La investigadora y promotora cultural Sara Poot Herrera (1947) abrirá su casa de Mérida, ubicada en el céntrico Barrio de Santiago, a los cuates, a sus colegas. Este miércoles inaugurará la Casa de la Escritora, un espacio a medio camino entre centro cultural y residencia creativa.
“Es un lugar agradable, de cuates. Vendría gente de México y California, especialmente. El único requisito es que seamos amigos”, comenta la catedrática del Departamento de Español y Portugués de la Universidad de California en Santa Bárbara, cuya infancia transcurrió en ese inmueble.
“Es una casa chiquita. Tiene un porche en la entrada, su comedor, la cocina, dos recámaras y un baño en medio. Tiene un gran patio de 50 metros. Había una bodega al final y decidimos hacer un departamento, que integra una estancia, un cuarto grande con su baño, su cocina y comedor; enfrente hay un jardín. La llamé La Celda, evocando a la celda donde escribió Sor Juana Inés de la Cruz”, explica en entrevista.
“Muchos me han preguntado que la casa de qué escritora y, bueno, les digo que yo he estado en la Casa del Escritor y nadie cuestiona que cuál escritor. Eduardo Antonio Parra me preguntó que si él puede llegar. Todos los escritores y escritoras pueden llegar.
Vamos a conceder a los colegas hombres, va a ser una concesión, no discriminamos.
Si vienes a dar un curso, a hacer una lectura o a presentar un libro, incluso con tu familia, tienes un lugar a dónde llegar”, agrega.
La doctora en Literatura Hispánica confiesa que lo único que está listo de esta iniciativa es la casa, porque no piensa en solicitar financiamiento.
“Tengo una amiga española, que es muy precisa y muy mandona, y le dije que ella será la administradora.
La mala que sea ella. ¿Cómo va a funcionar? Bienvenidas las opiniones, las ideas. No me gusta pedir, no sé pedir, es prestarte a que te digan que no, nunca pido, me da pena”, añade.
La dice que la Casa de la Escritora irá cambiando de nombre.
“Cuando esté Elena Poniatowska, se llamará así. Cuando esté Margo Glantz llevará su nombre. Con Cristina Rivera Garza, lo mismo. Queremos proyectar películas, que se lea poesía. Es propiamente una casa, no una casa de la cultura, aunque se presta también.
Es un lugar donde el escritor, escritora, el amigo, se sientan a gusto para trabajar”, señala.
Poot Herrera aclara que “mi biblioteca es ambulante. Yo vivo en Estados Unidos, en Santa Bárbara, y tengo libros por todas partes. Viví en la Ciudad de México, tengo un departamento en la colonia Del Valle. Mis materiales de trabajo, sobre todo, están en esos lugares, a los que vuelvo con frecuencia”.
La cofundadora y directora de UC–Mexicanistas (Intercampus Research Program), asociación de especialistas en estudios mexicanos del sistema de la Universidad de California, que inaugura su congreso internacional este miércoles en el marco de la Feria Internacional de la Lectura Yucatán, piensa que la Casa de la Escritora dará una imagen diferente de Mérida en el extranjero. Por eso, el encuentro UC-Mexicanistas lleva este año el lema: “Como México no hay dos, como Mérida ninguna”.
Comparten experiencias
“Los trabajos que mejor han fijado el mundo convulso en el que vivimos se han hecho a través del periodismo cultural”, afirmó Javier Aranda Luna, cuya conferencia arrancó ayer el Encuentro Nacional de Periodismo Cultural “Una visión desde la experiencia”.
Organizado por el Gobierno de la Ciudad de México y la Feria Internacional de la Lectura Yucatán, este coloquio, que reúne durante dos días a medio centenar de periodistas especializados en esta fuente, revisará en cuatro mesas temas como los retos y las perspectivas de su quehacer y las nuevas formas de realizarlo.
Aranda Luna comentó que “vivimos un momento paradigmático para reconstruir al país y sólo la educación y la cultura nos permitirá retomar el rumbo. Yo tengo más confianza en este tipo de periodismo (el cultural) que en el llamado hard news. Ésta es una época en la que más se lee y más se escribe, por eso es necesario mantener ciertos estándares de calidad. Hay un problema fundamental: hemos descuidado el uso del lenguaje”, agregó.
Siete reporteros y editores de cultura de diversos medios del país integraron la primera mesa, “Retos y perspectivas del periodismo cultural”, entre quienes destacaron Ángel Vargas, de La Jornada, Julio Aguilar, de El Universal, Nicolás Alvarado, colaborador en diversos foros, entre ellos Televisa, Alejandro Pulido, de Mérida, y Víctor Manuel Torres, de Excélsior.
Este último, coordinador de Expresiones, detalló que entre los retos que enfrenta el periodismo cultural está generar credibilidad y conservarla, practicar un periodismo de utilidad y crear contenidos específicos para las plataformas digitales, “que no sean repetidoras de datos, sino generadoras de contenidos”.
Los trabajos del simposio continúan hoy con tres mesas.