Empatía o no, no son invisibles.

En los últimos años que pueden ser traducidos en más de 50 meses, se ha visto en la Ciudad de México día con día, podría ser que sin faltar uno sólo; al menos una manifestación o marcha callejera de orígenes muy diversos.
Expresiones cotidianas que si bien tienen la intención de hacer patente su inconformidad a un objetivo en particular, también de alguna forma buscan la empatía de muchos más.
Sin embargo, la mayoría de quienes vivimos en esta gran ciudad capital y nos encontramos con una manifestación visual o de un conglomerado humano, sino hay mayor interacción, pasamos de lado. Pero si esa expresión interrumpe o hace más lento nuestro tránsito a pie o en cualquier vehículo, solemos explotar de forma negativa con los manifestantes.
Es tan ridículo, que las más de las veces aunque estemos a unos metros de quienes se revelan, no intentamos ni siquiera conocer el por qué o para qué lo hacen. Lo importante y sustantivo al parecer es subrayar una y otra vez, cuánto afectan nuestra movilidad.
Desde el día martes de esta semana, a lo largo de Paseo de la Reforma, campesinos de diferentes organizaciones intentaron llegar hasta la sede de la Secretaría de Gobernación, (SeGob), para entregar un documento con el que intentan ser escuchados e iniciar un diálogo sobre las condiciones que permean en el campo y que mucho tienen que ver con las políticas aplicadas para el trabajo de sus tierras y la economía que también ahoga a quienes de estas viven de manera directa.
Apenas ayer, estas organizaciones campesinas intentaron el diálogo con alguien en Los Pinos, pero igual fueron controlados cuando quisieron traspasar las vallas que rodean el terreno oficial.
Las notas informativas advertían de los inconformes, de los rijosos con palos, piedras y hasta martillos. De los mismos que irrumpían el tráfico vehicular y ponían en aprieto la circulación de la zona aledaña a Los Pinos y mucho más allá.
Pero eso sí, James Bond, el 007, vale mucho en las calles de nuestra ciudad, al grado que nadie ve mal el cierre de calles, el uso de inmuebles históricos y hasta destinar un número importante de policías para el apoyo de la producción en la grabación de una nueva película de espías internacionales.
¿Por qué no nos duele nuestra gente?
Más vale que se piense que las protestas de otros mexicanos de ninguna manera son ajenas a nuestro entorno, de otra manera solos en la inacción, nos estamos aniquilando.
Acta Divina… «… El gobierno nos apoyó con ciertos permisos para filmar y nos ayudó a controlar las calles con policías», aseguró este miércoles el productor Michael G. Wilson, de la película Spectre del James Bond, 007.
Para advertir… Quienes se manifiestan pueden tener o no nuestra empatía, pero son más que obstructores de la circulación en la ciudad.