Gabriel Vargas ha sido el principal cronista gráfico del México urbano del siglo XX, afirma Rafael Barajas El Fisgón, otro caricaturista mexicano de prosapia. A través de las historietas de don Gabriel, añade, se puede hacer un recorrido gozoso y divertido de lo que fue la vida en las vecindades de la Ciudad de México.
“Todos sus personajes (que son legión) se convirtieron pronto en arquetipos entrañables, desde el diputado Jilemón Metralla y Bomba hasta la mitotera de doña Borola Burrón. Además, fue un narrador de gran imaginación”, señala El Fisgón.
Barajas participará mañana, a las 18:00 horas (hora local), junto con los escritores Fabrizio Mejía Madrid y Humberto Musacchio, en la mesa 100 años de Gabriel Vargas: La familia Burrón, como parte de las actividades de la delegación de la Ciudad de México en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires (FILBA).
El panel se llevará a cabo en el Salón Alfonso Reyes del Pabellón Amarillo de la feria, que este año llega a la edición 41, a la cual asiste la capital del país como invitada de honor. ¿Qué tan conocido es el trabajo de Gabriel Vargas en Argentina? Me temo, apunta El Fisgón en entrevista, que en Argentina el trabajo de Vargas es poco conocido. “Del mismo modo, la obra de la mayoría de los grandes historietistas argentinos es muy poco conocida en nuestro país. Conocemos a Quino y a Fontanarrosa, pero sólo los enterados aprecian el trabajo de Breccia, Oesterheld, Muñoz y Sampayo”, explica.
Por ello es que, en su opinión, es pertinente llevar un referente de la cultura popular mexicana como La familia Burrón a la nación sudamericana. “Creo que es loable todo esfuerzo que permita que las naciones latinoamericanas se entiendan mejor y tengan acercamientos.
En todos los tiempos, la cultura ha sido el mejor embajador de los pueblos y creo que Vargas en un emisario que representa muy bien a todo un estamento de la población mexicana”, plantea. Barajas añade que si bien no tiene una idea clara acerca de cómo pueda ser recibida La familia Burrón en Argentina, tierra de Mafalda, “porque las claves para entender el humor de Vargas están muy ligadas a una forma específica de nuestra cultura urbana”, pero “el intento bien vale la pena”.
Como figura central de la segunda mitad del siglo XX, al dejar como legado una herencia crítica en México.
así fue definido el escritor Octavio Paz (1914-1998) por especialistas.
En la FILBA, el Gobierno de la Ciudad de México rindió ayer un homenaje al Premio Nobel de Literatura 1990, en el que participaron José María Espinasa, Francisco Segovia, Christopher Domínguez Michael, Santiago Sylvester y Ricardo Cayuela.
El autor de El laberinto de la soledad fue “figura central y más importante de México de la segunda mitad del siglo pasado y su trabajo nos ha legado una herencia crítica, que ha generado una amplia y variada discusión a su alrededor”, consideró José María Espinasa, director del Museo de la Ciudad de México.
El lexicógrafo y traductor Francisco Segovia subrayó que en México es poco probable que surja una nueva figura de tal trascendencia.
Y el crítico literario Christopher Domínguez Michael señaló que Paz es un clásico, uno de los últimos intelectuales de esa estirpe, que con sus reflexiones hacían que “la cultura fuera política y la política, cultura”.