Cabañuelas macabras

En las Agoras por la paz y el desarrollo que se han llevado a cabo, resultado de la publicación del libro Los sentimientos del corazón de México, el viernes 20 de marzo contamos con la presencia del licenciado Manuel Jiménez Guzmán en el Club de Industriales, así como el distinguido periodista Carlos Ramos Padilla. El licenciado Manuel Jiménez Guzmán expuso el principio número cero llamado libertad. Inició aclarando que la libertad es un concepto fundamental que tiene múltiples interpretaciones éticas y filosóficas, pues es consustancial al ser humano y a su existencia. Asimismo, el ejercicio de su libertad/responsabilidad no es transferible a ningún otro. Lo único que pudiera acotar la libertad es cuando en su ejercicio cause daño o perjuicio a otras personas. En síntesis, la libertad es el don más valioso de los seres humanos, ya que define su actuar y permite la convivencia pacífica. En un enfoque más preciso, el licenciado Manuel Jiménez Guzmán habló sobre el desarrollo de la libertad como un valor fundamental de la reforma política del Distrito Federal y la creación de su Constitución.
La categoría filosófica de la laicidad es precisamente la libertad, por lo que debemos avanzar en una concepción moderna y contemporánea de lo que significa en el siglo XXI el concepto laico, resultado del arduo y difícil camino de nuestra historia en la lucha por alcanzar la libertad, la democracia, la paz y la justicia social. En el año 2000, ante el H. Congreso de la Unión presentó la reforma al artículo 40 constitucional para incorporar el concepto laico a la República. A fines del año pasado, el Congreso de la Unión aprueba por unanimidad la propuesta de las corrientes progresistas, liberales y democráticas. Congruente con lo anterior y para salvaguardar la meta alcanzada y la vigencia de las libertades, debemos dar un paso adelante en el mismo sentido en la capital de la república para declararla como una entidad laica.
Los estudiosos más serios de la laicidad afirman que fue hace 200 años en el documento titulado Sentimientos de la Nación, de José María Morelos y Pavón, cuando surge la primera señal de la República Laica al proclamar que la soberanía no proviene de reyes o de dioses, sino radica en el pueblo. En el siglo XIX, la más brillante e ilustrada generación de México encabezada por el presidente vitalicio Benito Juárez, proclama las Leyes de Reforma y la Constitución de 1857, surgiendo México como una nación laica.
En el siglo pasado, el presidente Francisco I. Madero, el vicepresidente José María Pino Suárez y los presidentes Plutarco Elías Calles y Lázaro Cárdenas del Río sostienen las bases de la laicidad en la Constitución de 1917 que actualmente nos rige y que proclama el Constituyente de Querétaro, siendo presidente Venustiano Carranza. Por lo anterior, queda claro que el Estado laico es uno de los grandes avances y logros de los liberales mexicanos en nuestra historia.El resultado se sintetiza en un conjunto de instituciones y de leyes sociales, educativas, políticas y culturales y se consolida la separación de los asuntos del Estado y la Iglesia, dando claridad a las funciones y responsabilidades de cada quién.Co-creación de la semana El concepto laico se sustenta en la educación libre y científica; el anticlericalismo por haberse conformado religiones de Estado y Estados religiosos; e indiscutiblemente la presencia de la Masonería en el cambio universal.