La tragedia de perder la memoria

En la película Still Alice, el personaje de Julianne Moore señala que preferiría tener cáncer que Alzheimer porque “cuando se tiene cáncer la gente se pone un listón rosa, recauda dinero y te ve como un luchador, pero cuando se tiene Alzheimer, te ven como un retrasado, como un discapacitado”.
En la cinta, Alice (Moore) es una renombrada lingüista que, tras detectarle un raro tipo de Alzhemier, ve su vida y carrera desmoronarse.
Al igual que para este personaje, para los actores, una de sus grandes herramientas de trabajo es la memoria. Por ello, cuando se enfrentan a esta enfermedad (que en México reporta unos 350 mil casos hasta 2014) deciden recluirse, aislarse o hasta retirarse.
Un reciente caso es el de Jack Nicholson, quien tras tener una envidiable carrera que incluye éxitos como El resplandor y Atrapado sin salida, se ha alejado de los escenarios. La razón, según han revelado personas allegadas a él, es que ya no puede recordar parlamentos y por ello ha rechazado papeles como en la cinta Nebraska, por la que Bruce Dern fue nominado al Oscar.
De manera más abierta, como es el caso de Leonorilda Ochoa, o de forma más reservada, son ya muchas las celebridades que lidian con este trastorno degenerativo. Algunas de ellas han querido quitar parte del estigma que existe en torno a esta enfermedad y hablar sin pudor de lo que les ocurre.
Ronald Reagan, Charlton Heston, Rita Hayworth, Charles Bronson y el escritor Gabriel García Márquez tenían en común esta enfermedad para la que no hay cura hoy en día.
Para el médico Raúl Arriaga, neurólogo especialista en Alzheimer, los diminutos avances que hasta el momento se tienen para encontrar una cura de la enfermedad, aunado a la poca información que se tiene al respecto, hacen que a veces las personas se nieguen a reconocer a lo que se enfrentan.
“Existen dos falsas creencias en torno a la enfermedad de Alzheimer. La primera: el deterioro cognitivo forma parte de la edad. La segunda: si alguien tiene deterioro cognitivo, no hay nada qué hacer. Sin duda, éstas son las dos grandes barreras que necesitamos derribar”, detalló.
Esta barreras no han sido más fáciles de derribar para los famosos, quienes en ocasiones deciden retirarse antes de enfrentar el escrutinio público.
En ese punto surgen las confusiones, tal como pasó hace un par de años con Sean Connery, quien tras su película La liga extraordinaria en 2003 ha dejado los escenarios.
Entonces, Michael Caine, su amigo entrañable, fue citado por el diario alemán Bild, diciendo: “Connery ya no tiene el control de su vida”.
Pero semanas más tarde, Caine se retractó: “Hablé con él para su cumpleaños y está genial”.
El especialista Arriaga ofrece otra clave: la abundancia económica con la que cuentan los personajes públicos no hace que puedan estar en ventaja sobre otra persona con el mal.
“Erradicar el Alzheimer no es una cuestión monetaria como podría pasar con otras enfermedades, es un padecimiento degenerativo y no se puede curar hasta el momento. Lo único que se puede brindar es una mejor situación para enfrentarlo, así que por más dinero que se tenga, el padecimiento será el mismo”, finalizó.