La Corte Suprema de Misuri (EU) decidió este lunes transferir a un juez estatal los casos municipales de Ferguson, donde un joven negro murió asesinado por un policía en agosto, para reformar el sistema y recuperar la confianza tras el negativo informe del Departamento de Justicia.
El juez Roy L. Richter del Distrito Este de la Corte de Apelaciones de Misuri se encargará desde el lunes de todos los casos municipales de Ferguson, presentes y futuros, explicó la Corte Suprema del estado en una nota.
Un informe del Departamento de Justicia publicado la semana pasada criticó las prácticas tanto de la Policía como de la Justicia de Ferguson y en concreto al juez municipal Ronald J. Brockmeyer por crear tasas judiciales «abusivas y potencialmente ilegales» .
Brockmeyer anunció hoy en un comunicado que renunciaba a su cargo.
«El juez Richter aportará una perspectiva fresca e imparcial a las prácticas del tribunal y es capaz y tiene la voluntad de implementar las reformas necesarias para restaurar la integridad del sistema» , explicó la Corte Suprema de Misuri, que defendió asimismo la necesidad de tomar esta «acción extraordinaria» en Ferguson.
Esta decisión se produce tres días después de que el fiscal general de Estados Unidos, Eric Holder, dijera que el Departamento de Justicia utilizará su autoridad para reformar el departamento de Policía de Ferguson, que no descartó desmantelar por completo.
El Departamento de Justicia presentó el pasado miércoles un informe sobre la actuación general de la policía de Ferguson, a la que se acusa de violar sistemáticamente los derechos civiles de la población negra, con detenciones sin motivo aparente y el uso excesivo de la fuerza sobre todo contra esa comunidad.
La investigación federal reveló que en los últimos dos años los ciudadanos afroamericanos de esa localidad, que suponen el 67 % de la población, fueron objeto del 85 % de las detenciones de tráfico, el 93 % de los arrestos y el 88 % de los casos en los que la Policía empleó la fuerza.
El policía blanco Darren Wilson mató al joven negro Michael Brown, de 18 años, en agosto pasado en Ferguson en circunstancias por esclarecer, lo que provocó graves disturbios raciales que se reavivaron en noviembre, cuando un gran jurado decidió no imputar al agente.
Wilson sostiene que Brown le agredió e intentó arrebatarle el arma, versión que contradice el relato de algunos testigos, entre ellos un amigo que acompañaba a la víctima.
Según esos testigos, el agente efectuó varios disparos contra el joven cuando éste iba desarmado y con los brazos en alto.