El pasado 17 de marzo de 2013, la Luna sufrió la mayor explosión registrada hasta el momento, se trata del impacto de una pequeña roca que provocó destellos de luz 10 veces más brillantes que cualquier otra cosa del que se tenga registro.
El brillo fue captado por investigadores de la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio, NASA, quienes tomaron imágenes antes y después del impacto.
Después del impacto, una serie de fotografías realizadas el 21 de mayo de 2013 observaron sólo pequeñas manchas en la superficie de la Luna.
Sin embargo, imágenes captadas el 28 de julio revelaron la existencia de un nuevo cráter. De a cuerdo con la NASA, la «cicatriz» que dejó la piedra es pequeña, ya que mide 18,8 metros de diámetro, sin embargo, su influencia es grande.
Los restos generados por la liberación de energía volaron durante cientos de metros y se observaron más de 200 cambios superficiales relacionadas hasta 30 kilómetros de distancia.