Promueven polifonía sacra en México

El mundo de la música sacra está más allá del Ave María de Franz Schubert y el Stabat Mater Dolorosa de Giovanni Battista Pergolesi, pues existe una pléyade de compositores europeos de los siglos XI al XIX y del periodo virreinal que no son interpretados en nuestro país, asegura el flautista y director de la Capella Barroca de México, Horacio Franco.
“Por ejemplo, hay compositores verdaderamente eminentes como Giovanni Pierluigi da Palestrina, Josquin Des Prés, Johannes Ockeghem, Antoine Busnoys, Guillaume de Machaut, Philippe de Vitry, Orlando di Lasso, Thomas Tallis y John Taverner, Thomas Tallis y John Taverner, entre otros, quienes crearon obras magistrales con el mismo alcance intelectual y emocional de Brahms, Beethoven y Wagner”, aseguró.
Sin embargo, reconoce que sería muy difícil programar un concierto con este repertorio en el Palacio de Bellas Artes y lamenta que hasta hoy no se haya logrado capitalizar la grandeza de esta música en los escenarios mexicanos.
“La cuestión aquí es que no se ha sabido capitalizar esa música y para eso se necesitaría contar con la complicidad de la iglesia, pero parece ser la primera en oponerse a que haya buena música en sus templos”.
Hay que decir que el gran acervo de la música clásica es el europeo y que la música occidental nació a partir de la polifonía sacra, dijo en entrevista, es decir aquella que la iglesia católica albergó en su seno desde el canto gregoriano hasta el nacimiento de la polifonía y la escritura musical.
“A partir del surgimiento de la escritura nacieron grandes compositores europeos de la polifonía y es ahí donde se alberga el mejor y mayor acervo musical de Occidente”, detalló. “¡Claro!, no es la gran música sinfónica ni la ópera, pero antes que eso, si no hubiera sido por la polifonía sacra obviamente la música no se habría desarrollado de la misma manera”.
“Yo soy admirador de la gran polifonía europea de los siglos XI al XVIII hasta se inventó el concierto como un espectáculo, es decir, cuando la música salió de las cortes y las iglesias para formar parte del mundo del espectáculo, para que la gente pagara por escucharla”.
¿Cómo definir la música sacra?, se pregunta el intérprete mexicano que ha tocado en los mejores escenarios de Estados Unidos, América Latina y Europa. “La música sacra es el más grande acervo –si no el más depurado–, el más intelectual de toda la música europea. Yo soy devoto de esta música y la realidad es que nunca se hace en México”.
La razón más inmediata se debe a que los recintos religiosos han dejado de ejecutar esta música para ser sustituida por piezas con guitarra de muy mala calidad, en vez de contratar intérpretes y directores de coro que pudieran retomar aquella buena música, aseguró.
“En Europa se sigue haciendo. Aquí no. Y es impresionante porque hoy pocos lugares han restaurado sus órganos o utilizan música sacra de su propio acervo cultural en sus celebraciones”.
¿Cómo se encuentra México respecto de Europa en la asimilación de la música sacra?, se le cuestiona a Franco. “Estamos muy pobres y olvidados. Yo he tratado de hacer ese tipo de música, pero ya quisiera tener presupuesto e infraestructura para lograrlo… obviamente a nadie le interesa”.
En cambio en Europa este tipo de música está más que hecha, asimilada y digerida, señaló, es conocida y aquilatada en el quehacer musical. “Pero mientras siga vivo haré esta música que me fascina y que ayudaría al crecimiento musical de cualquier estudiante de música o de cualquier director, músico y del público en general”.
¿Cuáles son sus obras favoritas dentro de la música sacra? “Las cinco pasiones de Johann Sebastian Bach (1685-1750), principalmente su Passio secundum Johannem o La Pasión según San Juan, así como las pasiones de Heinrich Schütz (1585-1672) que nunca se hacen en México. Hay tantísima música sacra por hacer que me llevaría días enteros en mencionarte obras y compositores de todos los siglos entre el XI y el XIX, las cuales obviamente nunca se han tocado en México”.
El intérprete mexicano también explicó que aunque en México se han rescatado y transcrito una buena parte de los acervos de música novohispana de un sinfín de catedrales, estos acervos sólo permanecen en papel, aunado a que ésta no puede ser considerada la mejor música sacra del mundo.
“Obviamente tenemos un gran acervo de música antigua, recuperada por musicólogos como Juan Manuel Lara y Aurelio Tello, pues la Nueva España fue una colonia muy católica”, pero la mejor música que tenemos fue la creada por compositores españoles como Juan de Lienas y el mexicano Manuel de Soumaya, quien fuera maestro de capilla, pero todos los demás eran españoles o italianos como Ignacio de Jerusalem.
Aun así es aseguró que ninguno de ellos, por más honrosa que sea su música, podría compararse con la maestría de Monteverdi, Di Lasso o Palestrina, aseguró, “Aunque obviamente eso no significa que la música novohispana haya sido mala, pero tampoco se puede comparar con la de estos genios”.
Por último, reconoció que en nuestro país no sólo falta una reivindicación de esta música, sino superar la educación musical paupérrima de las escuelas de música, que sólo se han enfocado al repertorio operístico.
“Es paradójico, pero aunque la polifonía sacra es el acervo más grande de Occidente, muy poca gente la ha escuchado. Pero es tan fantástica que cuando el público la escucha les fascina”, concluyó.
Desconocidos en México
Giovanni Pierluigi da Palestrina (Italia, 1525-1594) es uno de los compositores de música sacra desconocidos para el público mexicano. Él fue integrante del coro de la basílica de santa María la Mayor y más tarde fue nombrado maestro del coro de la Cappella Giulia del Vaticano. Fue autor de 104 misas, 69 ofertorios, 49 madrigales sacros y 94 profanos, así como 11 letanías y 35 magníficats.

Otro es Johannes Ockeghem (Francia, ca 1410-1497), uno de los creadores más influyentes del renacimiento, pionero de la polifonía occidental y amo supremo de la invención lírica y el contrapunto; fue capellán principal de tres reyes franceses y entre sus exploraciones polifónicas más célebres se encuentra sus misas “Prolationum”, Cuiusvis Toni, su Chanson Prenez.

Es el mismo caso de Josquin Des Prés (Países Bajo, ca. 1440-1521), un compositor franco flamenco del Renacimiento, considerado el primer maestro del estilo renacentista de la música vocal polifónica y una de las figuras centrales de la Escuela franco-flamenca. Se dice que durante el siglo XVI adquirió reputación de ser el más grande compositor de la época y se le atribuyen 374 obras.

Antoine Busnoys (Brujas, ca. 1430-1492), considerado el genio de la canción cortesana que amplió el repertorio de piezas vocales, fue el pionero en texturas contrapuntísticas, escribió una decena de misas, magníficats y piezas de música profana, y se le asocia con el tema L’homme armé (El hombre armado) considerada una de las primeras piezas más importantes del contrapunto.

Y Guillaume de Machaut (Francia, ca. 1300), un poeta y compositor de piezas la Messe de Nostre Dame, el Hoquetus David, así como baladas y rondas; fue el compositor más prolífico del siglo XIV que a menudo mezcló elementos conservadores y progresistas.