infantil. Cuando algo no te agradaba lo decías sin miedo. Bien, ahora haz lo mismo, no te quedes callada. Y sucede lo mismo cuando se trata de expresar algo que te encantó en la cama. Así, si te portas bien, tu novio te lo puede volver a hacer.