Es innegable, el clima condiciona nuestra salud, pero casi nunca pensamos en ello al escoger el destino turístico, pues generalmente seguimos las preferencias de los chicos o el deseo de visitar a familiares. Las siguientes son algunas recomendaciones para elegir el mejor escenario en este periodo de vacaciones.
Aunque poca gente lo hace, una buena recomendación sería hablar con el médico de cabecera para saber cuál es el destino que más conviene a nuestra salud, ya que ésta se puede ver afectada por la altitud y el clima, así sea desarrollando enfermedades o exacerbando padecimientos de tiempo atrás. De cualquier forma lo que se busca con las vacaciones es que mejore nuestra salud y no que empeore; pero, ¿qué es lo más recomendable?
Datos de una investigación realizada por el Instituto Nacional de Meteorología de Madrid, en España, señalan que permanecer, así sea por unos días, debajo de los 10° C o bien por encima de 26° C aumenta las posibilidades de sufrir un infarto al miocardio (tejido muscular del corazón). Por otra parte, hay zonas que por su clima seco, como en las ciudades de gran altitud, resultan muy recomendables para quienes sufren asma o artritis, siempre y cuando no se sienta demasiado frío. Es conocido también que los días nublados y de bajas temperaturas son propicios para la depresión y, en casos extremos, suicidios.
Es un hecho que simplemente con «cambiar de aires» se promueve un ambiente de descanso. Sin embargo, algunos de nuestros padecimientos deben hacernos pensar hacia dónde dirigir el objetivo vacacional, por lo cual en seguida haremos mención de los males más comunes y la influencia que reciben de clima y altitud:
Enfermedades cardiovasculares. Las personas que padecen problemas del corazón deben evitar los lugares donde la presión atmosférica sea demasiado baja, como las zonas montañosas. Las condiciones más benéficas se dan en las zonas costeras y en las de altura media.
Presión arterial. La altura influye notablemente en ella, por eso quienes padecen hipertesión (que tiende a aumentar) deberán vacacionar en sitios al nivel del mar y, por el contrario, ir a sitios altos quienes tienden a sufrir presión baja (hipotensión).
Reumas. Este término engloba a todas las enfermedades que ocasionan dolores articulares, para las cuales son adecuadas las zonas costeras de clima cálido, o bien seco; debiéndose alejar de climas fríos y zonas altas.
Trastornos circulatorios. Las personas que sufren várices o ulceraciones (pequeñas heridas en las piernas que complican su cicatrización por deficiente circulación) deben evitar los climas demasiado calurosos, ya que éstos sobrecargan las extremidades. Para ellas es más recomendable visitar ciudades con climas más bien fríos o templados.
Vías respiratorias. El ambiente ideal para quienes sufren bronquitis (inflamación de los bronquios) son las zonas de montaña, siempre que no sean muy frías y no tengan cambios climáticos bruscos; procurando no acercarse demasiado a las flores que estén en periodo de polinización, pues el compuesto que desprenden puede agravar los problemas. Para quienes sufren asma están aconsejados los sitios húmedos, como las costas, en tanto que si se padece alguna clase de alergia es muy importante determinar de qué tipo se trata para saber a dónde ir, de forma que si el origen de la enfermedad es el polvo u hongos es aconsejable viajar a la montaña, pero si la causa es el polen, prefiera la costa. Finalmente, vale la pena mencionar que la playa tiene un aporte más, el yodo presente en el aire, el cual fortalece al sistema respiratorio.
Aunque no es un padecimiento, no puede dejarse de lado el periodo de embarazo. Salvo que se sufra alguna de las enfermedades antes mencionadas, para la mujer gestante no hay restricciones de ningún tipo en cuanto al sitio para vacacionar, aunque no deben descuidarse aspectos importantes. Por ejemplo, dada la inestabilidad hormonal durante este periodo algunas regiones del cuerpo (particularmente frente, pómulos y labio superior) son susceptibles al contacto con los rayos solares provocando manchas, afección que científicamente se denomina melasma y que popularmente se conoce como «paño» o cloasma.
A manera de protección en el cutis, basta utilizar una crema con índice de factor de protección superior a 30 o 40. Ahora bien, si su objetivo es visitar la playa o lugares nevados, tenga en cuenta que en estos sitios el efecto solar incrementa su potencia, por lo cual deberá usar protector solar más potente.
¿Arriba o abajo?
Si nuestra salud no es una restricción para elegir qué hacer estas vacaciones, posiblemente haya otros conceptos que le hagan decidirse, de los cuales hablaremos en seguida:
Playa. Tal vez la primera imagen que nos viene a la mente al escuchar la palabra vacaciones sea recostados en la arena, tomando el Sol y teniendo como fondo el mar; deliciosa manera de descansar, no obstante, este tipo de sitios ofrecen actividades tan recreativas como benéficas a la salud.
Ejemplo de ello es la práctica de natación, catalogada como una de las disciplinas deportivas más completas, ya que llevarla a cabo implica esfuerzo moderado pero continuo que fortalece considerablemente a los pulmones, además de que estimula la circulación, por lo que la sangre transporta más oxígeno al cerebro y a todo el organismo en general. Asimismo, se pone en funcionamiento a prácticamente todos los músculos del cuerpo, consiguiendo que paulatinamente adquieran mayor firmeza. Otra posibilidad la representa el buceo, el cual se considera un ejercicio aeróbico, es decir, consume cantidad apreciable y continua de oxígeno para que grandes masas musculares puedan utilizar las grasas como combustible.