Registran en video música tradicional

En el documental Music is my mother language (La música es mi lengua materna), realizado por Todd Clouser y Billy Martin, es posible descubrir la fuerza del rock tzotzil y de un laudero que toca la guitarra mientras su mujer prepara tortillas a mano. La idea, dice Clouser, es celebrar la música tradicional y a sus creadores que, en pleno siglo XXI, siguen en el abandono y no son reconocidos. El documental tiene una duración de 20 minutos y da cuenta de algunos casos de creadores musicales que radican en San Cristóbal de las Casas, San Juan Chamula y Zinacantán (Chiapas), como un primer registro etnomu-sical en video, “para que todo el mundo descubra las maravillas de la música tradicional en México”. El docume-ntalista y músico estadunide-nse adelanta que éste es el primer documental de una serie que le gustaría producir, en la que se muestre al mundo la riqueza de la música mexicana a pesar de que muchos de los músicos viven en pueblos marginados, pero que conservan y transforman su propia música.
Me ha sorprendido mucho esta riqueza, porque en otras latitudes, como Estados Unidos, existe una música menos plana y más heterogé-nea”, explica. “Para mí, la cultura en Estados Unidos es más homogénea y por eso me encanta la cultura en México, porque es mucho más diversa y vibrante”.En otro sentido, asegura que hasta el momento se ha conservado esta música en ese estado tan puro, porque hasta hoy nadie ha descubierto cómo ganar dinero con su explotación, aunque quizá un día en el futuro alguien descubra cómo hacerlo. A mí me gustaría ver rock tzotzil en Telehit; se me hace mucho más interesante de lo que normalmente difunden. Aunque en el fondo, la idea de este documental va más en la tónica de hermanar y conectar a los músicos mexicanos con todo el mundo, pues la música es el mismo lenguaje.
para todos”, asegura.

Sobre la difusión del filme, detalla que será un documental que podrá verse en línea “porque la idea no es hacer un negocio con su difusión, aunque aún no estoy seguro de cómo circulará”. Pero su idea ya puede ser consultada en el sitio: http://www.toddclouser.com/music_mission/.

Respecto a los siguientes destinos para continuar con el documental, señala que “por ahora trabajo en el canto cardenche de Durango, pero también he pensado en otros lugares, como Veracruz y Puebla”.

Dentro del documental, Clouser defiende el trabajo de interpretación en los pueblos indígenas, a pesar de que éste no sea perfecto técnicamente. Y esta idea, dice, es necesaria para conservar los estilos originales que mueren con la industria musical.

No creo que la maestría esté mal, pero las herramientas son para expresar ideas y sentimiento. A veces pienso que estamos perdiendo un poco de alma y el espíritu de la música por buscar la manera correcta de tocar. Considero que la manera correcta de tocar la música es la manera en que cada quien lo hace y de acuerdo con su visión”, añde.

¿Por qué la industria ha marginado a este tipo de expresiones?, se le cuestiona. “No lo sé bien, pero es bien cierto que la industria lo etiqueta como World of Music (Música del mundo), no sé si porque es muy popular. En realidad no estoy seguro de qué significa eso, se me hace raro”, asegura.

Así que la idea es empujar un poco entre los límites y los géneros para alcanzar una reflexión muy concreta: ¿Cuál es la intención de la música?, ¿sólo entretenimiento?, ¿dinero? Yo quisiera que la música sólo fuera ese lazo que nos hermane, ese lazo materno en el que todos podemos conversar”.

Por ahora, Todd Clouser trabaja con Carlos Sosa, director de la Casa del Cine, para evaluar la pertinencia de producir una serie de documentales para televisión con ritmos seleccionados, no necesariamente indígenas, pero sí de Oaxaca y otros estados del sureste de México.

¿De dónde surgió la necesidad de hacer este registro etnomusical?, se le pregunta. “Hubo un hombre que me inspiró mucho: Alan Lomax, un importante etnomusicólogo estadunidense que, en los años 50 o 60, hizo algo parecido en Estados Unidos. Quizá no sea una idea original, pero en mi caso conocí esos lugares que me han inspirado y fueron un descubrimiento porque no sabía de su existencia”, comenta el artista.

El también músico detalla que a lo largo de sus viajes entre Estados Unidos y México ha conseguido mostrar el material en Minneápolis, Minnesota, donde no se conoce la riqueza musical de México.

En Minneápolis he llevado parte de este trabajo, donde no se conoce absolutamente nada, pero aun así creo que podemos conectar a Chiapas y su habla tzotzil con cualquier ciudad del mundo, todo a través de la música”, añade.

“La música siempre sorprende, porque no conoce límites –asegura Clouser– y por eso espero que la difusión de estos documentales tenga el efecto que sus imágenes han tenido en mí cuando fui a Chiapas por primera vez: fascinación e inspiración”, concluye el también creador visual.