Limitada, participación de mujeres en política mexicana

Este avance importante en el Congreso de la Unión no ha sido similar en otros espacios de poder. El informe de la ONU revela la otra cara de la participación política femenina. Si se considera el porcentaje de mujeres que conforman el equipo cercano o gabinete del primer mandatario, México cae hasta la posición 49 (de 190 naciones).
Las mujeres mexicanas representan más de la mitad de la población (52% según Conapo), pero sólo ocupan una de cada tres curules en el Congreso de la Unión, la cuarta parte de las cámaras de diputados locales, la quinta parte de los cargos de jueces y magistrados federales y apenas un 7% de las presidencias municipales.
Las gubernaturas permanecen como espacios prácticamente inaccesibles para el género femenino: apenas seis mujeres han sido gobernadoras en la historia de México.
Ganar la Presidencia de la República parece una hazaña aún más distante, cinco mujeres lo han intentado, pero ninguna con posibilidades reales de obtener el triunfo.
El avance de las mujeres en el terreno político es más notorio en el Congreso de la Unión, sin embargo, su incursión en otros espacios de poder lejos de avanzar se ha estancado o incluso retrocedió. Las mexicanas han pasado de ocupar 118 curules en San Lázaro hace 10 años a 184 en la actual legislatura, es decir, aumentó de 24% a 37% el porcentaje de escaños. En el mismo lapso, su participación en el Senado de la República creció de 19% a 34%.
Esto coloca a México como una de las 20 naciones con mayor participación de mujeres en su parlamento, según el ranking que la Entidad de las Naciones Unidas para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de la Mujer (ONU Mujeres) realizó el año pasado.
El estudio consideró el porcentaje de mujeres que hay en los parlamentos unicamerales o en la Cámara Baja de cada país (la Cámara de Diputados en el caso mexicano).
Sin embargo, este avance importante en el Congreso de la Unión no ha sido similar en otros espacios de poder. El informe de la ONU revela la otra cara de la participación política femenina. Si se considera el porcentaje de mujeres que conforman el equipo cercano o gabinete del primer mandatario, México cae hasta la posición 49 (de 190 naciones).
Esto no resulta extraño, ya que desde 2007 tres mujeres en promedio han formado parte del gabinete legal del Presidente de la República, lo que representa una quinta parte de las secretarías de Estado. Con la llegada de Arely Gómez González a la Procuraduría General de la República (PGR), ahora hay cuatro mujeres ocupando las principales carteras del gobierno federal.
Las otras colaboradoras cercanas al presidente En-rique Peña Nieto son Rosario Robles, en la Secretaría de Desarrollo Social; Mercedes Juan López, en la Secretaría de Salud y Claudia Ruiz Massieu Salinas, quien encabeza la Secretaría de Turismo.
Muy lejos del triunfo
Sólo cinco mujeres han contendido por la primera magistratura. La primera candi-data a la Presidencia fue Rosario Ibarra de Piedra, quien en dos ocasiones —1982 y 1988— compitió bajo las siglas del desaparecido Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT). En ambos casos no rebasó 2% de la votación.
Seis años después dos mujeres más buscaron la Presidencia de la Repú-blica: Cecilia Soto Gonzá-lez se postuló por el Partido del Trabajo (PT) y Marcela Lombardo Otero contendió por el Partido Popular Socialista (PPS). Soto González fue capaz de obtener casi 3% de la votación, con lo cual el PT consiguió su registro. Lom-bardo Otero sólo logró ganar 0.49% de los votos.
Pasarían 12 años para que otra mujer buscara ser Presidenta de México.
En 2006, Patricia Mercado Castro consiguió un millón 128 mil sufragios. En las siguientes elecciones, Josefina Vázquez Mota desplazaría a Mercado Castro al obtener casi 13 millones de votos. Aunque esto la convirtió en la candidata con más votantes en la historia del país, no le alcanzó para ganar y quedó en tercer lugar.
De los tres partidos políticos más importantes, sólo Acción Nacional (PAN) ha postulado a una mujer al máximo cargo de elección popular, aunque la campaña estuvo marcada por acusaciones por la falta de apoyo a la candidata.
Débil presencia en los estados
La participación de la mujer en los puestos de poder se encuentra aún más acotada en los estados. En toda la historia de México sólo seis mujeres han encabezado un gobierno estatal, una de ellas, como suplente.
Griselda Álvarez Ponce de León fue la primera mujer en gobernar un estado. Por las siglas del Partido Revolucionario Institucional (PRI) encabezó la administración de Colima de 1979 a 1985. Otras priístas que también ocuparon una gubernatura fueron Beatriz Paredes Rangel (1987- 1992) en Tlaxcala; Dulce María Sauri Riancho (1991- 1994) e Ivonne Ortega Pacheco (2007-2012), ambas en el estado de Yucatán.
Amalia García Medina, del Partido de la Revolución Democrática (PRD), gobernó Zacatecas de 2004 a 2010 y Rosario Robles Berlanga sustituyó a Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano en la jefatura del Gobierno del Distrito Federal, cuando éste decidió buscar la Presidencia por tercera ocasión (1999-2000). De 32 entidades federativas, 27 nunca han sido gobernadas por una mujer. Actualmente todas las administraciones estatales están encabezadas por hombres.
Las mujeres también representan una minoría en los equipos de los gobernadores. Entre 2010 y 2013, el porcentaje de secretarías en los gobiernos estatales ocupadas por una mujer pasó de 12% a 17%, pero incluso hay entidades en donde su participación es menor.
De acuerdo con cifras del Censo Nacional de Gobierno, Seguridad Pública y Sistema Penitenciario Estatales 2014, elaborado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), sólo hay una mujer entre los 23 titulares de las dependencias del gobierno de Baja California Sur. Apenas 10% de estos espacios son ocupados por mujeres en Michoacán, Oaxaca, Quintana Roo, San Luis Potosí y Sinaloa. En cambio, hay entidades como Campeche, Coahuila, Morelos, Tabasco y Tlaxcala, en donde la cuarta parte de las dependencias son dirigidas por una mujer.
A diferencia de lo que ocurre en el Congreso de la Unión, el avance de las mujeres en las cámaras de diputados estatales también es limitado. Mientras que en 2006 había una diputada local por cada cuatro legisladores, en 2014 la relación apenas cambió a una dama por cada tres hombres.
En los municipios, los espacios para el género femenino se restringen aún más. Hoy, sólo 7% de los alcaldes son mujeres, situación que se mantiene prácticamente inalterada desde 1995.
Hay regiones donde la inequidad de género es más evidente. Los datos del Sistema Nacional de Información Municipal, que publica el Instituto Nacional para el Federalismo y el Desarrollo Municipal (Inafed), muestran que en Baja California o Quintana Roo no hay mujeres que encabecen algún ayuntamiento. En otras entidades, como Aguascalientes, Baja California Sur, Campeche o Tabasco, sólo hay una presidenta municipal.
Pese a ello, las mexicanas sí han logrado avanzar más en ocupar puestos de regidoras, pasando de 26% a 38% entre 2005 y 2014. En el mismo periodo el número de síndicas también aumentó de 10% a 29%.
Retroceden en el Poder Judicial
La participación de la mujer en posiciones de mando no sólo crece de forma gradual, sino que existen esferas de poder en donde lejos de avanzar incluso han retrocedido. Éste es el caso del Poder Judicial Federal. Entre 2005 y 2014, la proporción de mujeres jueces de Distrito disminuyó de 24% a 21%. Siguen representando menos de la quinta parte de los magistrados de Circuito. En la Suprema Corte de Justicia de la Nación, sólo dos de los 11 ministros son mujeres. Actualmente, estos asientos son ocupados por las ministras Olga Sánchez Cordero y Margarita Luna Ramos.
Para elaborar este reportaje se utilizaron los datos del Sistema de Indicadores de Género del Instituto Nacional de la Mujeres (Inmujeres) y de los censos de gobierno estatales del Inegi.