Editoriales independientes dan al cartón vida literaria

Con un ritmo propio, más lento que el de los sellos grandes y medianos, pero a paso seguro, priorizando la calidad de autores y contenidos, las llamadas editoriales carto-neras se han consolidado en el gusto de los lectores mexicanos a ocho años de haber surgido en el país.
Los editores Nayeli Sánchez y Dany Hurpin, de La Cartonera, editorial pionera en el país, que surgió en Morelos en mayo de 2007, y Yaxkin Melchy, a cargo del sello 2.0.1.3., que en diciembre próximo cumple cinco años de vida, coinciden en lo anterior y agregan que las ventas de sus ejemplares les han permitido ser autofinanciables.
Con un catálogo de 40 títulos y un tiraje promedio de 120 ejemplares de cada uno, La Cartonera, comentan sus editores, “trabajando desde Cuernavaca hemos logrado formar un público, seguidores del proyecto que nos buscan, están al pendiente de nuestras publicaciones y las adquieren.
“La mayor parte de los ejemplares se vende en las presentaciones de libros, y de mano en mano. Tenemos presencia en algunas librerías independientes en el país, en foros y en ferias de libros”, detallan.
Por su parte, el poeta y diseñador que coordina 2.0.1.3., que ha publicado a la fecha 30 títulos, dice vender entre el 80 y el 90 por ciento del tiraje de cada libro, que oscila entre 30 y 100 ejemplares.
“Las ventas se logran a largo plazo, en dos o tres años. Pero lo importante es que ninguno de los títulos ha sido embodegado y varios se han reimpreso, dependiendo de la demanda. Y si tomas en cuenta que el 80 por ciento del catálogo es poesía, y el 20 narrativa, no está nada mal”, añade.
Con libros de portadas hechas de cartón reciclado, pintados y hechos a mano, pegados, cosidos o engrapados, conjugando literatura, artes plásticas y ecología, la propuesta de las editoriales cartoneras nació hace 12 años en Argentina, con Eloísa Cartonera.
Pero el fenómeno se expandió rápidamente por diversos países, sobre todo de Sudamérica y Europa, y ahora, detalla Nayeli Sánchez, existen unas 200 cartoneras en todo el mundo. “Lo cual tampoco asegura que todas sigan activas. Aún así, esto puede verse como el éxito de una alternativa de publicación a las editoriales tradicionales.
“Consideramos que como las primeras cartoneras que surgieron en América Latina nos hemos consolidado, porque seguimos publicando de manera constante. Ciertamente, éstas no deben ser vistas como un movimiento coordinado, sino más bien como un fenómeno espontáneo, que aparece de manera simultánea o no en diferentes lugares”, señala.
Libertad y trabajo colectivo
Nayeli Sánchez y Dany Hurpin, de La Cartonera, confiesan que ser la primera editorial de este tipo en México los ha convertido, de alguna manera, en un referente para otras cartoneras que han surgido.
“Incluso hemos incidido directamente en la creación y la consolidación de cartoneras en comunidades de México y fuera del país. Es también una gran responsabilidad: la gente suele esperar mucho más de lo que uno a veces cree debería dar”, aseguran.
Pero aclaran que ser pioneros les ha dado, sobre todo, “un sentido de libertad, de trabajar como queremos, publicar lo que nos gusta, sin tener el sentimiento de ‘tener que rendir cuentas a alguien’.
“Hemos conseguido formar en Cuernavaca un grupo de trabajo sólido, colectivo y solidario, que nos permite seguir publicando y ser parte importante de la escena cultural del estado. En otras palabras, se ha creado una comunidad artística alrededor del proyecto”, explican.
De esta manera, desde 2008 han publicado 40 títulos, varios de ellos con tres reediciones y algunos han alcanzado tirajes de 150 o 160 ejemplares. “Este número nos ha permitido vender adecuadamente los libros, trabajar de manera colectiva y coordinada, publicar con un cierto ritmo y recuperar dinero para seguir trabajando”, apuntan. Uno de sus proyectos más exitosos ha sido el libro Sade. La insurrección permanente, de Maurice Nadeau, escritor y editor francés fallecido en 2013, traducido por Rafael Segovia, que para su publicación recibió un apoyo de la Embajada de Francia en México y “tendrá un tiraje excepcional de 500 ejemplares”.
Los editores comentan que la creación de redes de colaboración entre editoriales, sobre todo de otros países, les ha dado fortaleza y el pendiente ahora es “consolidar nuestra presencia en los espacios de librerías independientes en el país y el extranjero”.
Por lo pronto, participarán a partir del 7 de mayo en la VI Feria del Libro Independiente, organizada por la Alianza de Editoriales Mexicanas Independientes y el Fondo de Cultura Económica, en el Centro Cultural Bella Época, y, en octubre próximo, en la Feria Internacional del Libro del Zócalo, en la que Morelos será el invitado especial.
Estabilidad y
aceptación
Yaxkin Melchy, del sello 2.0.1.3., que cambia de nombre como si fuera una versión de software, antes se llamaba 2.0.1.2 y el año entrante se volverá a modificar, destaca que su proyecto ha alcanzado la estabilidad y sus libros ahora son más aceptados por los lectores.
“Antes se extrañaban al ver los volúmenes con la portada del mismo cartón que ven en las cajas de huevo, de detergente, sopa, pañales o servilletas, ahora transformados en literatura. Pero las cartoneras han logrado esto, abrir los criterios y el gusto del público”, piensa.
Dice que el crecimiento de las editoriales cartoneras ha sido exponencial. “En México existen más de 20, y de éstas diez están en el Distrito Federal”, detalla quien comenzó a trabajar hace cinco años en su departamento de la colonia Narvarte y ahora tiene una sede más, en el Centro Cultural La Pirámide, donde imparte desde hace dos años el taller Laboratorio de ediciones alienígenas.
El editor indica que, además de la calidad de los contenidos y de promover los trabajos de autores jóvenes, a 2.0.1.3. le ha interesado mantener precios accesibles, “no convertir al libro objeto en algo elitista”, por lo que sus títulos cuestan entre 40 y 200 pesos. Está conciente de que las cartoneras funcionan en un modelo micro y ahí piensa mantener a su editorial, no crecer de más. “Tenemos exhibición de títulos en algunas librerías independientes, pero nuestra relación con estos espacios es ambigua, no todos nos aceptan porque no tenemos ISBN, ni código de barras ni facturas, no estamos dados de alta en Hacienda, y así seguiremos la mayoría”, concluye.
Melchy festejará el primer lustro de su sello con una exposición.
en noviembre próximo, de los 30 títulos que ha publicado, en la galería Cráter Invertido, ubicada en la colonia San Rafael

Algunas de las cartoneras mexicanas más activas son Cohuiná (Chiapas), Segus (Puebla), La Regia (Monterrey), La Rueda (Guadalajara), Mamá Dolores Cartonera (Querétaro) y Kodama Cartonera (Tijuana), entre otras.