Rebautizado con el nombre de Carlos Fuentes en 2012, el tradicional Salón Literario de la Feria Internacional del Libro, en su edición 2014, fue inaugurado ayer por los escritores Nélida Piñón (Brasil, 1937) y Sergio Ramírez (Nicaragua, 1942).
Moderados por la narradora mexicana Rosa Beltrán, ambos charlaron, en un diálogo público, sobre temas como tradición, el mundo rural creador de mitos, la novela total o la escritura realizada por mujeres.
Al abordar el primer tema, la autora de la novela Tebas de mi corazón dijo que “uno hereda lo que no sabe” y que “la vida y la literatura son inseparables”.
Piñón afirmó: “Soy heredera de la tradición, no hay literatura sin continuidad. Sólo se puede ser contemporáneo siendo arcaico. Un gran personaje siempre es un arquetipo. El personaje principal de Cervantes, por ejemplo, sirve de símbolo de la civilización”.
Al respecto, el autor de Margarita, está linda la mar dijo que los seres humanos estamos ligados al mito. “Uno está ligado a la historia universal, pero lo más importante es la historia universal que lo rodea a uno. La historia de un país es la historia particular de un escritor”.
En ese sentido, Piñón respondió a Ramírez que la variedad conforma la unidad en una persona: “Yo soy Brasil, soy fruto de todas las narrativas que me rodearon y que me rodean”.
En cuanto al tema de la historia personal que aspira a la universalidad, el autor nicaragüense calificó a la infancia como el gran depósito de la historia personal, “aunque la infancia en un espejismo: cuando uno no recuerda, inventa; volvemos a la infancia de una manera difusa. Si el lector no se reconoce en el territorio de la recuperación de la infancia, la literatura no funciona”. La narradora y ensayista brasileña afirmó que, para ser o definirse a uno mismo, siempre dependemos de la mirada ajena. “Padecemos (en esa autode-finición) una metamorfosis y no lo sabemos. No hay tiempo muerto en una biografía. Todo es narrable en ese sentido, no hay tema que no lo sea”.
Contarse a uno mismo
La moderadora de la charla, Rosa Beltrán, preguntó a los dialogantes recordar en qué momento les nació la necesidad de contar su historia personal. Al respecto, Ramírez para-fraseó al escritor judío Isaac Bashevis Singer (1902-1991), cuando mencionaba que “escribir debe ser un acto de necesidad”, pero él agregó que “un escritor también debe estar convencido de alguien necesita leerlo”, si no, su esfuerzo habrá sido en vano.
En respuesta, Piñón mencionó que precisamente hoy vive un momento de creación literaria en el que escucha una voz que le habla de lejos, aunque no sabe precisar de dónde exactamente.
“Se trata de la sintonía de los sueños. Hay que escucharlos, aunque cada vez importa menos mi historia personal (a la hora de escribir)”.
Y justo por ello, asegura que el orden cronológico o de cualquier tipo ya tampoco le importa tanto: “El caos es extraordinario. El arte es para sembrar discordia, no hay paz en él”.
También discurrieron sobre los temas actuales de la novela: “Creo que los grandes temas del siglo XXI son, por mencionar uno, el narco-tráfico. Los narcos, lamentablemente, son los nuevos caudillos en América Latina. Otro tema son las migraciones humanas a Estados Unidos. Otro es la corrupción, el Estado visto como botín por los políticos”, consideró Sergio Ramírez. Al final de la charla, Silvia Lemus, viuda de Carlos Fuentes y Raúl Pa-dilla, presidente de la FIL Gua-dalajara, impusieron a ambos escritores latinoamericanos la Medalla Conmemorativa Carlos Fuentes, por haber inaugurado las sesiones del Salón Literario.