Los impuestos en México

El 31 de marzo vence el plazo para que las empresas hagan su declaración anual de impuestos y el último día de abril las personas físicas, tienen de plazo para hacer su declaración anual de impuestos.
Uno de los males más graves de los que se queja la población en México casi al equivalente de una epidemia son los impuestos que tiene que pagar al Estado, ya sea estatales, federales o municipales.
Este malestar se agrava y se convierte casi en discordia contra el estado debido a los métodos y mecanismos de cobranza que el estado realiza, que van desde la notificación hasta el extremo del embargo, como casi en ningún país visto, si por cualquier circunstancia el ciudadano se ve sometido a un embargo por el pago de impuestos, tendrá que afrontar una carga terrible de rubros que ni la propia inquisición aplicaba.
Le cargan costos altísimos por la notificación del atraso, así mismo le van incrementando de manera global la cantidad inicial más los cobros que se le van sumando y que vienen siendo intereses, actualizaciones, multas sobre multas, recargos, además del precio de las notificaciones y la ejecución del embargo de manera tal que un pequeño adeudo se convierte materialmente en impagable, pero todo eso que recauda el Fisco no tiene un destino totalmente claro.
Y es que en los impuestos que apruebe el congreso deben de ser aplicando la equidad social y que el impuesto se aplique equitativamente al que más tiene y que en el caso de haber un atraso fortuito, se cobre el adeudo y tal vez alguna tasa de interés siempre y cuando el estado pueda demostrar que algún banco le prestó para cubrir el déficit que no se pagó.
Pero, si el ciudadano paga un impuesto ¿a dónde o a qué se va a destinar?
Por ejemplo, en algunos estados de la Unión Americana en donde el impuesto predial se destina en forma directa para subsidiar la educación media superior, o sea el equivalente en México a secundaria y preparatoria denominada y hay una transparencia inusitada, ya que la sociedad está convencida de que los recursos que le paga al estado tienen un buen uso.
La transparencia en el destino de los impuestos fácilmente pondría al descubierto, por no decir en evidencia a la economía informal, es decir, al que compra, al que produce y al que vende sin pagar impuestos y que en apariencia deambulan con la bandera de la extrema pobreza.
Pero pongo a usted solo un ejemplo: una persona que vende elotes, ya sea desgranados o en mazorca; cada elote tiene un costo al mayoreo de un peso cincuenta centavos más el combustible que utilizan para hervirlo y los aderezos de pésima calidad como la crema y el queso sintéticos, el limón y el chile, cada elote ya con aderezo no tiene un costo superior a un peso con 2.50 centavos y venden aproximadamente un promedio de 200 elotes diarios a 15 pesos cada uno, es decir, en números redondos obtienen una ganancia de 2 mil pesos al día menos el impuesto de plaza que es una mínima cantidad no proporcional a sus ingresos lo que les cobra el municipio, quedando exentos de pagar cualquier otro impuesto federal o estatal.
En ejemplos como este es en donde se rompe la carga tributaria que tenemos que pagar todos los ciudadanos.
Pero ¿por qué se rehúye insistentemente al pago de impuestos? Porque se desconoce con transparencia su destino y porque fundamentalmente sirve para pagar a una burocracia prepotente e insensible que refugiada en sindicatos no trabajan más allá de 160 o 170 días al año.
jalilchalita@yahoo.com.mx