Galería de Arte Mexicano festeja su 80 aniversario

En el sótano de una casona porfiriana ubicada en Abraham González, en la colonia Juárez, y con apenas unas cuantas pinturas, la Galería de Arte Mexicano (GAM) abrió sus puertas como un experimento que bien aprovechó el incipiente mercado para convertirse en una suerte de refugio de los artistas modernos. Fue el 7 de marzo de 1935, hace ocho décadas, cuando inició con óleos de Diego Rivera, José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros.
Su exposición inaugural la integraron Dr. Atl, Angelina Beloff, Miguel Covarrubias, Francisco Díaz de León, Manuel Rodríguez Lozano, Rufino Tamayo, Alfredo Zalce quienes confiaron su obra en manos de Carolina Amor, fundadora de la galería quien apenas cuatro meses después la heredó a su hermana Inés.
El espacio se transformó en el punto de encuentro de los creadores que buscaban no sólo una puerta de salida para su obra, sino un lugar de discusión y análisis de sus propios trabajos, y en la GAM además de venta de pintura, se realizaban tertulias, sesiones de dibujo con modelo y reuniones de amigos, quienes a la vez legitimaron el negocio precursor en la Ciudad de México.
“Lo que es sorprendente es que en esa época su visión era muy visionaria, porque en el país no existía ni el concepto de galería, la gente no entendía qué era. Y a la gente le costaba trabajo entender el arte mexicano, porque la burguesía de ese momento compraba el paisaje francés, y Diego Rivera o Frida Kahlo les parecían espantosos”, recuerda Mariana Pérez Amor, hija de Inés Amor.
Antes del nacimiento de la GAM existieron dos proyectos de galería en la ciudad; primero el espacio de Emilio Amero, maestro litógrafo, quien ocupó un local en la calle Orizaba en 1932 pero cerró casi enseguida. También en la tienda de decoración de Eduardo Méndez, ubicada en el Centro, se exhibía y vendía obra sin mayor éxito; finalmente Alberto Misrachi abrió una librería y ofrecía pintura de artistas mexicanos e internacionales.
Fueron espacios que debieron cerrar pronto ante la escasez de compradores. La diferencia, señala Pérez Amor, de la galería de las hermanas Amor fue la cercanía con los artistas que trataron como colaboradores, en algunos casos incluso fundadores tal sucedió con Diego Rivera que convidaba a jóvenes pintores a acudir a la galería.
A diferencia de su hermana, Inés Amor consiguió en pocas semanas sus primeras ventas: una pintura de Carlos Mérida en 140 pesos, una acuarela de Rufino Tamayo en 64 pesos, otra acuarela de Gutiérrez Otero en 54 pesos y dos álbumes de Goya.
“Inés empieza a conocer a muchos coleccionistas, a directores de museos internacionales y curadores, y también tuvo la suerte de que ellos empiezan a ver a México luego de la guerra en Europa, fue cuando Estados Unido voltea a México y miles de coleccionistas se vuelcan hacia los artistas mexicanos”, señala en entrevista quien dirige la galería junto con Alejandra Yturbide, ahora en una antigua casa en la colonia San Pedro de los Pinos, que habitan desde 1989.
Refugio de vanguardias
La mayoría de los artistas cuyas obras hoy rompen récords en subastas y atiborran museos en el extranjero, eran minimizados si su trabajo no era mural; también por su vínculo con el comunismo e ideas políticas como el caso de Orozco y Rivera. “La gente que tenía posibilidades de comprar no tenía el gusto por el arte mexicano, les parecía tremendo como Las dos Fridas de Kahlo, no la apreciaban”, comenta la galerista al recordar que su madre viajaba en tren de la Ciudad de México a Chicago con 60 cuadros para ofertar a coleccionistas extranjeros.
En un intento por difundir la obra, la galería se caracterizó por organizar exposiciones colectivas aun cuando la venta no fuera buena; una de las más recordadas es Exposición Internacional de Surrealismo en 1940 organizada por Wolfgang Paalen, César Moro y André Breton desde París con 109 piezas de artistas mexicanos e internacionales.
Desde entonces ha presentado más de mil 500 exposiciones: “La galería es desde su inicio un refugio y creo que su ventaja fue que cuando empiezan los nuevos lenguajes, las vanguardias, la galería no se estanca en su visión y se adapta a las nuevas propuestas, a las nuevas generaciones”.
Su catálogo actual lo integran 37 artistas desde los modernos como Pedro Coronel, María Izquierdo, Gunther Gerzso, Mathias Goeritz, Joy Laville, Carlos Mérida y Francisco Toledo; hasta los contemporáneos Jan Hendrix, Abel Quesada Rueda, Ricardo Regazzoni, Mary Stuart, entre otros.
Para Pérez Amor, quien trabaja en la galería desde los 18 años de edad, abrir la galería a las vanguardias, a lenguajes nuevos, es una de las razones que la ha mantenido activa. “Los grandes ven con terror lo que viene porque las nuevas generaciones asustan pero nosotros vemos importante ese equilibrio entre el pasado, el presente y el futuro porque no existiría este presente si no hubiera ese pasado con artistas impresionantes que abrieron brecha”.
En años recientes la galería también ha servido como centro de investigación, pues desde la primera exposición y primera venta se ha conservado los registros de las obras que entran y salen lo que hoy conforman un archivo documental de cartas, fotografías, fichas de obras, catálogos, libros, recortes de prensa que trazan el desarrollo de la escena del arte mexicano del siglo XX.
Para su festejo presentan una colectiva con la mayoría de sus artistas, aunque la celebración oficial se hará en marzo próximo. “Festejamos todos los días con el simple hecho de venir todos los días, pero abriremos esta colectiva para mostrar lo que tenemos”.
Celebran
Para su festejo la GAM presentará una colectiva con la mayoría de sus artista.