Greenpeace pidió a Japón que abandone sus planes para reactivar las centrales nucleares, y le urgió a promover energías renovables y a fijarse objetivos concretos en este sentido en línea con los de Alemania y la Unión Europea (UE).
La organización ecologista hizo esta demanda al Ejecutivo nipón cuando se aproxima el cuarto aniversario de la catástrofe nuclear de Fukushima, y ante la visita a Japón de la canciller alemana, Angela Merkel, que tendrá lugar entre los próximos días 8 y 10.
El viaje de Merkel servirá para preparar la cumbre del G7 que se celebra en junio en Alemania, y en la que se tratará la lucha contra el cambio climático, entre otros asuntos.
El gobierno nipón estudia actualmente fijar la proporción de energía nuclear entre el 15 y el 25 por ciento de su producción energética total para 2030, un porcentaje que Greenpeace calificó de «poco realista», en un comunicado.
Según la organización ecologista, Japón no alcanzaría esa proporción de producción energética nuclear ni siquiera activando todas sus centrales nucleares que permanecen apagadas desde el accidente nuclear de marzo de 2011.
Greenpeace también criticó el aumento del uso de combustibles fósiles por el que ha optado Japón para sustituir a la energía nuclear, mientras se prepara para la reactivación de las plantas atómicas que cumplan con la nueva normativa de seguridad post-Fukushima.
«La política pro-nuclear del primer ministro Shinzo Abe no tiene credibilidad y socava las inversiones en las renovables, a pesar del enorme potencial de estas fuentes de energía en Japón», señala la organización ecologista.
Por ello, Greenpeace pide al Ejecutivo nipón que siga el ejemplo de Alemania y opte por «reestructurar totalmente su política energética para construir un futuro con energías limpias».
Tras la crisis nuclear de Fukushima, el gobierno alemán decidió desactivar los 8 reactores del país y aprobó un plan para abandonar totalmente la energía atómica a partir de 2022.
Asimismo, Berlín se marcó el objetivo de rebajar sus emisiones de gases de efecto invernadero en un 40 por ciento para 2020, en comparación con los niveles de 1990.
Los objetivos alemanes son aún más ambiciosos que los de los Veintiocho, que acordaron reducir en un 20 por ciento sus emisiones de CO2 para 2020 y elevar a esta misma proporción el porcentaje de producción energética procedente de fuentes renovables.
Por su parte, -Japón quinto mayor emisor del mundo de gases de efecto invernadero- ha modificado sus objetivos sobre cambio climático y prevé que para 2020 sus emisiones contaminantes sean un 3 por ciento mayores que en 1990.