Dormir bien es importante para la salud de todos, pero en especial para la salud de los más pequeños de la casa.
La evidencia científica señala que los niños que no duermen bien ni lo suficiente, son más propensos a tener una pobre salud mental y física que aquellos que sí duermen bien.
Las razones para no dormir bien ni lo suficiente son muchas, pero hay una que es sumamente común en la vida de los más pequeños: la exposición a la televisión.
Ya sea porque se le dedica tiempo que debería ser invertido en dormir o porque la exposición a la luz de la televisión en la noche puede mantener alerta el cerebro de los niños.
Haciendo más difícil conciliar el sueño, parece haber una correlación entre más tiempo frente a la televisión y menos horas de sueño. Para determinar si esa correlación es real, un equipo de investigadores de la Universidad de Harvard, en Massachusetts, EU, siguió a un grupo de más de mil 800 niños desde los seis meses hasta los 7 años de edad.
La muestra estaba conformada por igual cantidad de niñas y niños, el 35% de los pequeños provenía de minorías étnicas.
La investigación se enmarca en un estudio longitudinal bautizado VIVA, que examina los efectos de la dieta y otros factores ambientales en el desarrollo de los niños, tanto durante la gestación como en los primeros años de vida. A través de cuestionarios a las mamás de los niños, los científicos, liderados por Elizabeth Céspedes, de la Escuela de Salud Pública de Harvard, contabilizaron la exposición a la televisión y la cantidad de horas de sueño de los pequeños. A los seis meses de edad, en promedio, los niños dormían 12,2 horas por día; al llegar al año de edad aumentaban su tiempo de sueño a 12,8 horas por día y se mantenía así hasta los 5 años, cuando la cantidad de horas de sueño bajaba a 9,08 horas por día. En cuanto a la exposición a la televisión, en promedio los niños menores a un año de edad estaban expuestos a 0,9 horas diarias, pero al llegar a los cuatro años, en promedio los pequeños veían 1,7 horas al día. Entre los cinco y los siete años, la exposición promedio bajó un poco: 1,6 horas al día.
Lo interesante es cuando se compara niños que ven menos televisión con los que ven más.
Según el análisis, cada hora de televisión le resta siete minutos de sueño al niño. Los efectos parecen ser más significativos en los varones que en las niñas.
Se trata de un efecto más pequeño que los observados por otros estudios, pero de igual forma significativo.
No obstante, lo más relevante del estudio fue el análisis del efecto de tener un televisor en el dormitorio.
Según los resultados, que se publican en la edición de mayo de la revista Pediatrics, los niños que tenían el aparato en su recámara dormían, en promedio, media hora menos que los pequeños sin televisor en su cuarto.
Los científicos creen que eso se puede deber a la exposición a la televisión justo antes de dormir – o incluso a quedarse dormido con la televisión prendida.
; también a que el aparato en el cuarto le facilita al niño tener mayor tiempo frente a él, incluso sin consentimiento de los padres.
Aunque aún queda mucho por investigar, este estudio demuestra que, a mayor tiempo frente al televisor, menor será el tiempo de sueño de los niños pequeños.Más importante aún, la investigación señala el efecto negativo en el tiempo dedicado al sueño que puede traer cuando se tiene un televisor en el dormitorio del niño pequeño.