Medina Mora recibe toga entre aplausos y rechazo

Eduardo Tomás Medina Mora Icaza hizo realidad el sueño que en su familia pasó de generación en generación: recibió la toga y el distintivo como el ministro 11 de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN). Es el cargo al que su padre aspiró hace 20 años, en el marco de la reforma constitucional que transformó al Poder Judicial de la Federación en el año 1995.

Una sonrisa ligera permaneció dibujada en el rostro del ministro Medina Mora Icaza durante la sesión solemne de bienvenida. Sereno, la mayor parte del tiempo, y con una mirada acuciosa.

En sus primeras palabras utilizó una figura retórica para expresar el honor del cargo y su disposición a aprender de sus pares: “En la Suprema Corte de Estados Unidos la mayor parte de sus sesiones son a puerta cerrada y en secrecía, y a estas discusiones no entran secretarios o asistentes —me ilustraba en una reciente conversación Rose Kingsburg, mujer y jurista extraordinaria—, y que el miembro más reciente participa en igualdad de circunstancias con sus pares en las deliberaciones, pero además existe la costumbre de que sirva el café a sus colegas, una práctica enteramente digna, yo estaría más que dispuesto a hacerlo sin reserva alguna”.

Los aplausos prolongados de los asistentes a la sesión de investidura de Medina Mora contrastaron con la solemnidad habitual de estas ceremonias en el pleno y con una pancarta gigante de rechazo al ministro colocada en la entrada principal de la Suprema Corte.

Entre sus invitados especiales estaban su familia y los tres ministros en retiro que alguna vez formaron un bloque conservador en la Corte: su profesor en la preparatoria, Mariano Azuela; Salvador Aguirre Anguiano y Guillermo Ortiz Mayagoitia, los mismos que la semana pasada acudieron al Senado de la República a promover su candidatura en el proceso rumbo al alto tribunal.

Medina Mora asintió varias veces ante la mirada inquisitiva de su compañera Olga Sánchez Cordero, quien dejará el cargo en noviembre de este año e integrante del ala liberal de la SCJN, quien pronunció el discurso de recepción: “Le doy la bienvenida a una institución plural, neutral, independiente y colegiada; lo recibe el Tribunal Constitucional del Estado Mexicano, una institución que tiene hoy un papel fundamental en nuestra democracia (…) lo recibe una institución que al tiempo que defiende, respeta y garantiza los derechos de todas las personas, potencializa la participación de ellas en el orden democrático a través de los casos que le son sometidos a su consideración”, dijo ella.

El ministro señaló: “Agradezco particularmente las afectuosas palabras de bienvenida que ha pronunciado mi querida compañera, la señora ministra Olga Sánchez Cordero, a quien conozco y admiro desde hace muchos años. ¡Gracias Olga!”.

A las 11:12 horas, el ministro presidente de la SCJN, Luis María Aguilar, le colocó la prenda representativa de los ministros y un distintivo. Inmediatamente, Medina Mora tomó su lugar en la herradura del pleno de la Suprema Corte.

Medina Mora, a sus 58 años, cumplió el sueño que su padre Raúl Medina Mora Martín del Campo acarició en 1995, cuando fue uno de los 18 candidatos que presentó el entonces presidente Ernesto Zedillo para elegir a los 11 hombres y mujeres que integrarían la nueva época.

Con la toga impuesta que lo distingue en su cargo, recordó que su padre “siempre pensó que el haber sido considerado candidato a esta magistratura fue uno de los mayores honores de su vida”, hoy el hijo obtuvo esa honra.