En Acapulco, la fiesta de la usura

La Convención de Empleados de Bancos se celebra año con año en medio del boato y el despilfarro, pero la de este en particular pareció el festín de la intolerancia, el carnaval de la burla, la celebración máxima de la complicidad? entre el «gobierno» inane y los exabruptos de los tiranuelos.
Luis Robles Miaja, el capataz en turno de los dueños extranjeros, es un meteco mexicano empleado de quienes detentan el 80% de las concesiones a título gratuito –ya sin necesidad real de encaje legal– de los sistemas de crédito y pagos nacionales. Y exuda felicidad.
Cómo nadie sabe qué se celebra, es justo dar el contexto del festín de la usura.
En medio de un link noticioso del Wall Street Journal que relata la pérdida de dinero de La Constructora Presidencial Higa al comprar la casa de Malinalco que le ofertó a precio de regalo al virrey Videgaray, se desata una y otra vez la controversia de la crisis de deshonestidad que no ceja.
Y es que el titular de relaciones públicas de Juan Armando Hinojosa, el prestanombres de Higa que este año recibirá ganancias ¡por cien mil millones de pesos!, el impresentable Mar(tínez) y Mar(tínez) la volvió a cajetear.
Desde Madrid, donde anduvo vacacionando junto al zar de la Asociación Avícola del país –¡hágame usted el favor!– se acerca a un micrófono de algún medio español que le pregunta sobre el alza desmedida del precio del huevo en el país.
Y el deslenguado Mar(tínez) y Mar(tínez), hasta hoy todavía titular de la Sagarpa –que de eso no sabe «ni cuatro gatos mal contados» pues lo suyo es la administración de velatorios y panteones–, se atreve a decir que la subida de precios es temporal, y usa una palabra dominguera: «estacional».
A su lado, el presidente de los avicultores, esquí en diestra, asiente con movimientos de cabeza aprobatorios por la genial ?puntada que lo deja a salvo de cualquier responsabilidad. Mar(tínez) y Mar(tínez) declara por ambos: por jueces y por partes.
Juan Armando Hinojosa, pelele del sepulturero
Cabe decir que Mar(tínez) y Mar(tínez) es el amigo original de Juan Armando Hinojosa, dueño virtual de la constructora Higa, en el centro de todas las maromas de conflictos de interés en el país. ¡Pa’cabarla de chingar!
Que cuando Mar(tínez) y Mar(tínez) se desempeñó como delegado general del PRI en el Estado de México, él presentó personalmente a Juan Armando Hinojosa con todos los gerifaltes Atracomulcas, desde Peña Nieto hasta Videgaray.
Hasta la fecha, Mar(tínez) y Mar(tínez), titular de Sagarpa y Juan Armando Hinojosa, dueño aparente –¿o prestanombres?– de La Constructora Presidencial Higa poseen un sinfín de inmuebles y negocios al alimón en el sur de Texas. En Mission y alrededores, concretamente.
De cualquier modo, el escándalo mediático armado por las ignorantes declaraciones del improvisado titular de la Sagarpa, dio pie para que, desde una gira brasileña por instalaciones siderúrgicas , el secretario de Economía le enmendara la plana al desaforado coahuilense. Haciéndole saber al infeliz, reprobado en su materia, que el alza del huevo es un mecanismo cíclico a través del cual presionan los productores? para beneficio de sus estratosféricas utilidades, del mismo modo que lo hacen los marisqueros en temporada de cuaresma.
Que por lo tanto, Ildefonso Guajardo en persona iba a envalentonarse para girarle instrucciones a Profeco a que pusiera manos a la obra y sancionara con rigor a encarecedores y hambreadores, que esta vez? le daban la puntilla al pueblo.
No era un problema de falta de producción y distribución de huevos en los tianguis, tiendas y mercados, sino, como lo hizo saber también el maestro Ignacio Romero, una falta de güevos en los políticos.
Fobaproa: Pagamos un billón; debemos otro billón
¿Cómo no va a vivir la banca su mejor momento en cien años, si Banamex y Bancomer (consorcio patrón de Luis Robles Miaja, de quien le platicaré más en la próxima entrega) se embolsaron en los últimos 20 años utilidades netas de un billón de nuestros pesos?
Y eso, sin incluir los facilones pagarés de Fobaproa, pagaderos con largueza por Paco Gil y Vicente Fox. ¿Cómo no van a estar felices, si la viuda de Eugenio Garza Lagüera pudo vender Bancomer a tres veces más de lo que dicen que «lo compró», gracias a lo cual ingresó a la lista de Forbes?
Ahora cumplimos veinte largos años de estar rescatando a los multimillonarios bancos, pagando religiosamente el famoso Fobaproa, y nos acaban de recordar los enguayaberados convencionistas que todavía debemos un billón de pesos más.
Total, que con el billón que ya pagamos en veinte años, más los dos billones de merma por la violencia «estacional», más los dos billones que sustrajo Videgaray del presupuesto de obra, más los dos billones que están «ocultos» en Suiza?, ¡el total casi es el producto interno bruto de la economía mexicana! ¿Y todavía no sabemos por qué la economía está seca?
Los mexicanos no alcanzamos a ver el crédito abundante y barato que presumen estar facilitando en grandes cántaros los convencionistas. Lo que vemos es agio, usura y desmedidas comisiones sobre comisiones.
El anatocismo consagrado por el traidor Zedillo, a ciencia y paciencia de nuestros financieros de petatiux, ahora no sólo se aplica sobre créditos personales, de nómina e hipotecarios, ahora también impone sobre comisiones que cobran los bancos por el uso de algún servicio de ventanilla o de cajero automático. Y por todo ello, además, hay que pagar IVA. En todo caso, lo que sabemos es que los bancos españoles, estadounidenses, ingleses, canadienses, chinos, etc. que operan en este México depauperado, sacan de sus operaciones en el país el 40 por ciento de sus ganancias, lo que utilizan, por medio de ingenierías financieras ¡para subsidiar su funcionamiento en todas latitudes del mundo!
Menos mal que un ilustre «rabanito» que se la pasó vociferando en tribuna por el bien del pueblo, ?el ex diputado federal por el PRD Mario di Constanzo, está defendiendo nuestros ahorros en los bancos y en esas cuevas de Alí Babá que son los fideicomisos, si no ¿ qué fuera de nosotros?
El sector bancario es el gran depredador vía la usura
Cuando se debatió en el Congreso la necesidad de igualar la jerarquía de las normas constitucionales con las derivadas de acuerdos internacionales firmados por nuestro país, nunca le dimos importancia. Los medios no nos hicieron saber que una de las normas internacionales era la Convención Americana de Derechos Humanos que, en sus artículos destacados prohibía terminantemente toda forma de usura y se comprometía a defender con todo el rigor de la ley a los países sujetos a esas prácticas financieras de esclavitud disfrazada.
Querían hacernos saber que era de la misma importancia conservar el control de la constitucionalidad de los actos de poderes y particulares, como el control de la convencionalidad. Hoy estamos pagando los costos del descuido.
A veces somos tan malos boxeadores ¡que perdemos hasta en los rounds de sombra!
La realidad es que los bancos extranjeros siguen depredándonos con sus negocios de viuda: los créditos al consumo. Las comisiones sobre comisiones a los retiros de tarjetas para mal comer. Tiene mucho que no sabemos de un crédito bancario para alguna industria o actividad productiva.