La palabra del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) también podría hacerse escuchar a la hora de decidir el futuro del Teatro Julio Jiménez Rueda. De acuerdo con un contrato celebrado en 1965 entre la Secretaría de Educación Pública (SEP) y el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), el INBA podría oponerse a la demolición del espacio inaugurado hace medio siglo o, bien, decidir su reconstrucción en el mismo sitio.
En la cláusula sexta del documento firmado el 23 de septiembre de 1965, se establece que el teatro quedará a cargo del INBA “en nombre de la SEP” y que “la reposición de dichas instalaciones y equipo o la restauración del inmueble” son facultades del mismo organismo.
Desde enero de 2005 cuando se ventiló la intención del ISSSTE de demoler el inmueble, argumentando que las condiciones estructurales del edificio de junto ponen en riesgo el escenario, el INBA jamás se opuso a la decisión de demolerlo e incluso participó en la búsqueda de una nueva sede para mudar el teatro.
A pesar de que existen opiniones técnicas, como la de Colinas de Buen y del Instituto de las Construcciones del Distrito Federal (ISCDF), que plantean que el teatro puede mantenerse con una estructura independiente, la dependencia tampoco ha abogado en favor de la subsistencia del espacio ubicado en el número 154 de avenida de la República (antes prolongación de la avenida Juárez).
La abogada Sofía Morales González considera que de acuerdo con el contrato de 1965, firmado por el subsecretario general de la SEP, Federico Barrueto Ramón; el director de Bellas Artes, José Luis Martínez y el director del ISSSTE, Rómulo Sánchez Mireles, el INBA “debería tener injerencia en las decisiones que pudieran tomarse en relación con la demolición o reubicación del auditorio”.
La cláusula referida señala que el INBA “queda facultado” para recibir el teatro “con todas las instalaciones y equipo con que fue proyectado (…) La reposición de dichas instalaciones y equipo o la restauración del inmueble, quedarán a cargo del Instituto Nacional de Bellas Artes, salvo convenio especial suscrito por ambas partes”.
El contrato, opina la abogada, “es atípico” y en todo caso se asemeja “a un contrato de comodato, de los regulados por el Código Civil”, donde se establece que si bien el ISSSTE construyó el Jiménez Rueda en un inmueble de su propiedad, el INBA tiene injerencia a la hora de decidir su destino, a menos que exista un convenio especial suscrito entre la SEP y el ISSSTE, que haya dejado sin validez el documento.
“A fin de que el ISSSTE pudiera actuar de manera unilateral y disponer de las instalaciones del teatro, para efectos de su reubicación o demolición, consideramos que en todo caso debió de haber dado por concluido el contrato aludido; siempre y cuando hubiera notificado a la SEP o al INBA con noventa días de anticipación; ya que eso está establecido así en la cláusula décima del (mismo) contrato”, apunta la jurisconsulta.
Larga historia
El Teatro Julio Jiménez Rueda fue inaugurado el 22 de noviembre de 1965 con la obra Mudarse por mejorarse, de Juan Ruiz de Alarcón, bajo la dirección de José Luis Ibáñez. Los motivos para la creación del recinto de 522 butacas quedo establecido en un Decreto Presidencial expedido el 15 de febrero de 1961, donde se establece que el ISSSTE “construirá y adaptará una sala de espectáculos que se destinará al servicio de la SEP”.
El teatro sería construido con recursos propios del ISSSTE y fue obligado a entregarlo a la SEP. El contrato de 1965 fue firmado con la intención de cumplir con el ordenamiento del Decreto predecesor. El documento establece el nombre del espacio “en memoria del dramaturgo mexicano don Julio Jiménez Rueda” y señala que el ISSSTE tendrá derecho a utilizar el teatro para sus propias ceremonias y actos cívicos, con previo aviso de 30 días.
EL ISSSTE también es el responsable de cubrir todos los gastos generales de intendencia y vigilancia, pero los de mantenimiento, administración y los relacionados con las representaciones quedaron como responsabilidad del INBA, a quien también se obligó para entregar 20 pases gratuitos de todos los espectáculos y un descuento del 20% en el precio de las localidades al personal afiliado a la dependencia de seguridad social.
La cláusula novena del contrato agrega que “en materia jurídica” el INBA es el responsable del teatro y más adelante, que el contrato es de carácter indefinido y sólo podrá darse por terminado por alguna de las partes “avisando a la otra con noventa días de anticipación”. Ayer Excélsior buscó a Juan Meliá, quien se desempeña como coordinador Nacional de Teatro (CNT) desde 2009, para conocer si el contrato de 1965 fue anulado anteriormente o si existe un nuevo ordenamiento legal, pero desde la Oficina de Comunicación Social del INBA se informó que el funcionario se encontraba fuera del país.
Reportan seguridad adecuada
El dictamen técnico solicitado por el Senado de la República el 5 de febrero de 2015, al Instituto para la Seguridad de las Construcciones en el Distrito Federal (ISCDF), sobre las condiciones del Teatro Julio Jiménez Rueda, determina que las áreas inspeccionadas “presentan condiciones de seguridad y estabilidad estructural adecuadas”.
El documento, remitido al Senado el 3 de marzo pasado, advierte sin embargo que se trata de un dictamen “parcial e informativo” debido a que personal que se encuentra en el edificio no permitió el acceso a por lo menos el 70% del inmueble. Ante esta situación, el peritaje determina que es indispensable “ingresar al resto de los inmuebles para estar en condiciones de emitir el informe final”.
La inspección se realizó a los predios 154 y 140 de avenida de la República en la colonia Tabacalera, “debido a la intención del ISSSTE por cerrar el teatro, aduciendo que presenta daños estructurales que ponen en riesgo tanto a los trabajadores como al público asistente”, establece el documento. La opinión de la dependencia local incluye una serie de recomendaciones como:
Realizar a la brevedad nivelaciones topográficas de precisión de las edificaciones de interés, así como la medición de los desplomos de los cuerpos que las conforman; realizar las reparaciones de los desconchamientos de las trabes de concreto reforzado mediante la inclusión de mortero expansor de volumen, así como corroborar las condiciones de mantenimiento del sistema de impermeabilización.
También se pide revisar analíticamente la estructura que soporta la plataforma giratoria del escenario y cuyo mecanismo está actualmente descompuesto. Para poder concluir el dictamen, el ISCDF remitió el 26 de febrero el oficio ISCDF-DG-2015/174 solicitando el acceso al resto de los inmuebles.