Remanentes de supernova, la mejor forma de morir de una estrella

Con la precisión de un forense estelar, Pablo Velázquez Brito, del Instituto de Ciencias Nucleares (ICN) de la UNAM, estudia los cadáveres estelares o restos de las estrellas que mueren.
Se trata de un proceso que deja rastros -conocidos como remanentes de supernovas (RSN) – los cuales constituyen laboratorios naturales en el cielo que permiten analizar el plasma (gas) en condiciones extremas que son difíciles de lograr en laboratorios terrestres.
En sus indagaciones, Velázquez Brito utiliza equipos de cómputo de alto rendimiento en los que ejecuta programas de simulación con alta resolución espacial-temporal de los datos astronómicos obtenidos de telescopios espaciales, con la finalidad de observar detalles cada vez más finos de los RSN.
Con algoritmos matemáticos depura el ruido generado en la recolección de datos, para crear imágenes nítidas que contribuyen al análisis de las supernovas.
Este estudio ha contribuido a la rama médica, pues con la misma técnica se puede mejorar la calidad de las imágenes para detectar tumores a tiempo, así como realizar tomografía o resonancia magnética nuclear, señaló el doctor en física de plasmas.
Una supernova es la mejor forma de morir para las estrellas.
Una gigantesca explosión que produce hermosos destellos de luz de colosal intensidad y finaliza con una onda de choque que propaga su material por el espacio, barre lo que se encuentra a su paso y calienta el medio estelar.
Con un núcleo fulgurante, en cuyo alrededor gravita un envolvente rico en elementos químicos producidos en el interior de la estrella, los restos de la supernova resplandecen coloridos y simulan un tenue algodón de azúcar, esponjado y asimétrico.

«Esta explosión alimenta el espacio interestelar con carbono, oxígeno y silicio (entre otros). Miles de millones de años después quizá un organismo se forme por este carbono, respire oxígeno y lea en una computadora con chips de silicio…», replicó Velázquez Brito.

Las simulaciones permiten reconstruir la historia del objeto, entender los fenómenos físicos que lo formaron y develar cuál fue su origen; asimismo, nos permitirían predecir la posterior evolución del objeto.

«A partir de las observaciones y las simulaciones, que se complementan mutuamente, se resuelven las ecuaciones de dinámica de gases que son la de conservación de masa, la de conservación de momento, la conservación de energía, más una ecuación de estado, como la de gases ideales», concluyó.