En el marco de la Jornada Mundial por los Enfermos, que fue convocada por el pontífice romano Francisco para realizarse a partir del 11 de este mes, la Arquidiócesis de San Luis Potosí convocó a la feligresía y a la clerecía a la adopción de cuatro compromisos frente a quienes han visto quebrantarse su salud.
Acudir, servir, acompañar y solidarizarse con los enfermos; no sólo con los que padecen enfermedades del cuerpo, sino también con aquellos que se encuentran sujetos a la más grave y frecuente de las enfermedades sociales: la soledad que conduce a la depresión, al desánimo y la desesperanza.
El canciller diocesano Benjamín Moreno Aguirre reconoció en el entorno la labor que realizan los médicos, las enfermeras y los cuidadores de enfermos y conminó a la comunidad para que se sensibilice al respecto de la necesidad de atención que tienen aquellos que han perdido la salud, quienes padecen enfermedades diversas, incluso terminales, como el cáncer, pero también con aquellos que sufren depresión.
Dijo que desafortunadamente, con frecuencia, se tiene conocimiento de ancianos abandonados por sus hijos, reducidos a la soledad, a la desesperanza, al desánimo por la falta de humanidad de aquellos seres que engendraron.
Convocó a cesar en estas actitudes egocentristas, a abandonar los pretextos y a salir de la indiferencia para “hacer algo por los enfermos”.
El sacerdote subrayó la necesidad de desterrar estas actitudes que merman a las personas que se empecinan en sostenerlas y dañan a aquellas que en su entorno reclaman de un gesto humanitario.