Papa nombra a Alberto González como obispo de Tuxtepec

El Papa Francisco ha nombrado obispo de Tuxtepec (México) a José Alberto González Juárez, del clero de la diócesis de Tuxtla Gutiérrez, hasta ahora párroco y vicario episcopal para el Clero y para la Vida Consagrada, informó hoy la Santa Sede en un comunicado
González Juárez nació el 19 de diciembre de 1967 en El Parral, en el municipio de Villa Corzo (Chiapas) y fue ordenado presbítero el 8 de diciembre de 1995.
Completó sus estudios eclesiásticos en el Seminario de San Juan de Los Lagos y Tuxtla Gutiérrez, y obtuvo la Licenciatura en Filosofía en la Pontificia Universidad de México. Durante su trayectoria profesional, ha sido párroco de la parroquia de la Divina Providencia en Tuxtla Gutiérrez y docente de filosofía también en Tuxtla, entre otros cargos.
Papa pide desde Sarajevo oponerse a violencia
El Papa Francisco lanzó un mensaje de paz e instó a oponerse a la barbarie de la violencia, a su llegada este sábado a Sarajevo, para un viaje apostólico «relámpago» de apenas unas horas por Bosnia-Herzegovina.
«Vengo como peregrino de la paz y el diálogo», aseguró en su primer discurso en el país, que pronunció en el Palacio Presidencial ante autoridades políticas y civiles, tras reunirse en privado con los tres miembros de la presidencia: Dragan Covic, Mladen Ivanic y Bakir Izetbegovic.
En su mensaje, pronunciado en italiano, llamó a oponerse a la «barbarie» de quienes toman cualquier ocasión y pretexto de diferencia para una violencia cada vez más brutal.
Urgió a todos a reconocer los valores fundamentales de la humanidad común, valores por los cuales se puede y se debe colaborar, construir y dialogar, perdonar y crecer, permitiendo que el conjunto de las voces forme «un noble y armónico canto» , en vez del «griterío fanático del odio».
Puso a Sarajevo como ejemplo para Europa y el mundo, porque en esa ciudad pueden convivir miembros de diversas religiones y etnias con relaciones de mutua amistad y cordialidad. «Se necesita un diálogo paciente y confiado, para que las personas, las familias y las comunidades puedan transmitir los valores de su propia cultura.

y acoger lo que hay de bueno en la experiencia de los demás» , indicó.
«Así, es posible también curar las graves heridas del pasado reciente, y mirar hacia el futuro con esperanza, enfrentándose con el corazón libre de temores y rencores a los problemas cotidianos que toda comunidad civilizada ha de afrontar» , apuntó.
Afirmó que los responsables políticos deben ser los primeros servidores de sus comunidades con una actividad que proteja en primer lugar los derechos fundamentales de la persona humana, entre los que destaca el de la libertad religiosa.
Ponderó que, de ese modo, será posible construir una sociedad más pacífica y justa, para que con la ayuda de todos se encuentre solución a los múltiples problemas de la vida cotidiana del pueblo.
«En esta tierra, la paz y la concordia entre croatas, serbios y bosnios, así como las iniciativas encaminadas a su fortalecimiento, las relaciones cordiales y fraternas entre musulmanes, judíos y cristianos, tienen una importancia que va más allá de sus fronteras» , constató.
Según el Papa, esa colaboración entre grupos étnicos y religiosos para el bien común puede demostrar al mundo que es posible una pluralidad de culturas y tradiciones que contribuyan a encontrar soluciones originales y eficaces a los problemas.
Afirmó que ese diálogo es un ejemplo de que las heridas más profundas pueden ser curadas a través de un proceso que purifique la memoria y dé esperanza para el futuro.
Improvisando aseguró que esa esperanza la vio en los niños que poco antes había saludado en el aeropuerto: islámicos, ortodoxos, judíos, católicos y otras minorías, todos juntos, conviviendo. «Ellos son la esperanza, apostemos por eso» , insistió.
«Es indispensable que todos los ciudadanos sean iguales ante la ley y su aplicación, independientemente de su origen étnico, religioso y geográfico: así todos y cada uno se sentirán plenamente participes de la vida pública y, disfrutando de los mismos derechos, podrán dar su contribución específica al bien común», estableció.