Para mí, la poesía es la expresión más alta que puede haber”, afirma sin dudar el escritor Fernando del Paso (1935). “Y si no he sido un gran poeta es porque se me ha facilitado más la prosa”, admite.
“Cada uno de los géneros literarios que he explorado me ha dado una satisfacción muy grande. Todos me han costado mucho trabajo. Pero es la poesía con la que me siento más complacido, más libre, más profundo”, agrega.
Vía telefónica desde su casa de Guadalajara, quien lo mismo ha escrito novelas que obras de teatro, cuentos que ensayos, confiesa que su amor por la poesía lo hizo comenzar su carrera literaria en 1958 con Sonetos de lo diario, y dedicarle a este género su apuesta creativa más reciente, PoeMar (2004).
En medio de su “larga” carrera literaria —pues recuerda que empezó a escribir a los 18 años de edad, y el próximo 1 de abril cumplirá ocho décadas de vida— hay cuatro poemarios publicados: De la A a la Z (1988), Paleta de diez colores (1990), Sonetos del amor y de lo diario (1997) y Castillos en el aire (2002).
“El soneto fue para mí un verdadero reto. Siempre me gustó. Me parecía una composición poética de gran belleza y dificultad. Por eso quise probarme con él y ya no pude dejar de hacer poemas. No tengo una definición de mi propuesta poética. Sólo sé que sigo escribiendo versos, incluso estando enfermo”, añade el ganador en 1991 del Premio Nacional de Ciencias y Artes, en el área de Lingüística y Literatura.
Con voz entrecortada, pero firme, el autor de las novelas Palinuro de México (1977) y Noticias del Imperio (1987), obras que le han dado reconocimiento internacional, se disculpa porque “apenas” puede hablar y explica que realmente está enfermo.
“Desde hace dos años me dio una serie de ataques, de infartos al cerebro, de carácter isquémico, o sea, por la falta de sangre. Y han mermado mis actividades, porque las secuelas han sido graves. Mi motricidad y mi lengua están un poco dañadas, lo mismo mi coordinación. Aún no puedo escribir ni dibujar, aunque de vez en cuando garabateo un poema, porque lo necesito”, detalla.
Esta pasión por la poesía y la palabra, por el idioma español, destaca Del Paso, lo hermana con el poeta José Emilio Pacheco (1939-2014), por lo que se siente feliz de recibir mañana a mediodía el Premio Excelencia en las Letras que lleva el nombre del autor de Irás y no volverás, durante la inauguración de la Feria Internacional de la Lectura Yucatán (FILEY) 2015.
“La poesía de José Emilio, más que instruirme o inspirarme, me ha proporcionado una idea más clara y sensata de la vida.
Él era el jovencito de mi generación y fue mi colega durante muchos años en El Colegio Nacional. Extraño su sobriedad, su honestidad y su sensatez”, señala.
Y será el poema Alta traición, escrito por Pacheco en 1966, incluido en su poemario No me preguntes cómo pasa el tiempo, con el que Del Paso arrancará el discurso de aceptación del reconocimiento que otorgan conjuntamente por tercera ocasión la Universidad Autónoma de Yucatán y la agrupación UC-Mexicanistas.
Ahora dotado con cien mil pesos y presea, la primera edición del Premio Excelencia en las Letras se concedió en 2013 al propio José Emilio Pacheco, quien autorizó que el galardón llevara su nombre; y la escritora Elena Poniatowska fue la primera en recibirlo con esa denominación en 2014.
Fernando del Paso será premiado mañana, a las 12:00 horas, en el Gran Salón del Centro de Convenciones Yucatán Siglo XXI, de la ciudad de Mérida, con lo que arrancan los festejos por sus 80 años.
José Trigo, edición especial
El autor de José Trigo (1966) adelanta que la publicación de una edición especial de esta su primera novela, por parte del Fondo de Cultura Económica, es otra de las actividades con las que se celebrará su cumpleaños; además de un homenaje en el Palacio de Bellas Artes.
, según le han notificado.
El autor del largo ensayo Bajo la sombra de la historia, cuyo primer tomo fue publicado en 2011, considera que todas sus obras tienen buena presencia en las librerías mexicanas y dice que se siente completo porque también ha podido dar a conocer sus pinturas y dibujos.
Pero aclara que, aunque lo visual lo atrajo desde niño, la imagen nunca le ha ganado a la palabra en su corazón. “La palabra es más importante”.
Y expresa su deseo de volver a viajar, cuando se recupere, para visitar dos países en especial: Egipto y la India, que siempre ha añorado conocer “por su riquísima tradición”.
Apuesta por la lectura
Poner en el centro a la lectura y al libro, pero también a la ciencia y al deporte, son los objetivos que mueven a la Feria Internacional de la Lectura Yucatán 2015, que comienza mañana en Mérida, donde se llevará a cabo hasta el 15 de marzo.
Con un presupuesto, entre apoyos en especie y en efectivo, cercano a los 20 millones de pesos, la Filey espera rebasar en su cuarta edición los seis millones de pesos en ventas y los 170 mil visitantes que alcanzó el año pasado.
La UNAM y el Gobierno de la Ciudad de México serán los invitados de honor, instituciones que, además de ser parte de los 140 expositores de libros, han conformado un programa académico y artístico con actividades de divulgación de la ciencia, ciclos de cine, conciertos y hasta una carrera ciclista de 52 kilómetros.
Rafael Morcillo López, director de la feria, destaca la visita de más de 16 mil niños y jóvenes de diferentes municipios yucatecos, que ya están inscritos, quienes tendrán un encuentro con escritores en el programa “Que te lo cuente”, para que “se enamoren de sus lecturas”.
Comenta que también se consolida el programa “La Filey en tu municipio”, que este año convoca a 180 mil jóvenes que han recibido previamente vales para comprar los libros que prefieran, patrocinados por diversas empresas e instituciones.
Este carácter social y popular de la feria se reforzará con la exposición Rius para principiantes, que reúne 200 dibujos y caricaturas del historietista Eduardo del Río, aportada por el Museo del Estanquillo, de la Ciudad de México, y curada por Rafael Barajas El Fisgón, en el marco de los festejos de los 80 años del autor de la clásica historieta Los Supermachos.
La Secretaría de Cultura capitalina llevará un Libro-Club y sus programas de fomento a la lectura. Y la UNAM exhibirá en su stand de 172 metros cuadrados lo más destacado de su catálogo editorial: alrededor de seis mil ejemplares de casi dos mil títulos, entre libros y publicaciones periódicas.
El acto inaugural estará a cargo de la actriz y cantante Astrid Hadad y el cierre lo marcará el Salón CD-MX, un baile con ritmos afroantillanos.
Entre los escritores que participarán destacan Enrique Krauze, Margo Glantz, Néstor García Canclini, Sabina Berman, Raúl Renán, Fabio Morábito, Elena Poniatowska, Alberto Ruy Sánchez, Paco Ignacio Taibo II, Jorge Castañeda, Sara Sefchovich, Carlos Martínez Assad y Juan Domingo Argüelles.
Huxley y su penuria mexicana
El vía crucis que vivió el novelista y ensayista inglés Aldous Huxley (1894-1963) en nuestro país se retrata en el libro Más allá del Golfo de México, que acaba de publicar el FCE con un “anti-prólogo” del escritor Hernán Lara Zavala.
Este título, que originalmente se publicó en 1934 como Beyond the Mexique Bay, se presentará en la cuarta Feria Internacional de la Lectura Yucatán, el 11 de marzo a las 20:00 horas, en el Salón Ek Balam, con los comentarios del propio Lara Zavala y Édgar Krauss.
Este libro relata las experiencias de Huxley en América Central, a lo largo de un viaje que hizo en 1933 que lo llevó por el Caribe, Guatemala, Honduras, Venezuela y México, buscando respuestas a la crisis económica y moral de la sociedad de su tiempo, tras el colapso financiero mundial de 1929.
Lara Zavala reflexiona en torno a que “un extranjero tiene el derecho a criticarnos, pues la mirada ajena refleja una sana distancia de la cual siempre podemos aprender algo”.
El propio Huxley reconoce que su viaje a México no le produjo placer, sino dolor. Y Lara concluye que “si algo podemos aprender de su lectura es la preocupación de un novelista por un problema social que resultaba inevitable”. Leer dicha obra, añade, “tiene sentido por la luz que puede arrojar sobre la novela que el propio Aldous escribió en 1936, Ciego en Gaza, en la que intenta recuperar en términos literarios sus desconcertantes experiencias mexicanas.